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En lo que va del año el consumo viene cayendo, pero en algunos canales de consumo masivo se ve una mejora para protegerse de la inflación.

23 Noviembre de 2023 14.39

Siete de cada diez pesos que se generan en la Argentina, tanto en la producción de bienes como en la provisión de servicios, se explican por el consumo. En gran medida, es por eso que las distintas administraciones nacionales ponen siempre énfasis en promover el consumo interno como motor de la economía.

El consumo es también un indicador de bonanza económica y un espejo del buen humor y las expectativas positivas de la sociedad, en especial en aquellos bienes o servicios que no son de necesidad primaria como alimentos y bebidas.

Pero en los últimos meses, al compás de la aceleración inflacionaria, mucha gente se volcó al consumo para “invertir” sus pesos en gastos dolarizados, anticipar compras para esquivar aumentos futuros y cubrirse de la inflación gastando sus pesos.

Es difícil, sin embargo, que otras sociedades copien esa inclinación al consumo, aun en momentos de bolsillos flacos. Es que los países desarrollados basan su éxito económico en el ahorro y la inversión, no en el consumo y el gasto.

Consumo selectivo

En este contexto, en lo que va del año el consumo en general ha retrocedido, dependiendo de las mediciones, en torno al 7%, mientras que el consumo masivo, aquel destinado a comprar alimentos, bebidas y productos de higiene y limpieza, registró en entre enero y octubre un incremento de 1,8%, que se suma al 1,9% de todo el 2022.

“Contra todos los pronósticos, en el acumulado del año, las ventas en supermercados y autoservicios son positivas en casi 2 puntos. Esto se debe al muy buen desempeño del canal supermercados que, en octubre versus el mismo mes de 2022, logra una variación de 13,5% y un nuevo mes positivo de autoservicios independientes de 2,7% y, en este caso”, arrojando un resultado mensual de 8%, reveló Osvaldo Del Río, director general de Scentia, consultora especializada en consumo masivo.

Consultado sobre el impacto de los programas oficiales de incentivo al consumo, como bonos, aumentos de jubilaciones, devolución del IVA, Precios Justos, etc, el experto explicó que “todos esos planes impactan en el consumo, ya que la gente no tiene otras formas de proteger sus ingresos, dado que con el ahorro no tiene muchas opciones”. Así, lo que hacen es “usarla en abastecerse”.

En la primera semana de noviembre también el dato es positivo, aunque bastante más desacelerado que las anteriores. Las primeras estimaciones para 2024 indican que va a tender a ser negativo y algunas consultoras pronostican una caída del consumo del 5% el año próximo.

Prudencia y planificación

Para Miguel Calvete, presidente de Indecom, el país atraviesa un proceso de estanflación, que es caída del consumo con inflación y señaló que “hay una expectativa de caída del consumo muy marcada”.

En su visión, esto se debe a una contracción de casi 26% en el salario formal y 32,8% en sectores de la economía informal, lo que impacta en menor capacidad de compra.

Prudencia en la compra, es lo que define este momento del consumo, según Calvete, que se traduce en migración a segundas marcas, comprar lo justo y necesario, una compra más planificada.

Según datos de Indecom, hay bajas pronunciadas en productos de primera necesidad como leche fluida en sachet, que cayó 2,9%, mientras que la compra de quesos se contrajo en torno al 17% y la de carne, dependiendo del tipo de local, entre 12 y 22%.

Un caso curioso es lo que ocurre con la categoría snacks, o productos para desayuno/merienda, que en volúmenes de venta tuvieron subas de entre 18 y 24%. “Esto nos está diciendo que hay una sustitución de comidas principales por una colación, en especial en los sectores más vulnerables”, remarcó Calvete.

Por su parte, desde Focus Market estiman que en los primeros diez meses el año la caída del consumo a nivel país llega a 7,3%, con un impacto mayor en el área metropolitana (8,8%) respecto de las provincias (6,8%). La medición se hace a partir del análisis de 3,5 millones de tickets, relevados todos los meses a través del sistema Scanntech, que toma los códigos de barra al pasar por las cajas.

"A pesar del intento de intentar compensar la pérdida del poder adquisitivo del ingreso de los argentinos con bonos, mejoras de salarios, jubilaciones, pensiones, planes sociales y expansión crediticia, las medidas no lograron impactar en forma positiva en el consumo en el mercado interno”, señaló Damián Di Pace, director de Focus Market.

Pero en un escenario electoral con alta inflación, el consumo se vio fortalecido. Antes de las elecciones hubo “un adelanto del gasto, producto de la incertidumbre que generó el contexto eleccionario”, al punto que las ventas minoristas en octubre crecieron 4,7%, respecto de septiembre, indicó Di Pace.

En cuanto al consumo masivo hubo stockeo, aunque eso se desaceleró en lo que va de noviembre porque el mes anterior “se fusilaron todos los motores del gasto, como el ingreso, el ahorro y la deuda”. 

De ahora en más, gran parte del consumo depende de las medidas que anuncie el nuevo equipo de gobierno y de la credibilidad que genere en los consumidores.

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