Nieto Senetiner, una de las bodegas más emblemáticas del país, presentó Nieto Senetiner 0% Brut, el primer espumoso sin alcohol argentino. ¿Cómo se elabora? El espumoso atraviesa un proceso completo de vinificación tradicional: doble fermentación, seis meses sobre lías y toma de espuma natural. Luego pasa por una etapa de desalcoholización mediante la tecnología Spinning Cone (conos rotativos), un método único en Argentina.

"El desafío fue conservar el alma del vino y ofrecer la misma experiencia sensorial, sin comprometer la calidad", dice Roberto González, enólogo con más de 30 años en la bodega. El resultado es un espumoso que mantiene frescura, estructura y equilibrio, pero con 0% de alcohol.
La tecnología, de origen australiano, permite separar el alcohol a baja temperatura sin alterar los compuestos aromáticos. Fue introducida en el país con una inversión de USD 1,5 millones, que incluyó el equipo, consultoría internacional y adecuaciones en la bodega. El proyecto contó con el asesoramiento del neozelandés Duncan Shouler, ex enólogo de Giesen, pionera global en vinos sin alcohol.
Para Nieto Senetiner, este espumoso es solo el primer paso de una línea 0% que incluirá Malbec, Chardonnay y Rosado, todos bajo el concepto "Free the Moment", una invitación a disfrutar sin restricciones.
¿Se viene una revolución de vino sin alcohol?
El lanzamiento se suma a un fenómeno que está cambiando el paisaje del consumo en el mundo. Según datos del IWSR (International Wines and Spirits Record), el mercado global de bebidas "low & no alcohol" creció un 7% en volumen en 2023, alcanzando un valor estimado de USD 13.000 millones. El segmento de vinos sin alcohol, en particular, representa ya alrededor del 1% del total de la categoría, con proyecciones de crecimiento anual de dos dígitos hacia 2030.
Europa, Estados Unidos y Oceanía son los motores de esta transformación. En el Reino Unido, las ventas de vinos sin alcohol aumentaron un 25% en el último año (The Drinks Business, 2024), mientras que en Estados Unidos el canal minorista ya ofrece más de 300 etiquetas "no alcohol" en góndola, muchas provenientes de bodegas tradicionales que lanzaron versiones 0%.
"Vemos un consumidor en transformación, que sigue valorando la experiencia del vino, pero empieza a buscar nuevas formas de disfrutarlo. Hay una búsqueda por equilibrar el placer con estilos de vida más conscientes: personas que entrenan, trabajan o simplemente quieren disfrutar sin alcohol entre semana. Este producto nace para acompañar esas ocasiones, no para reemplazar al vino tradicional; y quien lo elige, sigue siendo un consumidor de vino", explica Santiago Mayorga, enólogo de la bodega.
Argentina aún está en una etapa incipiente, pero el movimiento es claro. Como ocurrió antes con la cerveza sin alcohol -que hoy representa el 4% del segmento premium local-, la categoría de vinos 0% quiere ganar terreno.

