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La emprendedora que convirtió una odisea médica en la solución de datos de salud más innovadora de la región

Laura Marajofsky

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Keila Barral Masri fundó junto a Matías Carson y Juan Pablo Brea la startup Cromodata, el primer marketplace de datos de salud desidentificados de América Latina. Cerró una primera ronda de US$ 1,2 millones y proyecta su expansión.

3 Diciembre de 2025 07.22

Keila Barral Masri, ganadora del Programa WE 2025 de Endeavor Argentina, hoy con base en el Parque de la Innovación y con presencia en Silicon Valley a través del programa de escalamiento de Draper University, representa a una nueva camada de fundadoras que combinan experiencia personal, visión tecnológica y alto impacto. Su start up, Cromodata, fundada junto a Matías Carson y Juan Pablo Brea, es el primer marketplace de datos de salud desidentificados de América Latina, una herramienta clave para un sector donde la información está fragmentada, el acceso es desigual y la interoperabilidad es aún una deuda pendiente.

En esta entrevista, cuenta cómo una dificultad en el diagnóstico de una condición de salud debilitante con la que convivía fue la inspiración y llave para el posterior éxito emprendedor que dió a luz a Cromodata, startup que en solo nueve meses logró 47 hospitales asociados, 19 millones de imágenes médicas integradas y un modelo validado que democratiza el acceso a datos de calidad para entrenar tecnología de próxima generación.

"En septiembre cerramos nuestra primera ronda: levantamos US$ 1,2 millones con fondos de Boston, de España y con inversores clave del ecosistema de salud de América Latina. En medio de ese crecimiento abrimos Brasil, de la mano de uno de los grupos más grandes del país, y eso nos obligó a replantear parte de la estrategia. Ahora estamos buscando nuevamente capital y, en breve, vamos a anunciar la serie Seed de Cromodata, que nos va a permitir consolidar Brasil y expandirnos con fuerza en México", apunta esta joven emprendedora.

¿Cómo surge Cromodata?

Cromodata nace de mi experiencia personal. Estuve siete años buscando saber qué me pasaba: me sentía mal, estaba enferma, vivía yendo a guardias y nadie lograba entender qué me pasaba. Cada médico veía un pedacito de la foto, pero nadie miraba la foto completa. En ese recorrido, el sistema de salud me ofreció básicamente lo peor que le puede ofrecer a una persona: dejarla sin un diagnóstico. Recibir el diagnóstico de cualquier enfermedad difícil de tratar, o incluso sin cura, es muy complejo, pero vivir enfermo sin respuestas te deja muy solo. Lo que no tiene nombre no se puede tratar, no lo podés compartir y nadie te puede apoyar. Estuve mucho tiempo enojada y con el tiempo me di cuenta de que no era la única en mi frustración, había muchísima gente pasando por una situación similar.

¿Cuál es el desafío que viene a resolver?

En América Latina, el promedio para obtener el diagnóstico de enfermedad crónica varía entre los 5 y 10 años, y casi el 30% de los pacientes pasan todo ese tiempo buscando una respuesta. Ahí entendí que no era un problema de falta de voluntad de los médicos, sino algo más profundo: mis datos no podían conectarse, no podían ser interoperables y no podían estar resguardados dentro de un sistema sanitario en crisis. Para lograr un cambio primero había que solucionar esos problemas. Cromodata nace de esa premisa: entender la causa de raíz y sentar las bases de un sistema sanitario que funcione mejor, para llevar soluciones a todos los pacientes.

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Keila Barral Masri fundó Cromodata junto a Matías Carson y Juan Pablo Brea. Es el primer marketplace de datos de salud desidentificados de América Latina.

¿Qué rol puede jugar la tecnología a futuro para dar respuesta a casos como el tuyo?

Para pacientes como yo, la tecnología y la inteligencia artificial representan una esperanza. Es la posibilidad de que, en el futuro, lo que hoy no tiene cura o parece inamovible pueda cambiar. Pero estas tecnologías solo funcionan si los datos con los que se entrenan representan de verdad a las personas que buscan ayudar. Ahí es donde entra Cromodata. Venimos a poner los datos de los latinoamericanos en el lugar donde tienen que estar: en los espacios donde se hace ciencia y tecnología. Para que las soluciones que se desarrollan en el mundo nos incluyan, nos sirvan y tengan impacto real en nuestra salud.  

¿Cuán importante es el foco en temas de privacidad cuando hablamos de datos de salud, en particular siendo que ustedes hacen un caso de los datos anonimizados? ¿No se trabaja siempre con datos desidentificados cuando hablamos de health big data?

