La empresa Agility Robotics, que comenzó como un desprendimiento de una universidad en Oregón, se convirtió en uno de los actores más concretos dentro del universo de los robots humanoides. Y en un contexto donde varias compañías anuncian desarrollos similares con promesas que tardan en materializarse, esta firma ya los tiene trabajando con turnos regulares en el mundo real.
En los próximos meses, Mercado Libre sumará estos robots a sus centros de distribución en Texas, Estados Unidos. La incorporación tiene como objetivo principal cubrir tareas repetitivas y de alta exigencia física, con el foco puesto en mejorar la seguridad, la productividad y la eficiencia de los procesos. Si los resultados cumplen con las expectativas, la intención es ampliar el uso de esta tecnología al resto de sus operaciones en Latinoamérica.
Ahora bien, ¿Quiénes están detrás de esta tecnología?¿Cómo surgió la empresa y de qué manera sus robots humanoides pasaron de los laboratorios académicos a operar en centros industriales reales?
De un laboratorio universitario a la industria global
Agility Robotics nació en 2015 como una escisión del Laboratorio de Robótica Dinámica de la Universidad Estatal de Oregón. Su fundador, Jonathan Hurst, venía investigando la locomoción bípeda desde hacía tiempo, y logró que un robot se moviera de forma similar a como lo hace una persona. A partir de ese trabajo, junto a Damion Shelton y Mikhail Jones, creó una compañía que en menos de una década ya tiene productos en funcionamiento dentro del sector logístico.
El primer prototipo que desarrollaron fue Cassie, un bípedo sin brazos ni sistema de visión, orientado a la investigación. Aunque limitado, fue clave para sentar las bases mecánicas y de movimiento que caracterizan a los modelos posteriores. Incluso marcó un hito al establecer el récord Guinness en los 100 metros más rápidos para un robot bípedo.
La evolución continuó en 2017 con la presentación de la primera versión de Digit, un robot de tamaño humano con torso, brazos y sensores que le permitían interactuar con su alrededor. Fue el primero que se pensó con fines comerciales. En 2019 y 2021 salieron las versiones mejoradas, hasta llegar a la Digit v4, la actual, que se produce en serie en la fábrica RoboFab, de unos (unos 6.500 m²) ubicada en Salem, Oregón. Fuentes de la empresa afirmaron que muy pronto tendrán la capacidad de fabricar 10 mil robots por años.
Una visión pragmática de la robótica humanoide
A diferencia de otras firmas que trabajan con humanoides financiados por grandes nombres del sector tecnológico, Agility optó por una estrategia más pragmática: construir un robot que haga tareas simples de manera eficaz. Mientras otros prototipos dependen de un control humano o de simulaciones, Digit ya cobra su "sueldo" trabajando en almacenes reales.
El diseño de Digit evitó complejidades innecesarias. Uno de los mayores desafíos en la robótica son las manos con dedos, que suelen romperse fácilmente y requieren mucho mantenimiento. Para sortear esto, Agility incorporó herramientas que pueden intercambiarse según la función: garras, pinzas o apéndices adaptados al tipo de tarea.
En algunos casos, incluso logró resolver problemas mejor que un humano. Durante una prueba, clasificó basura y reciclables sin instrucciones previas. Separó correctamente un envoltorio de burbujas como basura, mientras que un ingeniero creyó que debía ir al reciclaje. Ese tipo de decisiones automáticas muestra el potencial de la inteligencia artificial aplicada a tareas concretas.
Agility también recibió una inversión del grupo Schaeffler AG, un gigante de origen alemán que emplea a más de 120.000 personas y factura cerca de US$ 15.000 millones por año. Incluso anunció que incorporaría esta tecnología en sus 100 plantas industriales alrededor del mundo.
La apuesta de Agility también incluye el autoabastecimiento: la idea es que parte de los Digit se utilicen también dentro de su fábrica de Salem. Desde la empresa afirmaron que, en el corto plazo, algunos robots incluso colaborarían en la fabricación de otros Digit, especialmente en las áreas de envío y logística.
Digit no tiene dedos. En su lugar, usa pinzas espatuladas, diseñadas para manipular cajas, bolsas y objetos dentro de un depósito. Se mueve en dos piernas, lo que le permite circular en espacios pensados para personas sin necesidad de rediseñar los lugares de trabajo. Esto lo vuelve especialmente atractivo para compañías que quieren automatizar sin grandes reformas estructurales.
El robot puede trabajar ocho horas seguidas, en turnos comparables a los de un empleado promedio. Actualmente, por cada minuto que Digit pasa cargando su batería, puede trabajar cuatro minutos. Es decir, si se lo enchufa durante 1 hora (60 minutos), eso le permite operar durante unas 4 horas (240 minutos). Esta relación entre tiempo de carga y tiempo de trabajo se expresa como 4:1.
Agility Robotics proyecta mejorar esa proporción a 10:1, lo que implicaría que por cada minuto de carga, el robot podrá trabajar 10 minutos. En términos simples: menos tiempo enchufado, más tiempo funcionando.
Una nueva etapa en la relación humano-robot
La demanda de trabajadores en logística no se detiene. Solo en Estados Unidos hay 1,1 millones de vacantes en ese sector, con proyecciones de crecimiento. La escasez de mano de obra, sumada a los altos costos de contratación y capacitación, lleva a muchas empresas a buscar alternativas tecnológicas.
Con un costo estimado de US$ 150.000, desde la empresa afirman que Digit está diseñado para colaborar, no para reemplazar. Su presencia libera a las personas de tareas monótonas, permitiéndoles enfocarse en funciones que requieren más criterio, creatividad o atención al cliente.
Con su decisión de sumar estos robots a su operación, Mercado Libre impulsa la adopción de humanoides en la región.
