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Diversificar estructuralmente permite obtener un equilibrio adecuado entre retorno y riesgo, logrando proteger el capital en el largo plazo de los diversos escenarios económicos que son inevitables pero impredecibles.

26 Mayo de 2022 17.00

Quien invirtió en el S&P 500 en el mínimo de febrero de 2009 y se desprendió de su tenencia en el máximo de diciembre de 2021 obtuvo un retorno de más del 548%. Aquel que compró oro entre julio de 1999 y agosto del 2011 pudo gozar de una revalorización de más del 613%. A su vez, el inversor que adquirió acciones de Grupo Financiero Galicia en mayo del 2012 y vendió en enero de 2018 logró un beneficio de más del 1.449% en dólares.

Por su parte, aquellos que depositaron su dinero en el Nasdaq 100 en marzo del 2000 no recuperaron su inversión, en términos nominales, hasta febrero del 2015. En tanto, los amantes de la industria automotriz que compraron acciones de Ford en abril de 1999 y se vieron obligados a vender a principios de 2009 perdieron, incluyendo dividendos, casi el 93% del capital.

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Sin embargo, si estos individuos existieron, solo ganaron o perdieron dinero por cuestiones del azar, ya que nunca ha sido posible adivinar el futuro con tanta exactitud. Sí se puede estimar lo que podría llegar a suceder en un determinado entorno, pero no cuándo. Por lo tanto, hay que tener una cartera de inversión que esté correctamente diversificada estructuralmente.

Ciclos económicos

La economía, al igual que la vida misma, no puede predecirse al cien por ciento. El motivo es que se trata de un sistema no determinista, lo que significa que no responde siempre de la misma forma a una determinada serie de condiciones, principalmente porque está vinculada con los seres humanos, quienes tienen fallos y no reaccionan con sensatez en todas las ocasiones. No obstante, independientemente del trasfondo o de las causas, se sabe que en el futuro habrá crecimiento o recesión y habrá inflación o deflación.

Rafael Ortega Salvador, gestor de fondos en Andbank Wealth Management España, explicó que, "durante las fases de crecimiento, los negocios funcionan y el desempleo se reduce. Los tipos de interés suelen ser bajos y las cosas marchan". Por otro lado, indicó que, "durante las recesiones, el dinero escasea, los negocios sufren, y los tipos de interés y el desempleo suben", causando muchos problemas a todos los niveles porque la gente se encuentra desprevenida.

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Mercados

Asimismo, el experto desarrolló que la inflación, la suba generalizada de precios, moderada es manejable, pero cuando esta se dispara o se mantiene cercana o por encima de los dos dígitos, se entra "en un mundo totalmente diferente que genera todo tipo de desajustes". En contraposición, se encuentra la deflación, que "es exactamente lo contrario, los precios bajan". "Aunque a priori podríamos pensar que es bueno que bajen los precios, esto también puede crear desajustes cuando lleva a peores ingresos y puede que a reducción de beneficios, empleo y otros problemas", agregó.

En base a estas variables, se podrán dar cuatro escenarios: crecimiento inflacionario, crecimiento deflacionario, recesión deflacionaria y recesión inflacionaria. En cada uno de ellos, existirá una serie de activos que se beneficiarán y permitirán proteger el patrimonio. Y esto es lo que se conoce como diversificación estructural.

Diversificación estructural

"La diversificación estructural es la idea de que para cada uno de los posibles escenarios económicos existen una serie de activos, estrategias, y estilos de inversión que se ven estructuralmente favorecidos o desfavorecidos", expresó Ortega Salvador. "Decimos que la relación es estructural porque tiene que ver con los propios mecanismos de asignación de precios de cada uno, una especie de causa-efecto. La diversificación estructural aboga por tener siempre una combinación de estos activos en cartera de modo que, pase lo que pase, uno pueda verse por lo menos parcialmente favorecido y equilibrar crecimiento con protección", añadió el administrador de fondos.

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En primer lugar, cuando hay crecimiento económico, las empresas son capaces de aprovechar el aumento del consumo ofreciendo sus bienes y servicios. Como consecuencia, sus acciones se revalorizan.

Por otra parte, cuando llega la inflación, muchas compañías sufren por el aumento de los costos, en especial aquellas que no pueden trasladarlos al consumidor final por comercializar productos prescindibles para el mercado. Sin embargo, el oro sale victorioso por ser aceptado como refugio de valor y por contar con una serie de propiedades que lo hacen único, como la nula tasa de deterioro.

