Durante el encuentro Forbes Campo & Futuro Summit, los líderes del sector se reunieron para salir de la agenda de lo urgente y profundizar en la agenda de innovación que requiere el agro. Durante el panel "Políticas e instituciones para aumentar la productividad agrícola mediante nuevas tecnologías" moderado por Carlos González Prieto, subieron a debatir Nicolás Bronzovich, Presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA, Pilu Giraudo, Presidenta de SENASA, y Marcelo Torres, Presidente de AAPRESID.
Torres, de AAPRESID, inició la charla con un recorrido histórico sobre el rol de las instituciones en la promoción de la innovación agrícola. Recordó que los pioneros de la entidad "se pusieron el hombro de empujar la innovación" en un contexto sin maquinaria estatal ni redes de distribución consolidadas. En ese marco, subrayó que cada decisión institucional impacta directamente en la competitividad y en la matriz exportadora del país. Para Torres, el desafío actual radica en construir espacios de articulación más sistémicos entre actores públicos y privados: "Seguimos trabajando articulados puntualmente en algunas secciones, pero nos cuesta hacerlo de forma más sistémica".
Al referirse a modelos internacionales, destacó la experiencia brasileña como ejemplo de institucionalidad eficiente, con gremiales organizadas desde lo municipal hasta lo nacional, y centros como Embrapa que integran ciencia, tecnología y extensión privada. "Ese es mi modelo, tengo que decir que es mi ejemplo", afirmó. En cuanto al panorama argentino, reconoció la vocación de organismos como INTA y SENASA para generar espacios colaborativos, aunque advirtió que aún falta una estrategia más enfocada. "Hay excelente voluntad de parte de este gobierno de no querer marcar un rumbo, sino de generar una estrategia público-privada de crecimiento y desarrollo para el país".
Giraudo, presidenta de SENASA, destacó que el agro atraviesa un momento de gran oportunidad, en el que se conjugan condiciones largamente esperadas. "El agro está realmente valorado, bien posicionado, bien ubicado", afirmó, y subrayó que esto obliga al organismo a redoblar esfuerzos para acompañar al sector productivo. "Es mandatorio que simplifiquemos, que facilitemos, que desburocraticemos para un gobierno que quiere que el sector productivo produzca cada vez más y exporte cada vez más", señaló. En un contexto global volátil y exigente, Giraudo insistió en que "es muy riesgoso esto de que corramos de atrás" y remarcó la necesidad de una articulación público-privada sólida para responder con agilidad a las demandas del mercado.
En esa línea, celebró la reactivación de la mesa consultiva de SENASA, que llevaba años sin funcionar y que ahora se proyecta como un espacio clave para ajustar los servicios del organismo a las necesidades reales del sector. "El desafío es fortalecer un estatus sanitario único, sin diferencias entre lo que se exige para el mercado interno y el internacional", explicó. Además, anunció el inicio de mesas regionales en paralelo al Consejo Federal Agropecuario, con el objetivo de "acotar el riesgo de no estar ajustados a lo que realmente el sector productivo necesita". Giraudo también destacó el proceso de transformación digital en marcha, que busca reducir la presencialidad en oficinas sin debilitar la capacidad operativa: "La idea es tener un SENASA mucho más ajustado, con profesionales en territorio y la parte administrativa lo más digitalizada posible, sin perder rigurosidad".
Bronzovich, del INTA, reafirmó el compromiso del organismo con su misión fundacional: promover la innovación en el sector agropecuario como motor de desarrollo. "Ninguna de todas las propuestas y reformas del INTA modificó jamás el destino que está en la ley de extensión: generar riqueza y facilitar el desarrollo", sostuvo. En ese camino, destacó que la innovación exige desafiar el statu quo y salir de la zona de confort, lo que implica una articulación profunda entre ciencia, academia y territorio. "Estamos llamados a jugar de epicentro en la articulación entre la academia, la ciencia y el lote", afirmó, y subrayó que para lograrlo es clave ordenar internamente al INTA y poner "la eficiencia por delante".
Consultado sobre el rol del instituto en el futuro de la agricultura argentina, Bronzovich fue contundente: "Sí, yo creo que podemos ser actores centrales en el desarrollo sustentable del agro". Reconoció que aún existen brechas tecnológicas —como en fertilización— que deben ser abordadas, y que el INTA debe ayudar a los productores a mejorar sus niveles de adopción. También remarcó que la innovación debe ser medible y orientada al consumidor: "La innovación ocurre de manera sistémica y se puede medir. Y hay que medirla cada vez mejor".
Luego Torres reflexionó sobre las tensiones inherentes entre la conducción estratégica de largo plazo y las urgencias cotidianas del productor agropecuario. "El que tiene un rol directivo tiene que construir un sendero de crecimiento a diez años, pero la base productiva siente que tiene que resolver los problemas del lote, del cargo, de hoy, en una agricultura compleja", explicó. En ese contexto, reconoció que muchos productores operan en modo defensivo, condicionados por la incertidumbre fiscal y macroeconómica. Aun así, destacó el potencial productivo del país: "Si fertilizáramos apuntando al 80% de los rindes potenciales, podríamos producir 50 millones de toneladas, pero también entendemos al productor que está viendo cómo sobrevive".
Por su parte Giraudo destacó el rol estratégico del SENASA en un contexto de mercados volátiles y exigentes, donde la agilidad y la articulación público-privada son clave para sostener la competitividad. "Desde diciembre de 2023 a hoy llevamos más de 38 auditorías organizadas, muchas de ellas en paralelo, y su preparación la hacemos junto al sector productivo", explicó. Este esquema colaborativo permite que la producción cumpla con los requisitos internacionales y se adapte rápidamente a nuevas exigencias. Giraudo remarcó que "los mercados se pueden perder muy fácilmente y es un desafío enorme", por lo que resulta mandatorio fortalecer el vínculo con todos los actores del sistema, desde Cancillería hasta las cámaras empresarias.
Por último, Bronzovich remarcó la importancia de adaptar la acción institucional a la diversidad productiva del país y de mantener al INTA "bien cerquita de la agenda del productor". En ese sentido, destacó el rol clave de los consejos regionales y locales para evitar soluciones homogéneas: "No es cortar y pegar esto de los modelos interactivos de innovación; la misma extensión que se hace en la región pampeana no es la que se hace en las distintas regiones extrapampeanas". Para Bronzovich, el desafío está en encontrar los "cómos" adecuados para cada territorio, con una mirada autocrítica y flexible.
Además, subrayó que la transformación digital puede ser una gran aliada para mejorar la extensión rural, especialmente en un país con tanta variabilidad geográfica y productiva como Argentina.