En un año marcado por aperturas fuertes, proyectos que apostaron por formatos consolidados y otros que pusieron el foco en una lectura muy propia del producto o del barrio, Buenos Aires volvió a mostrar por qué es una de las escenas gastronómicas más activas de la región. Entre decenas de nuevas propuestas, algunos proyectos se destacaron no solo por su cocina, sino por la claridad de sus conceptos, la identidad de sus equipos y la manera en que lograron conectar con un público cada vez más curioso y atento a las ideas que realmente aportan algo nuevo.
Desde cocinas con nombre propio hasta bistrós que revalorizan lo clásico, parrillas que reinterpretan la tradición, barras que proponen una forma distinta de comer y hasta helados que llevan la gastronomía del restaurante a la vereda.
Estos diez nombres no buscan abarcar todo lo que pasó, pero sí dibujan un mapa posible de este año gastronómico: una forma de leer qué interesó, qué sorprendió y cómo se perfila la escena foodie de Buenos Aires para 2026.
Tegui Café / Tegui Barra: la apuesta a una reapertura escalonada

La reapertura progresiva de Tegui marcó uno de los movimientos más relevantes del año. Cuatro años después del cierre de su icónico restaurante, el chef Germán Martitegui regresó con una estrategia dividida en etapas. Primero abrió Tegui Café en agosto: un espacio de café, pastelería y panificados con mesas al aire libre y una carta pensada para el consumo diario. Recientemente sumó Tegui Barra, que invita a explorar una nueva propuesta dentro del universo Tegui, y anticipa el relanzamiento de su propuesta fine dining para 2026.
“Tegui vuelve a pedido de la gente. Por eso decidí hacerlo y volver ampliando la propuesta en distintas facetas. Mis hijos ya están más grandes y yo puedo volver al concepto de Tegui con la pasión de siempre”
Este enfoque de café, barra y futuro restaurante de autor le da a Tegui una nueva dimensión: adapta la marca a diferentes momentos del día, moderniza su propuesta sin perder su impronta y demuestra cómo se puede reinventar con criterio y flexibilidad.
Qué pedir: entre los dulces de Tegui Café se destacan las tartas de banana y mango, o los “cubos” laminados de dulce de leche y crema pastelera; y entre lo salado, un grilled cheese o un waffle de chipá para un brunch rápido. En Tegui Barra, los rilettes de trucha o el paté de ave con especias o moras son ideales para acompañar su coctelería de autor.
Rodríguez Peña 1973, Recoleta | Instagram: @tegui_casa
Trocca: un nuevo capítulo lejos del circuito foodie

Trocca reabrió este año con un movimiento que sorprendió a la escena porteña: el chef decidió llevar su cocina a Villa Pueyrredón, un polo cero foodie, alejado de los corredores gastronómicos tradicionales. La apuesta no es menor. En un momento en que la mayoría de las aperturas se concentran en Palermo, Colegiales o Chacarita, Trocca eligió exactamente lo contrario: un destino donde la gastronomía no dicta el ritmo del barrio. Ese contraste es, justamente, lo que vuelve aún más interesante la apertura.
La propuesta mantiene el sello Trocca, pero adaptada a una dinámica más relajada, con un comedor luminoso y un servicio que busca recuperar la idea de salir a comer sin apuro ni escenografía.
Qué pedir: para empezar, alguna de las entradas vegetales, como la remolacha asada con krein y pecorino o la ensaladilla andaluza con langostino confitado. En los principales, el pescado pochado con vegetales de estación o los paccheri con tomate y albahaca, platos que resumen la cocina de Trocca: técnica clara y sabores reconocibles. Para el final, pavlova de frutas o arroz con leche con duraznos asados.
Griveo 3304, Villa Pueyrredón | Instagram: @trocca.resto
El Preferido Helados: cuando el restaurante marca el camino

La apertura de El Preferido Kiosco de Helados llega justo al inicio de la temporada alta y funciona como una de las señales más interesantes del año dentro de la escena dulce porteña. Consolida una tendencia que empieza a tomar fuerza en Buenos Aires: restaurantes que trasladan su estándar gastronómico al universo del helado y lo sacan a la calle, en formato de kiosco.
La propuesta retoma sabores que ya formaban parte del restaurante de Pablo Rivero y Guido Tassi, y los ordena en una carta breve y clásica. El formato también es parte del mensaje: servicio en bocha, vasito o cucurucho, precios alineados al mercado y un horario extendido (de 12 a 01 hs) que recupera la idea del helado como consumo cotidiano y nocturno.
Qué pedir: el chocolate amargo elaborado a partir de nibs de cacao, los frutales de estación como limón, frutilla o damasco, y las cremas tradicionales como sambayón, dulce de leche o crema Jersey que sintetizan el espíritu del proyecto.
Guatemala 4785, Palermo | Instagram: @elpreferidokioscodehelados
Presencia: la apuesta europea que reaviva el fine dining