La privacidad de los datos es un tema muy polémico. Si bien hoy América Latina aporta menos del 1% de los datos que se están utilizando a nivel global para entrenar modelos de IA y medicina genómica, los datos de los latinoamericanos que se usan se adquieren de manera informal. La industria médica es la industria más hackeada desde hace cinco años, y está muy claro que cuidar la identidad de un paciente le importa poco o nada a quienes realizan estos hackeos. La Deep Web está repleta de datos completos de pacientes, que es básicamente el dato más importante de una persona. Cromodata entendió que la manera de frenar estos riesgos es colocando los datos de los pacientes de una forma donde se cuide su identidad, pero que a su vez permita que esos datos puedan ser usados. El dato de salud no está para ser guardado, cajoneado y no servir para nadie, nació para servir a la salud pública general de todas las personas. Es un dato que debe ser compartido, tomando todos los cuidados posibles para respetar la intimidad de los pacientes.

¿Cómo detectaron que esto era una necesidad o potencial nicho en América Latina?

Mientras atravesaba mi propio diagnóstico, descubrí que mi experiencia no era una excepción, era la norma; no solo en mi país sino en toda América Latina. Esa falta de datos tiene consecuencias directas: los modelos de IA que ayudan a diagnosticar enfermedades no están entrenados con nuestros cuerpos, y muchos laboratorios y centros de investigación no consideran nuestras patologías o nuestra genética al momento de desarrollar nuevas soluciones médicas. Así, Latinoamérica queda automáticamente fuera del avance clínico global. Ese vacío nos dejó claro que había una necesidad urgente, pero también una oportunidad concreta de contribuir a mejorar el sistema de salud de toda la región.

¿Cómo trabaja la plataforma conectando hospitales, laboratorios, farmacéuticas y compañías de IA?

Cromodata funciona como una infraestructura digital dentro de los centros médicos, que permite que sus datos clínicos puedan viajar de forma segura, cifrada y completamente anonimizada hacia quienes los necesitan para investigar o desarrollar nuevas tecnologías. Es una logística invisible: el hospital sigue trabajando igual, pero por detrás todo queda organizado para que esa información se pueda usar sin poner en riesgo la privacidad de nadie. La plataforma toma información real de cada institución, la estandariza y la convierte en datos interoperables. Esto incluye radiografías, tomografías, análisis de laboratorio y datos clínicos no estructurados. Cada registro se anonimiza y se tokeniza en origen, lo que permite cruzar información entre instituciones sin nunca revelar identidades ni perder cumplimiento normativo. Con esa base, conectamos a los centros médicos con farmacéuticas, laboratorios de investigación y empresas de IA. Funciona como un marketplace de datos curado: las instituciones mantienen el control, deciden qué datos compartir y para qué proyecto, y cada uso autorizado genera una contraprestación económica para el centro. Esta ganancia es totalmente transparente y les permite reinvertirlo en equipamiento, infraestructura o mejoras operativas. Además de aportar la tecnología, nos ocupamos del proceso de anonimización, compliance, auditorías y consentimiento informado digital, con un equipo que acompaña a cada institución para que la comercialización de sus datos sea segura, ética y rentable. Hoy manejamos más de 20 millones de registros médicos de toda la región. Nuestro objetivo es que esos datos puedan impulsar investigación real, modelos de IA entrenados con cuerpos latinoamericanos reales y desarrollo médico pensado para nuestra población.

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"En septiembre cerramos nuestra primera ronda: levantamos US$ 1,2 millones con fondos de Boston, de España y con inversores clave del ecosistema de salud de América Latina. En medio de ese crecimiento abrimos Brasil, de la mano de uno de los grupos más grandes del país, y eso nos obligó a replantear parte de la estrategia. Ahora estamos buscando nuevamente capital y, en breve, vamos a anunciar la serie Seed", apunta Keila Barral Masri, una de las cofundadoras.

¿Qué pensás de los impactos que ya está teniendo la IA en salud, solo que quizás no tan positivos, sobre todo en referencia a la dependencia emocional y psicológica que se está viendo en jóvenes y adultos, y que en algunos casos conlleva a comportamientos poco saludables?

Los impactos que vamos a poder ver en el uso de la IA en términos de salud son más positivos que negativos. Es cierto que muchas veces se hace un uso incorrecto de la tecnología, pero eso no es un problema de la tecnología en sí, sino de la educación de las personas que la utilizan. No se trata de regular por regular, ni de prohibir por prohibir. Por ejemplo, Europa se caracteriza por una regulación extrema, hasta el punto en el que ya no hay espacio para la innovación. En América Latina tenemos la oportunidad de aprender de esas experiencias. Tenemos que regular para cuidar a las personas, no para prohibir la innovación, y sobre todo educar a quienes utilizan la tecnología y a los que son más vulnerables a ella. La culpa nunca es de la herramienta, sino de quién la emplea y con qué fin.

