La nueva edición del Forbes CEO Summit permitió repasar cuatro historias de vida de profesionales muy exitosos durante años en sus puestos de liderazgo que contaron cómo sobrevivir al día después. Roberto Alexander, former CEO IBM & Advisor; Patricia Jebsen, miembro de directorio en empresas de tecnología y retail; Leo Piccioli, CEO, economista y autor; y Federico Procaccini, former CEO & Advisor, fueron las figuras emblemáticas del mundo empresarial que interactuaron sobre las reglas del juego corporativo y las experiencias de quienes pasaron la antorcha a otras manos
¿Qué significa transitar el "día después" de una carrera de alto impacto? Fue la pregunta que permitió una mirada íntima a sus transiciones, y que de una manera u otra autorizó a revelar una nueva perspectiva sobre el liderazgo y la vida fuera de la vorágine corporativa.
Roberto Alexander, ex CEO y ahora asesor, pasó 36 años bajo el paraguas de una misma compañía multinacional, lo que hizo difícil imaginar el momento de la partida. Sin embargo, su transición fue un proceso gradual, no un salto abrupto. "Nada que recriminar a la empresa que me dio todo", aseguró Alexander, quien confesó que, a medida que pasaban los días y las semanas se puede ir disfrutando de una agenda "flexible y disponible" hasta entonces impensada.
Si bien extraña la intensidad del cargo, "la red de la gente y el pulso del día a día", permite encontrar un nuevo ritmo, aprovechando la posibilidad de "preguntarse qué es lo que genera gusto y placer y en consecuencia dedicar tiempo a la familia, algo sacrificado durante la carrera, y explorar el coaching y el liderazgo desde una perspectiva más introspectiva".
Esta "nueva vida, marcada por la libertad de elegir proyectos que diviertan y donde sienta que puede aportar valor", requiere una gestión cuidadosa de la agenda para evitar que los compromisos personales y familiares se descontrolen.
Patricia Jebsen, reconocida por su trayectoria en tecnología y retail, experimentó un "alivio" al dejar el mundo corporativo después de 30 años. Su punto de quiebre fue un viaje a Brasil con el que no estaba de acuerdo y del que sabía que todo podría salir mal, una señal inequívoca de que era momento de un cambio radical. "Todos nos preguntamos cómo nos preparamos para ese momento después del mundo corporativo, como dueños de empresa, como gerentes o como CEO", planteó Jebsen.
A sus 51 años, la libertad de armar su propia agenda es un valor incalculable: "Mi agenda es muy compleja, más que antes... pero la armo yo y voy donde quiero". Su nueva etapa la llevó a formar parte de directorios con una mirada renovada en tecnología y en e-commerce, y a descubrir una vocación como influencer para inspirar, especialmente a mujeres, mostrando que es posible combinar la maternidad con una carrera exitosa, siempre desde la honestidad.

A pesar de los desafíos de "no meter mano" en la gestión de aquellas compañías a las que acompaña como asesora y desde el directorio, Jebsen destaca la importancia de trabajar con las nuevas generaciones, reconociendo sus prioridades y valorando su aporte.
Leo Piccioli, economista y autor de seis libros, describió su transición con un matiz de "incomodidad más que incertidumbre". Más allá de las anécdotas particulares donde cada líder se choca con la nueva realidad del ex, Piccioni destacó que "los CEOs van a durar cada vez menos en el puesto y es necesario entender que no existe más el trabajo para toda la vida". Autopercibido como un "escritor que disfruta de la observación del liderazgo", aprovecha su libertad para "degustar y compartir" ideas sin las ataduras de un rol corporativo.

Así, se define como un "zombie en crecimiento" tras de su salida, y ahora visualiza su agenda como protagonista, un desafío que lo divierte y le permite "aportar a otros" de una manera más directa y "peleadora", instando a la gente a ser más realista en un mundo que cambia a una velocidad asombrosa. "Este es el último trabajo que tenemos, todo cambia, seamos realistas", sentenció
Finalmente, Federico Procaccini, también ex CEO y ahora asesor, expresó su nueva etapa como un "sentido de libertad y liviandad", destacando la ausencia de responsabilidades y la capacidad de elegir lo que quiere decir, sin las presiones de la prensa. "Apropiarse de la agenda y ser dueño del tiempo propio" es la clave para él. Salir del cargo le permitió desprenderse de los "contornos corporativos" y reconectarse con su propósito personal, invirtiendo su tiempo y capacidad en lo que realmente le importa: su familia.
"Queríamos cambiar el mundo con una mirada hacia lo externo, pero ahora el mundo que me interesa es mi familia, mi mujer, mis cuatro pibes, quiero formar parte de la vida de ellos, ahí no puedo perder tiempo", confiesa Procaccini, quien ahora puede disfrutar de planificar con anticipación, algo impensable en su vida anterior.
Si bien explora nuevas propuestas, busca mantener la libertad y la posibilidad de ser "hiperdiverso", compartiendo en nuevas comunidades y potenciándolas, sin descuidar su propio mundo. Reflexiona que, si bien creía estar "muy bien balanceado" cuando trabajaba, al verlo desde afuera, el péndulo se ha reequilibrado, al menos por un tiempo.