El sector agroindustrial de la Argentina posee una plataforma fotosintética inigualable, un recurso que lo posiciona estratégicamente para capitalizar la transición energética global. Este cambio de matriz, que demanda con urgencia combustibles de baja huella de carbono, representa una oportunidad histórica para que el país avance en el agregado de valor a su producción primaria y diversifique sus exportaciones. En este marco, el llamado es a la acción inmediata con reglas claras que promuevan la inversión a largo plazo.
Esta visión planteada por Manuel Ron, presidente de BIO4 Argentina, la principal productora de biocombustibles del país, durante su participación en el Forbes Campo y Futuro Summit, se centró en cómo la ciencia y la tecnología impulsan el desarrollo de biocombustibles esenciales para acelerar la sostenibilidad en la región.
Bajo la consigna del panel "Desafíos e impactos de las nuevas tecnologías en la agricultura del futuro", Ron resaltó que está al frente de una empresa que nació de la asociación de 30 productores agrarios en Río Cuarto, en 2010, para agregar valor al maíz y evitar la exportación como commodity, a partir de lo cual el imperativo de la baja huella de carbono transformó su modelo de negocio.
"La transición energética ya llegó y tenemos que sacarle provecho fomentando los biocombustibles, estando en la vanguardia, con financiamiento y reglas claras para las inversiones de largo plazo en un mercado cada vez más competitivo", subrayó el ejecutivo, resumiendo el desafío central del país.
El camino hacia la competitividad global exige rigurosidad ambiental, especialmente para acceder a mercados como el europeo. "Hoy nos vemos ya sumidos en todo lo que está pasando en la transformación, en capturar carbón del suelo, en poder trabajar produciendo a partir del maíz y produciendo bioetanol que tiene que tener una huella de carbono muy baja", explicó Ron.
"Para entrar al mercado europeo, necesitamos que nuestro bioetanol, de la producción de maíz hasta la transformación y el flete a Europa, reduzcan el 70% de las emisiones versus la nafta. Sino, no puede entrar o es con unos aranceles exorbitantes", aseguró al señalar que esta exigencia migró a BIO4 desde una planta agroindustrial a una biorrefinería energética, produciendo etanol, biogás y biofertilizantes, estos últimos cruciales para reducir la huella de la agricultura.
El presidente de BIO4 enfatizó la oportunidad enorme que tiene la Argentina, basada en su potencial para aumentar la producción de maíz hasta los 100 millones de toneladas, al explicar que "el etanol es tal vez la forma que más rápido transforma el maíz hacia una molécula supercompetitiva en términos de precio y muy buena rentabilidad porque reduce las emisiones".
Sin embargo, expuso el notorio retraso del país en comparación con sus vecinos al reseñar que en la Argentina se está transformando el 4% de la producción de granos, cuando esa proporción en países de alto desarrollo agroindustrial ya alcanza al 70%, lo que da un amplio margen de crecimiento. "Con un marco propicio, podríamos seguir a esos competidores, por ejemplo con un corte de 30% de nafta como se puede advertir ocurre hoy en Brasil.
La mirada de Ron también se dirigó sobre el biogás y el biometano, destacando su rol esencial en la economía circular y en la mitigación del impacto ambiental. En ese sentido, explicó que "la digestión anaeróbica es supernecesaria para tratar efluentes de ciudades, de criaderos de cerdos, de frigoríficos, y residuos orgánicos domiciliarios, y evitar emitir metano mucho más contaminante que el CO2".
"Para transformar este pasivo ambiental, se necesitan incentivos y políticas públicas claras, especialmente en precios por la energía generada y financiamiento a largo plazo, ya que las inversiones son millonarias", afirmó tras asegurar que una planta de etanol supera los 100 millones de dólares.
En cuanto a la rentabilidad, Ron fue claro al señalar que la transición debe ser competitiva económicamente porque "el consumidor quiere alimentos y combustibles de baja huella pero no está dispuesto a pagar una prima verde". Lo que hay que desarrollar, en consecuencia, son "tecnologías que provean alimentos y combustibles de baja huella sin precios extras", sostuvo.
Finalmente, el presidente de BIO4 concluyó que el futuro pasa por industrializar todos los granos en la Argentina, transformar los residuos con digestión anaeróbica y devolver los nutrientes como biofertilizantes, lo que permitirá un agro más sostenible y regenerativo. Sin embargo, este camino requiere reglas claras y políticas públicas de largo plazo, que trasciendan la gestión de turno para brindar seguridad a las grandes inversiones.