¿Cómo te resulta ser mujer emprendedora en el ecosistema de startups de salud en el mercado latino? ¿Qué fué lo que más te costó?

Ser una mujer emprendedora ya tiene desafíos, pero en salud puede ser que se note un poco más. La industria de la salud se caracteriza porque la mayoría de los líderes son hombres. Si bien el 70% de la fuerza laboral en salud son mujeres, los puestos de liderazgo no están ocupados por ellas. Es importantísimo que haya mujeres trabajando en salud, y la visión que una mujer puede traer a una problemática es crucial. Hay un caso muy conocido de la NASA, que envió a una mujer al espacio por tres días y le mandaron 100 tampones. Si bien es divertida, esta anécdota dice mucho sobre el desconocimiento de las necesidades de las mujeres, de qué pasa con la salud femenina. En ese equipo de mentes brillantes de la NASA no había una sola mujer sobre la mesa que diga que es una ridiculez enviar a una mujer al espacio con 100 tampones. Esto se multiplica en cientos de casos, desde qué patologías se priorizan a muchas de las drogas que se comercializan actualmente y jamás fueron testeadas sobre mujeres. Por eso, aunque hay muchas dificultades, en salud es aún más importante romper con esas barreras.

¿Qué mensaje te gustaría pasarle a otras líderes o emprendedoras que te hubiera gustado recibir a vos?

No soy muy fan de dar consejos. Cuando me piden dos o tres, el último siempre es el mismo: no me escuches y encontrá tu propio camino. Cada experiencia es distinta, pero hay algo que para mí fue clave: intentarlo. Mandarse. Ir de frente. Calzarse la piel de cocodrilo y salir a buscar esos "no", porque en algún momento ese no se transforma en un sí. Es una de las cosas que me permitió llevar a Cromodata donde hoy está. Nunca rendirme, confiar en lo que estaba construyendo y escuchar opiniones sin perder mi propio criterio. Escuchar, analizar, pasarlo por el tamiz de mis creencias y de mis experiencias, dejar de lado lo que no me servía y quedarme con lo que sí para seguir avanzando.

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Max es el perro de alerta médica que acompaña a Keila Barral Masri: "La verdad, es un gran compañero y además es un especialista del networking. En Cromodata decimos que Harry es uno de los miembros fundadores más importantes del equipo".

¿Qué sigue para Cromodata? ¿Hay planes de expansión más allá de LATAM?

Cromodata busca ser el hub de datos sanitarios de América Latina y el Caribe. Todos los datos importan: desde los del centro de referencia más prestigioso que todos admiramos hasta los de esa pequeña salita en la provincia, en el interior, en los pueblos pequeños de la región, porque mientras no estemos todos incluidos, siempre nos va a estar faltando algo. América Latina y el Caribe es tan diversa, tenemos geografías tan dispares, y hasta nuestra alimentación es tan distinta, que tenemos que estar todos incluidos en lo que se viene para tener una solución en el futuro para todos. Por eso se vienen dos años de recorrer cada rincón de la región, conectar cada hospital, cada laboratorio por imágenes, cada salita, cada guardia, cada startup que está recolectando salud hasta que nadie se quede afuera. América Latina es el lugar donde recolectamos los datos, pero muchas veces quienes tienen presupuesto para entrenar modelos de IA están en el exterior. De esta manera vamos a poner la información de los latinos en el mundo y apalancar el sistema sanitario para que sea autosostenible y de esta manera brindar un mejor servicio a los pacientes.

Tenés un perro de alerta médica entrenado para asistirte en caso de problemas de salud. Contanos sobre esto.

Harry es mi perro de alerta médica. Sufro de convulsiones involuntarias, una secuela de haber recibido un diagnóstico tan tardío. Estuve siete años recorriendo el sistema, con migrañas, dolor de cabeza y hasta desmayos. Eran todos pequeñas señales que sueltas podrían no parecer nada, pero tenía dos tumores cerebrales creciendo, que al final me ocasionaron esto. Harry está adiestrado para avisarme antes de tener una convulsión por un cambio en mi olor, una feromona que él puede sentir. La vida con Harry es espectacular. Por un lado, es la tranquilidad de hacer vida normal y que estoy protegida, que no voy a estar expuesta cuando tengo una convulsión, porque tengo a Harry que me avisa antes y me da los minutos suficientes para buscar un espacio privado y estar tranquila. La verdad, es un gran compañero y además es un especialista del networking. En Cromodata decimos que Harry es uno de los miembros fundadores más importantes del equipo.

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