Los pilares con los que Frizata apuesta a facturar US$ 20 millones este año
En 2019, Adoldo Rouillon y José Robledo fundaron esta foodtech que ya está presente en cinco ciudades de la Argentina, en Santiago de Chile, en San Pablo y en San Francisco.

La alianza societaria entre Adoldo Rouillon (49), cofundador y CEO, y José Robledo (50), cofundador y CTO, se remonta a 1995, cuando se anticiparon al mundo de internet y crearon en Rosario una empresa de software.

A los pocos años la vendieron, pero se quedaron a cargo de la gestión hasta 2005. Desde el corazón de la producción de alimentos del país, la segunda página en su vida emprendedora tuvo relación con el boom de las commodities en los países emergentes. Estudiaron el mercado de alimentos y se convencieron de que la Argentina puede ser un proveedor mundial de alimentos con valor agregado. Así se toparon con un dato: el consumo de alimentos congelados en Europa tiene un promedio de 40 kilos por persona y en EE.UU. alcanza los 37 kilos; en Latinoamérica, no llega a los 5 kilos por persona. “La diferencia en el consumo guarda relación con los precios, que en nuestra región suelen ser muy altos”, explica Rouillon. 

Fundada en 2019 tras una inversión inicial de US$ 8 millones, Frizata es una foodtech flexitariana (dieta rica en vegetales pero que en ocasiones consume carne) de alimentos congelados directo al consumidor, que aporta su oferta a la comida de todos los días. La propuesta de la compañía incluye una variedad de más de 80 alimentos congelados como carnes, verduras, appetizers y productos elaborados. Además, desarrolla la línea meat free más amplia del mercado, con productos que recrean la experiencia de comer carne pero sin carne. 

La visión de los fundadores es llevar Frizata a todas las grandes ciudades del mundo y cambiar la experiencia de la comida diaria volviéndola más simple y equilibrada. 

Hoy está presente en cinco ciudades de la Argentina, en Santiago de Chile, en San Pablo y en San Francisco, Estados Unidos. En 2021, la firma facturó US$ 15 millones y espera este año alcanzar los US$ 20 millones.

“Estamos frente a un consumidor cada vez más consciente e informado en cuanto al impacto que tienen sus decisiones de consumo sobre la salud y el medioambiente. El 50% de la generación Z y los millennials está disminuyendo o eliminando el consumo de carne animal y, sumado a eso, las tendencias globales de consumo de alimentos demandan conveniencia, calidad y accesibilidad en términos de precios de los alimentos. Desde el inicio nuestra visión fue desarrollar una propuesta que equilibre la asimetría que hay entre lo que el mercado demanda y la velocidad en la que la industria está respondiendo”, señala Roullion. 

Rouillon y Robledo, fundadores de Frizata.

Los aspectos innovadores del proyecto se basan en tres pilares. El primero, cocreación de los alimentos junto con los consumidores: Frizata utiliza big data para analizar opiniones de los clientes, patrones y hábitos de consumo para desarrollar nuevos productos o mejorar los existentes de acuerdo a sus necesidades. “Vamos mejorando los alimentos como si fueran versiones de software. Por ejemplo, la Friburger que está disponible hoy es la versión 2.0 de la original”, explica Rouillon. 

El segundo pilar es la velocidad de innovación. Al ser una marca nativa digital sin intermediarios, el proceso de desarrollo de producto y de iteración es rápido comparado con la industria tradicional, lo que permitió aumentar el portfolio de productos en un 180% en menos de dos años. Esto es posible porque Frizata no depende de las decisiones de terceros como puntos de venta y retailers. Y, por último, reducción de costos y mejores ingredientes: las compañías tradicionales de alimentos suelen usar ingredientes de calidad regular o baja para mantener  los costos competitivos. 

Frizata, al desintermediar la cadena, destina los ahorros a desarrollar alimentos de alta calidad y a crear nuevos. La propuesta de valor combina alimentos de alta calidad e innovadores, a precios accesibles. 

Frizata

A los fundadores de Frizata les gusta decir que su empresa está cambiando el statu quo de la industria alimentaria que no ha innovado durante los últimos 50 años, con el modelo de negocio DNVB (Digitally Native Vertical Brand)

“Con este modelo eliminamos los intermediarios en toda la cadena de suministro. Somos responsables de la innovación y el desarrollo (I+D), la producción, el desarrollo de marca, e commerce y la distribución (última milla). Así garantizamos una experiencia completa para el consumidor desde el primer contacto, con ingredientes de alta calidad, y llegar al cliente con precios más competitivos”, apuntan los fundadores. 

Con el objetivo de avanzar en su plan de expansión internacional, a principios de este año levantó una ronda de inversión de US$ 5 millones, liderada por SP Ventures, en la que también participaron inversores como Marcos Galperin, el fundador de Mercado Libre. “Esto nos permitió lanzar operaciones en San Pablo, y recientemente desembarcamos en San Francisco. Desde aquí apostamos a crear más de 200 productos únicos e innovadores, como parte de parte de nuestro ADN”, concluye Roullion.

*La nota fue escrita por Marysol Antón y Leandro Africano