En un mundo en constante transformación, donde la música y los contenidos digitales redefinen las reglas del juego, surgen mujeres que marcan la diferencia, combinando creatividad, liderazgo y convicción. Florencia Candiloro y Gabriela Rivero son dos ejemplos de cómo el talento joven puede romper barreras y abrir caminos en industrias tradicionalmente dominadas por hombres.
Candiloro, directora de Marketing de María Becerra, recuerda sus primeros pasos con humildad y determinación: "Desde la secundaria supe que quería trabajar en comunicación... finalmente me decidí por publicidad. Tuve la suerte de a los 19 años entrar en una central de medios. Y allí arranqué y no paré". Esa curiosidad temprana y la apertura a aprender de distintas industrias le permitieron construir un perfil estratégico, capaz de adaptarse y generar impacto en proyectos que abarcan desde consumo masivo hasta entretenimiento y moda.
Su trayectoria la llevó a trabajar con celebridades, una experiencia que considera formativa y motivadora: "Eso siempre fue súper inspirador. La gente escucha y sabe lo que dice". Para Candiloro, la clave fue siempre desafiar el espacio de la mujer: "Seguir trabajando para desafiar lo que es el espacio de la mujer es muy importante".
Por su parte, Gabriela Rivero, CEO y cofundadora de Luzu TV, comparte un camino diferente pero igualmente inspirador. Su carrera comenzó de manera autodidacta y con perseverancia: desde vender pilas caminando cientos de cuadras al día hasta liderar el desarrollo de modelos de negocio disruptivos en medios y contenidos; porque a veces la determinación y la visión son más importantes que la edad o la experiencia formal.
"Yo soy vendedora. Voy de frente. Y esa decisión me cambió la vida", recuerda Rivero sobre uno de los momentos decisivos de su carrera. Ese paso inicial, arriesgado y lleno de incertidumbre, le permitió acceder a un mundo laboral donde aprendió, creció y eventualmente lideró equipos y proyectos estratégicos.
Ambas coinciden en que, aunque los avances son evidentes, todavía existen barreras importantes de género en sus industrias. Candiloro señala que los puestos de presidencia y CEO siguen siendo mayoritariamente ocupados por hombres: "Creo que el 90% de los puestos de presidencia de CEO están ocupados por hombres... y estoy siendo generosa. Es nuestro trabajo como mujeres ponernos ese desafío de primero creernos y vernos en ese lugar". Rivero complementa esta reflexión desde su experiencia en medios: "Donde yo veo los cambios es en el lugar que me dan, el valor que siento, cómo me siento respetada".
El liderazgo femenino, según ambas, no sólo implica ocupar espacios visibles, sino también transformar la cultura laboral y desarrollar competencias humanas en sus equipos. "Para liderar los equipos más jóvenes se necesitan desarrollar un montón de competencias humanas que no tienen que ver con la tarea específica, sino con el liderazgo en sí. Y ahí hay una cuestión que tiene la mujer, una sensibilidad, una percepción que hoy todavía el hombre tiene un camino largo que recorrer", explica Candiloro.
La importancia de reconocer el valor propio y defenderlo también se destaca como un principio central de sus trayectorias. Rivero aconseja: "Siempre dije, 'Yo tengo que ir y golpear la puerta si me merezco algo. 'Che, me parece que ya estoy para un puesto más'". Para ella, el liderazgo comienza por la autoconfianza y la capacidad de mostrarse, incluso en contextos competitivos o dominados por hombres.
Además, ambas subrayan que la edad no debe ser un límite para emprender y liderar: "Muchas veces decimos, 'Ay, ya estamos viejas'. No". Esta convicción refleja una visión del talento joven y senior como complementario y valioso, donde la experiencia y la energía pueden converger para crear resultados transformadores.
Candiloro y Rivero también destacan la importancia de reconocer los desafíos estructurales y culturales de sus industrias. Desde la música hasta el marketing, las brechas de género persisten, y visibilizarlas es un primer paso hacia la igualdad: "En la industria de la música, sólo el 10% de los puestos en shows en vivo está ocupado por mujeres. La mayoría son hombres". La constatación de estas desigualdades no las detiene; por el contrario, las impulsa a actuar, liderar y abrir espacios para otras mujeres.
El liderazgo joven puede ser disruptivo, consciente y humano. Ambas han construido espacios donde la creatividad y la innovación se combinan con la empatía y la responsabilidad social, enseñando que los negocios no solo se miden en resultados financieros, sino en impacto, inclusión y desarrollo de talento. Rivero lo resume así: "Siempre fui muy soñadora y las invito a soñar fuerte".