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Liderazgo

El "síndrome de la amapola alta": por qué destacar en la oficina puede convertirte en un blanco de críticas

Bryan Robinson, Ph.D.

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Molesta, incomoda o despierta envidia. Cuando alguien se destaca demasiado en el trabajo, las reacciones del resto del equipo pueden ser más hostiles que celebratorias. Una trampa silenciosa que castiga el mérito y empuja al silencio.

15 Noviembre de 2025 08.30

Todos queremos sobresalir en un mercado laboral competitivo y saturado. Pero no es fácil brillar cuando las restricciones son cada vez más duras. La tarea se vuelve aún más complicada en un contexto donde las empresas recortan presupuestos, reorganizan equipos y siguen despidiendo empleados. Como si eso fuera poco, el camino al crecimiento profesional puede chocar con un obstáculo particular: el llamado "síndrome de la amapola alta", una situación en la que los compañeros de trabajo critican, castigan o minimizan tus logros.

Los síntomas del síndrome de la amapola alta

El "síndrome de la amapola alta" remite a una metáfora: la flor que sobresale en un campo parejo corre el riesgo de ser cortada. El término nació en Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido, y se usa para describir situaciones en las que compañeros de trabajo castigan de forma sutil a quienes se destacan por su alto rendimiento. Esas sanciones suelen manifestarse con críticas, resentimiento o intentos de desvalorizar sus logros.

Las consecuencias pueden incluir exclusión, falta de reconocimiento o una minimización deliberada del aporte profesional. En otras palabras, el mensaje que reciben quienes buscan crecer dentro de una organización es claro: "Entusiasmado, con ganas de ascender, mejor no sobresalgas más que el resto, o te haremos pedazos". Este tipo de reacciones funciona como una barrera que frena a los empleados prometedores, especialmente cuando se trata de personas jóvenes, recién llegadas o pertenecientes a grupos históricamente marginados.

Vi cómo el "síndrome de la amapola alta" aparece como una lucha de poder dentro del trabajo. Suele manifestarse cuando empleados con más antigüedad dirigen su malestar hacia colegas ambiciosos. Pasa, por ejemplo, con mujeres a las que señalan con frases como: "Se pasa de la raya. ¿Quién se cree que es?". También con personas que ascienden rápido: "Todavía es un novato; necesita bajar un poco el nivel". Lo mismo ocurre con jóvenes de la Generación Z que reclaman flexibilidad y equilibrio entre la vida laboral y personal: "Se rebela contra el sistema y es difícil de manejar". Y se repite con quienes aportan ideas distintas o muestran una mirada creativa: "Es un bicho raro".

En este contexto, no sorprende que el "encubrimiento silencioso" —esa costumbre de esconder aspectos personales para evitar prejuicios o estereotipos y parecer más apto para un ascenso— se haya vuelto una estrategia común en el mundo laboral actual.

Uno de los ejemplos más claros de "encubrimiento" aparece cuando los empleados eligen minimizar ciertos rasgos personales —como su origen étnico, género, orientación sexual, edad, religión o discapacidad— para ser aceptados, evitar conflictos o aumentar sus chances de conseguir un ascenso.

Desventajas del síndrome de la amapola alta en el trabajo

Cierta dosis de conformidad es habitual y necesaria para que un equipo funcione. Habla de la capacidad de adaptación y de la inteligencia emocional de las personas, dos herramientas clave para moverse con soltura en distintos entornos laborales. Además, permite cumplir con normas internas y externas, como los códigos de vestimenta, los beneficios de la empresa o los horarios de trabajo. Ese marco ayuda a sostener la organización del trabajo, mejora la comunicación, fortalece los vínculos entre colegas y aporta armonía al día a día.

Amapola
 El "síndrome de la amapola alta" se vuelve dañino cuando alguien empieza a callar, a evitar pensar distinto o a no tomar riesgos por miedo al rechazo.

 

Pero hay un límite. El "síndrome de la amapola alta" se vuelve dañino cuando alguien empieza a callar, a evitar pensar distinto o a no tomar riesgos por miedo al rechazo. Si esa necesidad de encubrimiento se vuelve constante, puede provocar estrés, agotamiento y una sensación de desconexión. Eso afecta directamente la motivación, el bienestar y el rendimiento, tanto personal como colectivo.

Las empresas que valoran la autoexpresión, la diversidad, la individualidad y las ideas nuevas logran un mayor compromiso por parte de su equipo. Eso permite que cada persona aproveche sus fortalezas y aporte al crecimiento del negocio. En cambio, las compañías que reducen a sus empleados a roles rígidos, empujadas por el "síndrome de la amapola alta", terminan forzándolos a trabajar desde sus debilidades, dentro de límites que frenan tanto el desarrollo individual como el de la organización.