"El consumidor argentino está cambiando. No busca reemplazar el vino tradicional, sino sumar nuevas formas de disfrutarlo. Este producto nace para acompañar esos momentos cotidianos en los que uno quiere disfrutar sin alcohol, pero con la misma experiencia", sostiene Mayorga.
¿Cómo ven al consumidor local? ¿Está preparado para esta categoría? ¿Hay un consumidor en transformación?
Santiago Mayorga: Es cierto que la categoría está más desarrollada en mercados internacionales, como Estados Unidos, pero hoy vemos también a un consumidor argentino que empieza a buscar alternativas sin alcohol. Ya sucede en otras categorías, como la cerveza. En ese sentido, sabemos que el consumidor de vino sin alcohol sigue siendo un consumidor de vino.
Roberto González: En el caso del espumante, notamos curiosidad y apertura. El consumidor asocia el espumoso con celebración, y la idea de brindar sin alcohol encaja perfectamente con esa energía. Por eso trabajamos para ofrecer un producto con el mismo estándar sensorial que un Brut tradicional. Nos emociona y desafía a la vez, porque tenemos un mercado que capturar, convocar y enamorar con esta nueva alternativa.
Como enólogos, ¿cambia la manera de pensar un vino cuando saben que al final del proceso van a quitarle el alcohol?
Santiago Mayorga: Sí, cambia completamente. El desafío es elaborar un vino que conserve su identidad aún después de quitarle el alcohol, pero manteniendo la misma calidad y cuidado que caracteriza a la bodega; ahí es donde está nuestro rol. Hay que anticiparnos a cómo reaccionará el vino al proceso de desalcoholización y trabajar desde el inicio en la selección de uvas, la estructura y el soporte del vino.
Roberto González: Innovar siempre implica un desafío, pero hacerlo en vinos y espumantes sin alcohol lo es aún más, porque significa crear una categoría completamente nueva. Si bien hubo algunos intentos en la década del 90, hoy el público es mucho más exigente, conoce más y demanda productos que mantengan el estándar de calidad del vino tradicional, y ahí es donde entra nuestro trabajo y forma de pensar el vino como enólogos. Lograr un espumante sin alcohol que se asemeje al original requiere interpretar químicamente el universo del "sin alcohol" para recrear la misma experiencia sensorial. El consumidor espera el mismo producto, con la misma fineza y textura, y ese es el gran reto.

Son una bodega con más de 130 años de historia y una identidad profundamente ligada al vino argentino. ¿Cómo se equilibra ese legado con un proyecto que puede ser muy disruptivo, como un espumoso 0% alcohol?
Santiago Mayorga: Se trata de un producto 100% vino, desde su origen y elaboración se realiza como cualquier otro de la bodega, sólo que luego pasa por un proceso de desalcoholización. Este desarrollo llega para ampliar y potenciar la categoría, haciendo posible que, sin importar el momento, la ocasión o el motivo, todos puedan disfrutar de una copa de vino o espumante. Somos una bodega en movimiento, y este proyecto se equilibra naturalmente con nuestro legado.
Roberto González: Creemos firmemente que somos una bodega en permanente innovación, algo fundamental en una industria que atraviesa un cambio de modelo. Este tipo de desarrollos nos permite explorar nuevas categorías, que si bien al principio pueden ser de un consumidor específico, irán creciendo al atraer nuevos consumidores y culturas, incluyendo aquellas donde el consumo de alcohol está limitado. El equilibrio está en la coherencia con los valores de la marca: innovación, calidad y conexión entre personas. Este espumante no rompe con la historia de Nieto Senetiner, la expande. Utilizamos las mismas uvas, la misma técnica de toma de espuma y el mismo cuidado enológico; simplemente incorporamos una nueva tecnología que nos permite ofrecer una alternativa más, alineada con los tiempos actuales.
Muchos consumidores asocian el vino a su estructura alcohólica como portadora de textura, sabores y aromas. ¿Qué fue lo más desafiante en términos enológicos para mantener una identidad sensorial sin contar el componente alcohol?
Santiago Mayorga: Nuestro mayor desafío fue equilibrar la sensación en boca. El alcohol cumple una función fundamental en el vino: aporta volumen, estructura, sostén y también cierta dulzura. Desde lo técnico, trabajamos para lograr ese balance sin alterar la esencia del producto. Probamos distintas estrategias hasta llegar a un resultado que mantuviera la identidad sensorial del vino, con textura y carácter.
Roberto González: El consumidor espera el mismo producto con alcohol, y ese es el gran desafío. En el espumante, el secreto está en rebalancear el producto después de la extracción del alcohol: mantener su estructura, su textura y la vivacidad que caracterizan a los espumantes de Nieto. Esa es la clave para lograr un 0% que conserve toda la experiencia sensorial de un Brut tradicional.
Santiago Mayorga: Además, es importante aclarar que nuestro vino es 100% vino desalcoholizado, sin agregados. Probamos distintos productos del exterior, especialmente de Estados Unidos, y observamos que muchos recurren a aditivos o saborizantes. Nosotros elegimos un camino distinto, mantener la pureza del vino, sin aromatizantes ni saborizantes, y con una mínima cantidad de azúcar natural proveniente del mosto concentrado.