En cambio, cuando hay deflación, los bonos son los activos que se destacan porque, al bajar las tasas de interés, sus cotizaciones aumentan, protegiendo parcialmente a los inversores de renta fija. Por último, en un escenario de recesión, como escasea el dinero, tener capital líquido y listo para ser utilizado resulta beneficioso.

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¿La estrategia ideal?

La primicia de la diversificación estructural es que permite sobrevivir a cualquier escenario económico, sin importar cuál sea, pero no se trata de una estrategia "mágica", ya que cuenta con algunas desventajas.

"El problema de este tipo de estrategias es que además de tener los activos que se ven favorecidos tendrás también siempre en cartera aquellos que se ven desfavorecidos", mencionó Rafael Ortega Salvador. "El truco está en que el crecimiento de los primeros compensa con creces las pérdidas de los segundos, pero esto significa también que a plazos cortos de tiempo es poco probable que el inversor que siga esta estrategia aparezca en los primeros puestos de cualquier ranking de rentabilidad, ya que estos estarán copados por aquellos que concentraron su inversión y dieron con qué es lo que mejor funcionó", detalló.

Pero, tal como se mencionó anteriormente, no es posible predecir con exactitud el futuro, por lo que "la pregunta es si quienes no diversifican serán capaces de dar en el clavo consistentemente", se cuestionó el gestor de Andbank. Además, en el ámbito de la gestión profesional, la diversificación estructural no suele ser la metodología más popular porque no suele vencer al índice de referencia que se utiliza para medir el "éxito" de un administrador de fondos.

Ahorro
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"Al seguir esta estrategia, tu tracking error suele ser elevado. El tracking error es una medida que indica cómo de diferentes son tus resultados a los de tu índice de referencia. El índice de referencia se compone generalmente únicamente de acciones y bonos y la diversificación estructural tiende a incluir más activos en el mix", reveló el especialista. "Es decir que al utilizar esta estrategia te alejas de los resultados de la mayoría. Inevitablemente habrá periodos a corto plazo en los que esto te hará lucir bien, pero en otros lo harás comparativamente peor. Es en estos últimos donde el inversor profesional puede jugarse su carrera", comentó.

"En la industria se suele decir que la diversificación es el único almuerzo gratis que dan en los mercados. A mí me gusta añadir que es gratis, pero tienes que pagarlo", concluyó.

La diversificación estructural más popular: la cartera permanente

Al conocer en qué consiste la diversificación estructural, los inversores se preguntan cómo aplicarla con éxito de forma práctica y sencilla. Afortunadamente, el político, escritor y analista de mercados estadounidense Harry Browne (1933 – 2006) pensó en esto y creó la "cartera permanente" (CP).

Basándose en el hecho de que la economía puede atravesar solo cuatro escenarios y que en cada uno de ellos una serie de activos se destaca por sobre las demás, explicó que los participantes del mercado deberían distribuir con la misma ponderación cada activo: acciones (25%), bonos (25%), oro (25%) y efectivo (25%).

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Dinero

"La cartera permanente popularizada por Harry Browne es de alguna manera el punto de partida de la diversificación estructural. Es una cartera conservadora que reparte el capital a invertir a partes iguales entre los cuatro mejores activos para cada uno de los escenarios económicos, por lo que uno puede estar siempre tranquilo con ella, ya que pase lo que pase parte de su cartera va a recoger el crecimiento económico allá donde ocurra", expresó Rafael Ortega Salvador.

El principal atractivo de la cartera permanente es que brinda un retorno muy estable en el largo plazo y una baja volatilidad, tal como lo demuestran las estadísticas. De acuerdo a la información provista por la plataforma Portfolio Charts, en base a datos recopilados desde 1970 hasta la actualidad, la cartera permanente tuvo una rentabilidad base de diez años de alrededor del 4,3%, con un riesgo de algo más del 2%, analizado con el Índice de Úlcera (Ulcer Index), el cual se basa en un cálculo entre la mayor caída entre máximo y mínimo y el tiempo de recuperación. En el mismo periodo de tiempo, todo el mercado accionario rindió un 3,5% y tuvo un riesgo del 17%, aproximadamente. En tanto, una clásica cartera con 60% de acciones y 40% de bonos logró una rentabilidad del 3,5% y un riesgo de alrededor del 10%.

Como se puede observar, diversificar estructuralmente permite obtener un equilibrio adecuado entre retorno y riesgo, logrando proteger el capital en el largo plazo de los diversos escenarios económicos que son inevitables pero impredecibles.

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