En medio del debate por la reforma de la Ley de Glaciares, que ya obtuvo dictamen en el Senado y continuará su tratamiento en el mes de febrero, Forbes acudió a uno de los especialistas con mayor experiencia en el tema para aclarar todas las dudas sobre un potencial riesgo ambiental.
Con 40 años de trayectoria en los Estados Unidos, el geólogo experto en glaciares, Andrés Meglioli, explica cómo se evalúa el aporte hídrico de los glaciares en otros países, por qué el Inventario Nacional quedó inconcluso y de qué manera se compatibiliza el desarrollo minero con el cuidado de las reservas hídricas.
¿En qué consiste tu trabajo?
El hielo es un material muy interesante porque es plástico y se deforma, por eso su estudio entra dentro de nuestra disciplina. Yo me dedico al mapeo de glaciares, su distribución, características y comportamiento.
¿Hace cuántos años que trabajás en este tema?
Me gradué en la Universidad Nacional de San Juan. Hice mi tesis en el glaciar Tronador, en Bariloche, en 1982, estudiando glaciares activos. Desde entonces trabajo en temas glaciares. Luego estudié glaciaciones antiguas en Patagonia y en el hemisferio norte. Me fui a Estados Unidos en 1986 y sigo trabajando allí desde hace casi 40 años.
¿Tu trabajo está relacionado con la industria minera?
Sí. El tema glaciar es fundamental para la industria minera, no solo en Argentina sino también en países como Estados Unidos y Canadá. En esos países el enfoque es estrictamente hídrico: si un proyecto no impacta el sistema hídrico ni en la sustentabilidad del agua, no se lo restringe. En Argentina, en cambio, el enfoque se desplazó hacia la protección del glaciar como forma, sin cuantificar necesariamente su aporte real al sistema hídrico.
¿Ahí ves una falencia en la ley actual?
Sí. La intención original de la ley era proteger el origen del agua, pero con el tiempo se puso el foco en proteger cualquier glaciar sin evaluar cuánto aporta al régimen hídrico. Esa falta de cuantificación es lo que hoy demora muchos proyectos mineros.
¿Cómo se maneja este tema en otros países?
En Canadá y Estados Unidos se basa en la Ley de Protección Ambiental. Todo proyecto debe presentar una Declaración de Impacto Ambiental, que ya incluye el componente glaciar. En Argentina existe la Ley General del Ambiente, por lo que la Ley de Glaciares termina siendo, en muchos casos, redundante y superpuesta.
¿Cómo se determina si un glaciar cumple una función hídrica relevante?
Esa es una muy buena pregunta y justamente la ley no lo define. Nuestro trabajo consiste en estudiar la distribución de glaciares, su morfología, volumen de hielo y también el permafrost. La ley exige proteger todas las posibles fuentes de aporte hídrico, pero no se ha cuantificado cuánto aportan realmente, ni en Argentina ni en muchos lugares del mundo.
¿En qué etapa está hoy el Inventario Nacional de Glaciares?
Se completó solo la primera fase, que es básicamente un inventario de escritorio usando imágenes satelitales. Falta la verificación en terreno y, sobre todo, la fase más crítica: determinar cuánto aporta cada glaciar al sistema hídrico. Eso no se ha hecho todavía.
El nuevo proyecto de ley propone que esa tarea pase a las provincias. ¿Te parece correcto?
Sí, me parece muy correcto. Nación avanzó poco después de la primera etapa y dejar todo centralizado frenó muchos proyectos. En el mundo, los estudios los pagan las empresas privadas y el Estado controla, supervisa y audita. Eso agiliza los procesos y es lo más razonable.
¿Debería existir un umbral numérico?
Debería haber valores de referencia, pero lo importante es la sustentabilidad hídrica: que un proyecto no quite agua a los usuarios aguas abajo. No es solo un número, sino quién usa el agua, cuánto y con qué valor ecológico y social.
Mucha gente piensa que cuando se habla de glaciares en proyectos mineros, es algo similar al Perito Moreno, cuando se trata de algo completamente diferente. ¿Podés explicar qué es un glaciar de escombros?
Hay glaciares blancos, como el Perito Moreno, y glaciares de escombros o de roca. Estos últimos son masas de roca con hielo entre los bloques. Fluyen muy lentamente y su contenido de hielo puede variar entre un 5% y un 40%. Algunos aportan agua, otros muy poco. Su importancia hídrica es muy variable.
Se suele señalar a la minería como responsable de la falta de agua. ¿Cuál es tu impresión?
Eso no es correcto. En San Juan, por ejemplo, más del 70% del agua se usa en agricultura, muchas veces con sistemas de riego muy ineficientes. Con una mejor gestión del agua, alcanzaría tanto para la producción agrícola como para la minería. Las grandes sequías históricas de Cuyo ocurrieron sin minería. Sin nieve, no hay agua, haya o no minería. Hay lugares donde no hay agua con o sin minería. No es justo culpar automáticamente a la minería. Lo importante es hacer estudios serios, gestionar bien el recurso y proteger a las poblaciones.
¿Cómo se maneja el uso del agua en minería en otros países?
En Chile y Perú se usan plantas desalinizadoras. En Estados Unidos, muchos proyectos directamente no avanzan si no hay agua. El acceso al agua es un factor crítico, nadie desarrolla un proyecto si no puede garantizarlo sin afectar a la población.
Considerando que compartimos cordillera y tenemos un ecosistema similar en zonas mineras. ¿Chile logró equilibrar minería y protección de glaciares?
La minería en Chile comenzó antes de que se comprendiera el impacto del cambio climático. Hoy hay un énfasis fuerte en proteger los glaciares y el recurso hídrico, aunque enfrentan sequías muy severas. Aun así, no se aprueban proyectos que perjudiquen el agua.
¿Qué le dirías a la ciudadanía preocupada por el tema?
Que hoy los proyectos se están trabajando con mucha responsabilidad. Se evita cuidadosamente impactar glaciares, incluso cuando su aporte hídrico no está claro. Las declaraciones de impacto ambiental son muy profundas y de muchos años de estudio. Los glaciares y el permafrost están mapeados, protegidos y considerados en las declaraciones de impacto ambiental. Las instalaciones se ubican lejos de estas zonas. No se va a dejar de proteger el agua.