Eligieron Pinot Noir del Valle de Uco como base, ¿por qué esa variedad y ese origen?
Roberto González: La elección no fue casual. Es una variedad que nos identifica y el Pinot Noir de zonas frías del Valle de Uco nos aporta la frescura y acidez natural que necesitábamos para este estilo. Es una variedad de gran elegancia, con fruta roja delicada y textura afinada, perfecta para mantener la armonía del espumante 0% y su perfil sensorial, fiel al estilo de los espumantes tradicionales de Nieto Senetiner. Mantener el mismo origen varietal y geográfico que nuestros espumantes clásicos garantiza coherencia en la calidad y continuidad con el resto del portafolio. El Valle de Uco es, por su altitud y amplitud térmica, el lugar ideal para lograr equilibrio, tensión y expresión aromática, incluso en un vino desalcoholizado.
¿Cómo se trabaja para que el consumidor perciba este espumante como "vino real" y no como una bebida alternativa o un sustituto del vino tradicional?
Roberto González: En el caso del espumante, también hablamos de un espumante real. No se trata de un mosto con burbujas ni de un gasificado artificial, sino de un vino que lleva una doble fermentación: primero se elabora el vino base y luego se realiza la toma de espuma natural. Ese proceso es lo que lo diferencia de otros productos sin alcohol del mercado. El resultado final conserva la presión y la frescura característicos de un Brut tradicional.
Santiago Mayorga: El vino sin alcohol, viéndolo como concepto general, es un vino real al que se le ha removido el alcohol, no un jugo de uva gasificado. Cumple con todas las etapas tradicionales de la vinificación: cosecha, fermentación, conservación y estabilización, y solo al final se extrae el alcohol. Por eso, se percibe como vino real, porque lo es.

El espumoso es el primer paso de una línea que incluirá un Malbec, un Chardonnay y un Rosado. ¿En qué etapa están esos desarrollos? ¿Es muy diferente elaborar vinos tranquilos sin alcohol a vinos espumosos?
Santiago Mayorga: El proceso es similar en términos de desalcoholización, pero la reconstrucción sensorial cambia. En el caso de los vinos tranquilos, partimos de un vino completamente elaborado con su fermentación alcohólica tradicional. Es decir, seguimos todos los pasos de vinificación, desde la cosecha hasta la conservación, y recién al final aplicamos la desalcoholización con la tecnología Spinning Cone. El desafío está en reconstruir la boca y el equilibrio una vez que el alcohol se retira, apoyándonos en la textura, el color y la fruta para mantener su identidad sensorial. Sobre el desarrollo del resto del portfolio 0%, ya tenemos prototipos de Malbec, Chardonnay y Rosado, que estamos trabajando para lanzar en el corto plazo.
¿Se puede competir en el mundo con este espumoso 0% alcohol como sello argentino y se diferencie de otros modelos extranjeros?
Roberto González: Creemos que Argentina puede competir perfectamente en el mundo con un espumante 0% alcohol. Tenemos una ventaja muy clara en el origen y la calidad de nuestras uvas, que aportan frescura, expresión y una identidad única. El desafío ahora es demostrar que un vino sin alcohol argentino puede ofrecer el mismo carácter, elegancia y autenticidad que nuestros vinos tradicionales.
Santiago Mayorga: Internacionalmente, Argentina ya es reconocida por la producción y calidad de sus vinos, especialmente por el Malbec, que funciona como nuestra carta de presentación global, y este lanzamiento viene a consolidar ese prestigio desde una nueva categoría. Además, el mundo sin alcohol está más desarrollado afuera que en nuestro país, por eso pensamos este proyecto con un enfoque internacional, sabiendo que hay mercados más maduros y con mayor potencial de crecimiento.












