Las empresas argentinas enfrentan una transición acelerada hacia nuevas formas de producir y organizar el trabajo. La Universidad Siglo 21, a través del Observatorio del Futuro de Insight 21, publicó la cuarta edición del Informe sobre Transformaciones del Trabajo en Argentina. El estudio revela una realidad que incomoda: el 46,8 % de las tareas humanas ya están automatizadas. Y en un plazo de tres años, se estima que ese porcentaje crecerá hasta el 76,4 %.
El informe se elaboró a partir de una muestra de empresas de distintos tamaños y rubros. Aunque la inteligencia artificial generativa apenas alcanza una aplicación avanzada en el 7,8 % de las compañías, el 80 % cree que en los próximos años la tecnología absorberá tareas humanas. Sin embargo, el 65,9 % estima que ese reemplazo no superará el 30 % del total de tareas.
Automatización sin una metodología clara
El informe busca entender cómo se reorganiza el trabajo dentro de las organizaciones. En principio, a pesar de la amenaza tecnológica, el 60 % de las empresas consultadas proyecta ampliar su dotación de personal. Esto sugiere una lectura optimista pese al avance de la automatización. Según Insight 21, el trabajo humano no desaparece, sino que se transforma: aparecen nuevas tareas, otros roles y habilidades que antes no existían.
Uno de los datos que sobresalen es la consolidación del modelo híbrido de empleo, que mezcla la presencialidad parcial con tareas remotas. La presencialidad absoluta y el teletrabajo total ceden espacio a esquemas mixtos que buscan un equilibrio entre productividad y bienestar.
La transformación digital también cambia los esquemas internos.
Un 39 % de las compañías ya sumó puestos laborales nuevos que no figuraban en su estructura anterior, mientras que el 64 % prevé crear nuevas posiciones en los próximos tres años. Esta adaptación no ocurre sin tensiones: el 80,5 % reconoce que no tiene una metodología clara para definir cómo repartir las tareas entre personas y máquinas.
"El estudio, siguiendo la línea de muchos similares que se están haciendo en el mundo, registra este enorme desafío que tenemos por delante para preservar y recrear la relevancia del trabajo humano en economías basadas en tecnologías digitales e inteligencia artificial: es inexorable que cambie radicalmente el balance de tareas entre humanos y máquinas, adquiriendo estas últimas una cantidad de tareas nunca visto en la historia, pero se renuevan las esperanzas y expectativas de que nuevos roles, tareas y habilidades compensen la ecuación y abran una nueva era de evolución para el trabajo de las mayorías", afirma Andrés Pallaro, director del Observatorio del Futuro de Insight 21.
Esa esperanza se encuentra con un escollo concreto: la preparación de los equipos humanos. Solo el 48,3 % de las empresas hizo diagnósticos recientes sobre las necesidades de capacitación. Paralelamente, la formación continua cayó al 61,8 %, cuando en años anteriores superaba el 85 % y el 20 % de las firmas identifica una baja disposición del personal a capacitarse.
El informe presta atención también a los aspectos más blandos de la transformación laboral. Solamente el 28,3 % de las empresas mide el nivel de learnability, es decir, la capacidad de sus colaboradores para aprender a aprender. Y apenas un 33,3 % cree que su plantel tiene altos niveles de esta habilidad.
Datos, tecnología y habilidades humanas
En la lista de capacidades consideradas indispensables para el presente y el futuro, lideran la visualización y gestión de datos, junto con la integración de herramientas tecnológicas. A la vez, hay consenso en que se necesita una combinación entre habilidades técnicas y blandas: el pensamiento crítico, la adaptabilidad y la comunicación siguen siendo esenciales.

Insight 21 concluye que el trabajo humano atraviesa una transformación profunda y acelerada, empujada por la inteligencia artificial y la digitalización. La posibilidad de rediseñar el empleo con criterios más inclusivos, humanos y sostenibles no depende solo de las empresas. Según el estudio, se necesita un esfuerzo coordinado entre el sector privado, el Estado y las instituciones educativas para articular estrategias que permitan potenciar la tecnología sin perder de vista el valor de las habilidades humanas.
En ese cruce entre automatización y trabajo, lo que está en juego no es solo qué tareas hará cada quien; es cómo va a cambiar el lugar de las personas dentro del sistema productivo.