¿Querés destacarte en el trabajo, pero no tenés un cargo formal ni un equipo a cargo? Hay una buena noticia: no necesitás ninguno de los dos. La influencia no depende de la autoridad. Muchos de los líderes más influyentes consiguieron resultados mucho antes de ocupar un puesto jerárquico. El liderazgo informal mejora la eficacia del grupo, aumenta la productividad y fortalece los vínculos dentro del equipo.
La clave está en generar impacto desde el lugar que ocupás hoy. ¿Cómo? Mostrando iniciativa, construyendo confianza y consiguiendo resultados que nadie pueda pasar por alto.
Por qué es importante liderar sin tener poder formal
Los lugares de trabajo actuales distan mucho de ser jerárquicos. De hecho, el 84 % de los empleados se desempeña en estructuras matriciales, donde reportan a más de un jefe, participan en equipos interdisciplinarios y colaboran más allá de las jerarquías tradicionales. Hoy, la toma de decisiones está distribuida y la experiencia pesa más que un cargo. Cada vez más, el mundo laboral se define por una lógica basada en habilidades: el 87 % de los profesionales considera que competencias como la adaptabilidad, el liderazgo y la comunicación resultan más importantes que nunca. En este contexto, tener un título no asegura influencia. En cambio, tus conocimientos pueden darte el poder que antes solo venía con un cargo.
Tácticas básicas para ganar influencia
Si querés ampliar tu influencia más allá del rol que ocupás, hay algunas estrategias simples pero efectivas. La primera es construir tu capital de relaciones.
Solo el 21 % de los empleados en Estados Unidos confía plenamente en la conducción de su empresa. Esto abre una puerta: al no tener un cargo formal, es probable que tus compañeros te vean como un par y les resulte más fácil confiar en vos.
Podés aprovechar esa ventaja mostrándote accesible y con iniciativa. Preguntá cómo estuvo el fin de semana de alguien, proponé almorzar juntos o simplemente conversá entre reuniones. También podés ir un poco más allá: registrá mentalmente en qué proyectos están trabajando tus compañeros o qué obstáculos mencionaron. Estar atento —sin invadir— muestra que prestás atención y que te importan los demás.
Con el tiempo, estos gestos cotidianos construyen confianza, fortalecen tu influencia y mejoran las relaciones, lo que también hace que el trabajo sea más llevadero.
Enmarcá tus ideas según los objetivos de toda la organización
Quienes piensan de manera estratégica se destacan porque no resuelven problemas aislados. En cambio, conectan su trabajo con los objetivos centrales de la empresa. De hecho, el pensamiento estratégico superó a la comunicación, la innovación y la capacidad de ejecución como el principal factor que influye en cómo se percibe la eficacia de un liderazgo.
Cuando tengas que presentar una idea, relacionala directamente con una prioridad del negocio. Eso muestra que tenés una mirada a largo plazo, te posiciona como alguien que piensa más allá de su tarea y facilita que quienes toman decisiones te escuchen.
Hacete visible trabajando con otros equipos
Colaborar con áreas fuera de la tuya no solo fortalece los vínculos, sino que también aumenta tu visibilidad dentro de la organización. Es una buena oportunidad para mostrar tus conocimientos y habilidades frente a un público más amplio. Cuando aparezcan proyectos que involucren a distintos equipos, ofrecete. Muchas veces, la visibilidad y el impacto llegan cuando te corrés de tu zona habitual.

Aprovechá estas instancias para generar relaciones auténticas que vayan más allá de un proyecto puntual. Este tipo de acciones no solo mejora la colaboración, sino que también construye una reputación que puede resonar en toda la empresa.
Hacé preguntas inteligentes
Una pregunta bien planteada, en el momento justo, puede influir en una decisión sin necesidad de imponer nada. Para lograrlo, lo ideal es que tus preguntas ayuden a conectar el trabajo cotidiano con una mirada más amplia.
Algunos ejemplos útiles:
- ¿Cómo se alinea esto con nuestros objetivos más importantes?
- ¿Cómo vamos a medir el éxito dentro de seis meses?
- ¿Qué obstáculos podemos anticipar para actuar con tiempo?
El 92 % de los empleados considera que la curiosidad y la capacidad de hacer preguntas son claves para la innovación y el buen rendimiento. Formular preguntas te posiciona como alguien que piensa estratégicamente e invita a los demás a sumarse a la conversación. Esa combinación fortalece tu influencia y genera confianza.
Participá en la mentoría entre colegas
Es muy probable que haya algo en vos que algún compañero admire y quiera aprender. Y también es probable que vos puedas incorporar habilidades o una nueva mirada a partir de lo que otros saben.
Generá un espacio pensado para ese intercambio. Podés, por ejemplo, organizar un almuerzo regular con uno o dos colegas para compartir ideas, experiencias y darse apoyo mutuo. La mentoría no tiene por qué ser vertical: se trata de crecer juntos.
Además, está demostrado que la mentoría mejora la experiencia laboral. El 90 % de quienes cuentan con un mentor asegura sentirse más feliz en su trabajo.
Organizá un almuerzo y compartí lo que sabés
Ya tenés conocimientos valiosos. Ahora es momento de compartirlos. Podés ofrecerte para dar una charla sobre alguna habilidad o tema que manejes bien, ya sea dentro de tu equipo o para toda la empresa.
Si en tu lugar de trabajo no existe un espacio como este, crealo. Los líderes no esperan autorización: buscan oportunidades para abrir espacios y generar impacto. Tomar este tipo de iniciativas no solo suma a la organización, sino que también te posiciona como alguien influyente, capaz de liderar más allá de los títulos o los cargos.
Errores que conviene evitar
Dar un paso al frente es clave para ampliar tu capacidad de liderazgo. Pero si querés ganar influencia sin perder la confianza de tus compañeros, es importante no cometer ciertos errores.
No te excedas en tus límites
Participar en equipos de distintas áreas ayuda a ganar visibilidad y crecer profesionalmente. Sin embargo, si te pasás de la raya, el efecto puede ser el contrario. Evitá:
- Meterte sin que te lo pidan
- Hablar cuando no te corresponde
- Tomar el control de un proyecto que no liderás
- Quedarte con el mérito en vez de destacar al equipo
- Ignorar a tu jefe cuando sabés que eso puede molestarlo
Usá el criterio y tu inteligencia social para encontrar el equilibrio entre aportar y opacar. Esa autoconciencia es lo que realmente genera respeto.
No trabajes solo para obtener reconocimiento
La visibilidad importa, pero el reconocimiento tiene que ser una consecuencia, no el objetivo. Tanto tus compañeros como tus líderes pueden notar la diferencia entre alguien que busca destacarse y alguien que realmente mueve resultados. Si enfocás tus acciones en generar impacto, el reconocimiento va a llegar solo.
Cuando encarás el camino hacia el liderazgo con un compromiso auténtico por ayudar al equipo a lograr sus objetivos —y tenés las habilidades para acompañarlo—, te posicionás como alguien capaz de ejercer una influencia real y duradera.
El liderazgo no tiene que ver con el cargo que figura en tu firma de mail. Tiene que ver con el impacto que generás. Vos tenés el poder de influir en cómo te ven los demás.
La confianza, el coraje y el impacto no dependen del nivel jerárquico. Mostrá lo que sabés hacer ahora. Así no solo vas a ganar liderazgo: lo vas a encarnar. Y si más adelante querés el título formal, va a ser tuyo.
*Con información de Forbes US.