Presencia irrumpió en 2025 transformando una clásica esquina de Recoleta, frente al Palacio Duhau, en un espacio de más de 1.000 m² que articula fine dining y cafetería con un diseño cuidado: manteles blancos, cristalería fina, salones luminosos y ventanales que asoman a los árboles y edificios franceses del barrio.
El proyecto nació de los hermanos holandeses Niels y Bente Houweling, quienes buscaban combinar el estilo europeo con la hospitalidad porteña. Eligieron como chef a Rodrigo Da Costa (ex Le Rêve), para dar forma a una carta refinada, basada en producto de estación, técnica precisa e inspiración en la cocina francesa.
Qué pedir: para empezar, la burrata con gazpacho blanco o el steak tartare con emulsión de yema y tuile de parmesano. Entre los principales, la merluza negra con puré de pastinaca y beurre blanc o el magret de pato son de las preparaciones más solicitadas por quienes buscan una experiencia de fine dining.
Montevideo 1789, Recoleta | Instagram: @presenciarestaurant
Territorio Aura: la mirada sobre los sabores argentinos

Inaugurado en noviembre, Tierra es la segunda etapa gastronómica de Territorio Aura. Si Agua, la primera etapa abierta en mayo, trabajaba la frescura, este nuevo espacio sube un piso -literal- y baja el tono hacia una cocina más profunda, cálida y terrestre. Se consolida como un proyecto que articula cocina, arte y naturaleza en un mismo relato, y Tierra reafirma esa identidad con una sensibilidad distinta.
La nueva carta fue creada por los chefs Martín Sclippa y Estefanía Maiorano. Se apoya en sabores argentinos, cocciones lentas, carnes y vegetales trabajados con foco en el producto. La ambientación acompaña esa idea: materiales nobles, tonos cálidos, luminarias hechas con troncos del monte cordobés y una nube vegetal suspendida sobre la barra que refuerza el vínculo entre cocina y territorio.
Qué pedir: para empezar, las mollejas con espárragos, palta, yogur y hierbas son una buena intro a la propuesta. También vale la pena probar el pollo asado con dátiles y boniato al rescoldo, o el bife de chorizo con berenjenas y romesco.
Lafinur 3286, Palermo | Instagram: @territorioaura
Gaucha: la revalorización de la identidad argentina

También abierto en noviembre, Gaucha llegó con una premisa clara: volver a poner en primer plano la cocina argentina desde el producto y el fuego. En un año donde muchas aperturas apostaron por conceptos más elaborados o globales, este proyecto se destaca por releer la tradición del asado y la cocina criolla con técnicas de alta gama, producto y estacionalidad.
Bajo la dirección del chef ejecutivo Juan Carlino, la propuesta articula cocciones a la brasa y cortes trabajados con precisión. Panes, embutidos y preparaciones clásicas conviven con una ejecución contemporánea, en una parrilla que entiende a la identidad argentina como algo en constante revisión.
Qué pedir: el menú de 14 pasos es una buena puerta de entrada para entender el concepto de Gaucha y su lectura del fuego y el producto. Costillar al asador, tapa de cuadril o el bife ancho expresan el corazón del proyecto. El cierre, con flanes, budines y postres clásicos, recupera sabores familiares y afectivos.
Nicaragua 6044, Palermo, CABA | Instagram: @gaucha_bsas
Silvino: un bistró contemporáneo que vuelve a poner en valor lo clásico

Silvino abrió en agosto en Chacarita y marca el regreso del chef Gaspar Natiello (ex Ajo Negro) a una cocina más íntima y directa. En un contexto donde los bistrós vuelven a ganar protagonismo en Buenos Aires, el proyecto se inscribe en esa línea: espacios pequeños, cálidos, con una propuesta reconocible que prioriza el producto, la estacionalidad y el placer de comer bien, sin excesos formales.
La cocina lleva con claridad el pulso de Natiello. Su mirada parte de recetas clásicas que son reinterpretadas desde la técnica: fondos bien trabajados, caldos, mantecas, emulsiones y salsas que sostienen los platos sin tapar al ingrediente principal. Hay pocos elementos en el plato, pero una atención minuciosa al punto, la textura y el equilibrio, con fuerte presencia de pescados, mariscos y vegetales de estación.
Qué pedir: el paté de pollo con dulce de peras y pickles funciona como una síntesis del espíritu de la casa. Entre los principales, los chipirones a la amatriciana con papa cascada o los cavatelli con sopa de cebollas, hongos y ricota asada muestran el peso de las salsas y los fondos en la propuesta. Para cerrar, “la parte rica del flan” ya se consolidó como uno de los postres más pedidos.
Guevara 421, Chacarita | Instagram: @silvinoquerido
7- Berria by Sagardi: el creciente interés por la carne madurada

