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El reto de exportar commodities y conocimiento para liderar la transformación agropecuaria continental

Redacción Forbes

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El argentino Manuel Otero, Director General del IICA, afirmó en el Forbes Campo y Futuro Summit que el país debe potenciar su rol agroalimentario al exportar conocimiento y tecnología además de sus commodities. La región es responsable de un cuarto de la producción alimentaria global.

19 Noviembre de 2025 08.15

Manuel Otero, Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), afirmó que la Argentina posee stocks de conocimiento y tecnología que debe compartir con la región, consolidando una nueva dimensión de liderazgo, al participar del cierre del Forbes Campo y Futuro Summit.

El titular del organismo hemisférico enfatizó que, si bien la exportación de commodities es vital para la economía nacional, el país debe complementar este rol con la transferencia de know-how para abordar los desafíos de la sostenibilidad alimentaria y ambiental de las Américas. "La Argentina es un país con los mayores stocks con concimiento y tecnologías para compartir con la región, porque hay que exportar comodities pero también conocimiento".

Otero, quien termina su gestión de ocho años al frente del IICA, hizo hincapié en el importante rol de este organismo que representa a las agriculturas de las Américas, región que, según cifras estratégicas promovidas por el Instituto, es responsable de una de cada cuatro toneladas de alimentos a nivel global.

El IICA, con 83 años de historia, es uno de los organismos de cooperación más antiguos del mundo, y en la región opera como una red hemisférica que facilita la articulación supranacional entre 34 países miembros en ejes estratégicos como sanidad vegetal y animal, comercio agropecuario, agricultura digital y la gestión de recursos naturales, buscando transformar las prioridades nacionales en agendas concretas de cooperación regional, y asegurando que la voz de la agricultura del continente tenga incidencia en foros globales.

Otero resumió los tres ejes de transformación impulsados durante su mandato basados en "lograr que los países miembros recuperen la confianza en la institución, con una gestión transparente y devolviendo el valor de las cuotas con acciones y resultados concretos, y en ofrecer una cooperación relevante enfocada en temas cruciales como sanidad, inocuidad, comercio, bioeconomía, e-agro digital y relevo generacional".

Además planteó el trabajo realizado para promover cambios que permitan "hacer más con menos y de una manera diferente", a través de las 35 oficinas (incluyendo la de Madrid), que permiten garantizar que incluso el país más pequeño del Caribe tenga acceso a cooperación técnica". El trabajo se estructura en agendas subregionales (como Mercosur, Prosisur, Comité Veterinario Permanente) donde el IICA actúa como secretaría para facilitar el avance supranacional.

Un punto crucial es que, más allá de las diferencias políticas entre los países, la integración agropecuaria sigue avanzando, por lo que aseguró que "existe un consenso hemisférico en temas clave como ciencia e innovación, agricultura digital, simplificación de normas de comercio, industrialización del sector y agricultura familiar",

Por cuarto año consecutivo, el IICA, con apoyo del sector privado, armó el Pabellón de la Agricultura Sustentable de las Américas en las cumbres climáticas (COP). Según Otero, esto surge de la necesidad de incluir al sector en las negociaciones ambientales, donde históricamente se tomaban decisiones sin su presencia. "El mensaje es que el nivel de transformación en la región es fuerte e irreversible, y la agricultura es un actor fundamental para las estrategias de desarrollo sostenible", aseguró.

Al analizar el futuro del sector, Otero reiteró que la agricultura de las Américas "explica y justifica la sostenibilidad alimentaria y ambiental del planeta". Sin embargo, también identificó un "problema de autoestima" en la región por no defender su peso agropecuario en los foros internacionales. 

La región presenta una gran heterogeneidad, con potencias agroalimentarias como Brasil o la Argentina, países donde cada dólar importado puede generar diez de exportación, pero también países vulnerables del Caribe o Centroamérica, regiones con alta inseguridad alimentaria; por ejemplo, El Salvador que importa el 80% de los alimentos.

El Director General concluyó con una reflexión crítica al señalar que "a pesar de que la cooperación nunca fue tan necesaria como hoy, los recursos para financiarla disminuyen. Por ello, la Argentina debe asumir el rol de exportar, no solo commodities, sino también conocimiento y tecnología para suplir ese desfasaje".

Finalmente, destacó que el trabajo con el sector privado es una decisión estratégica de los últimos ocho años, ya que las alianzas con lo público son esenciales para liderar la revolución en curso de la agricultura regional y mundial.
 

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