Quienes padecen el "síndrome de la amapola alta" no forman parte de una cultura de ostentación en el trabajo, ni son rebeldes o provocadores. Por lo general, se trata de personas individualistas, dispuestas a colaborar en beneficio de la empresa, que muchas veces pasan por alto los aportes de sus compañeros mientras dedican un esfuerzo excesivo a los propios.

Hablé con Darin Patterson, vicepresidente de estrategia de mercado de Make, quien explicó que cuando alguien desafía el statu quo genera incomodidad en el lugar de trabajo. Sin embargo, coincide con lo que señalan varias investigaciones: las personas que se animan a experimentar y cruzar límites son necesarias, porque empujan el desarrollo de las industrias, incluso cuando sus ideas generan rechazo o desconfianza. "Arriesgarse nunca es fácil y siempre implica cierto riesgo; sin embargo, ir a lo seguro casi garantiza que nada cambie", dice.

Patterson me contó que su equipo trabaja con lo que él llama una mentalidad de "fallar rápido": probar ideas de forma ágil, aprender tanto de los aciertos como de los errores, y seguir puliendo hasta dar con una solución sólida. "Criticar a quienes asumen riesgos solo frena el progreso, mientras que aceptar los contratiempos crea espacio para la verdadera innovación", afirma. "Plataformas como Make crean el espacio y brindan a los innovadores las herramientas para convertir ideas audaces y arriesgadas en soluciones prácticas que pueden revolucionar por completo una industria y transformar nuestra forma de trabajar y liderar", señala.

Cómo evitar el síndrome de la amapola alta

Aunque la investigación sobre este fenómeno todavía es limitada, hay datos que indican que el "síndrome de la amapola alta" viene en aumento, sobre todo en profesiones ligadas a la creatividad. Distintos estudios señalan que su impacto económico es negativo, ya que desalienta el emprendimiento, frena la toma de riesgos y afecta el crecimiento general.

Hablé con Emoke Starr, vicepresidenta de personal en Lokalise, quien recomendó una estrategia para quienes se sienten afectados por este tipo de comportamiento. Dijo que lo más eficaz es dejar de enfocarse en los logros individuales y empezar a vincularlos con los objetivos de la empresa. "Replanteá tus logros en función de cómo impulsan las prioridades de la empresa", aconseja. "Luego, destacá las contribuciones del equipo. Este enfoque neutraliza el resentimiento y fortalece tu influencia con el liderazgo", expresa.

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El "síndrome de la amapola alta" se vuelve dañino cuando alguien empieza a callar, a evitar pensar distinto o a no tomar riesgos por miedo al rechazo.

 

Starr también cree que quienes atraviesan el "síndrome de la amapola alta" pueden salir fortalecidos si construyen una red de aliados dentro de la organización. Recomienda documentar resultados medibles que estén alineados con los ingresos o el crecimiento de la empresa, y generar oportunidades para que otros miembros del equipo compartan el protagonismo. De esa forma, su visibilidad queda ligada al desarrollo colectivo.

Patterson, por su parte, tiene un mensaje para quienes tienden a criticar a sus colegas por avanzar profesionalmente. Propone tomar distancia y reflexionar sobre cómo reaccionaron frente a las ideas ajenas. "Hay una manera de crear un espacio abierto para la innovación sin criticar ni obstaculizar el progreso", afirma. "Apoyar a los demás y colaborar en lugar de criticar es la forma en que las industrias evolucionan. Quienes hacen esto son quienes impulsan el cambio, y quienes se oponen a él corren el riesgo de quedarse atrás en el proceso", señala.

Una conclusión sobre el síndrome de la amapola alta

¿Y vos? ¿Preferís adaptarte al resto por miedo a que te señalen, te ridiculicen o te tilden de insubordinado, incluso cuando no coincidís con la mayoría? ¿Pensás que seguir la corriente puede acercarte más rápido a un ascenso o ganarte la aprobación de quienes toman decisiones?

Si alguna vez dudás en dar un paso distinto por temor a que te ubiquen en la categoría de "amapola alta", preguntate: ¿cuánto más podés crecer en tu trabajo? ¿Qué salto, aunque inesperado, podrías dar para desplegar tu potencial? ¿Qué rama deberías alcanzar para acceder a ese fruto que todavía está fuera de tu alcance? Buscá ese lugar en tu carrera donde estuviste escondido. Salí de esa zona cómoda que te protege, pero también te frena. Porque, al final, quedarse encerrado en un capullo puede doler más que el riesgo de florecer.

 

*Con información de Forbes US

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