La apertura de Berria by Sagardi en Palermo se inscribe entre las más relevantes del año por dos motivos. Por un lado, consolida una nueva apuesta del Grupo Sagardi y confirma que Buenos Aires sigue siendo una plaza atractiva para proyectos internacionales con identidad fuerte. Por otro, pone en primer plano una mirada más profunda sobre el fuego y la materia prima, con especial foco en la carne de vaca vieja y los tiempos de maduración.
El corazón del restaurante es una parrilla Josper diseñada especialmente para el proyecto, desde donde se trabaja cada corte con precisión y conocimiento. El txuletón de vaca vieja, madurado durante varias semanas, no aparece como gesto de moda sino como expresión de un cambio que empieza a verse en el público local: comensales cada vez más atentos al origen, al tiempo y al punto justo, más allá del nombre del corte.
Qué pedir: el txuletón de vaca vieja sintetiza el espíritu de la propuesta; los arroces al fuego acompañan bien la experiencia. Para cerrar, la tarta vasca mantiene el tono clásico de la casa.
Dorrego 2180, Palermo | Instagram: @berriasagardi
Burdo: cocina reconfortante con técnica en una esquina histórica

Burdo llegó este año a Colegiales reabriendo una esquina gastronómica emblemática del barrio y transformando una casa antigua reciclada en un restaurante donde la cocina y el vino son protagonistas. En ese gesto de recuperar un espacio que estuvo años sin actividad hay tanto sentido de lugar como en la propuesta: sabores familiares, trabajados con ejecución precisa.
Al frente está la chef Lucila Rodríguez, formada con Narda Lepes y con experiencia en Casa Parra, quien lidera una carta corta y sólida construida a partir de producto cuidado y técnicas claras. El salón amplio, la cocina a la vista y la cava subterránea con más de cien etiquetas terminan de darle forma al proyecto.
Qué pedir: los buñuelos con salsa de queso azul y el pan chato relleno de brie y cebolla caramelizada con ajo miel resumen bien el espíritu del lugar. Entre los principales, el cordero braseado con puré de batata y chimichurri o la pata muslo confitada con puré, morrones asados y ensalada de hierbas sostienen ese equilibrio entre tradición y técnica.
Delgado 1199, Colegiales | Instagram: @burdo.resto
IKI Barra Japonesa: la experiencia en la barra

La apertura de IKI en Núñez se inscribe en una de las tendencias más visibles de los últimos años en Buenos Aires: el crecimiento de barras japonesas donde la experiencia se organiza alrededor del producto fresco y del trabajo del itamae a la vista. No es un omakase tradicional, sino una barra japonesa contemporánea que trabaja con menú a la carta y pone el foco en la pesca del día y en una cocina precisa, sin sobreintervención.
La barra funciona por orden de llegada y concentra el pulso del lugar, mientras que una mesa para cuatro a seis personas permite reservar para quienes prefieren una dinámica más clásica. Trucha, pescas nacionales, vieiras y langostinos se trabajan con arroz preparado en el momento, nori recién abierto y cortes limpios. IKI dialoga con un público cada vez más interesado en entender el producto, su origen y su tratamiento, y en experiencias donde la técnica se vuelve parte visible del acto de comer.
Qué pedir: hand rolls del día según la pesca disponible, nigiris de pesca nacional o langostinos, y el chirashi (bowl de arroz de sushi con distintas pescas del día), que resume bien la propuesta de la casa.
Av. del Libertador 7290, Núñez | Instagram: @ikibarrajaponesa
Del Río Cantina: la cantina porteña en clave actual

Del Río Cantina abrió en septiembre de 2025 sobre el boulevard de Saavedra con una idea clara: recuperar el espíritu de la cantina porteña y llevarlo a un registro contemporáneo. No busca "jugar" al bodegón clásico sino reinterpretarlo, con un formato más cuidado, dos plantas, ambientes diferenciados y una estética cálida.
La cocina acompaña esa lógica. Hay recetas caseras, sabores reconocibles y una ejecución precisa que pone el acento en las pastas artesanales, eje central de la carta, junto a minutas tradicionales revisitadas con técnica y buen producto. En un año donde muchas aperturas miraron hacia cocinas del mundo, Del Río aparece como una lectura local, cómoda y bien resuelta.
Qué pedir: los ñoquis gratinados con crema de provolone y los panzottis de espinaca, provolone y nueces con crema de azafrán expresan bien el concepto. Para empezar, las croquetas de hongos o la provoleta de la casa funcionan como guiño directo a la cantina.
Av. García del Río 2957, Saavedra | Instagram: @delriocantina












