La caja navideña dejó de ser un beneficio tradicional para convertirse en una acción cargada de sentido simbólico para los empleados. En un contexto donde el reconocimiento laboral cobra un peso cada vez más relevante en la relación entre los equipos y las empresas, los gestos tangibles como este terminan generando un impacto emocional similar al de un bono de fin de año.
Según una encuesta de Randstad realizada en Argentina, Chile y Uruguay, el 58% de los trabajadores argentinos afirmó sentirse valorado por su jefe directo. Un 18% aseguró sentirse muy valorado, mientras que un 39% dijo sentirse medianamente valorado. En contraste, el 29% se sintió poco valorado y un 14% nada valorado.

Los datos de la región muestran diferencias mínimas: en Chile, el porcentaje de trabajadores que se siente valorado llega al 59%, mientras que en Uruguay alcanza el 57%. Pero más allá de la cifra puntual, lo que surge como común denominador en los tres países es la necesidad de reconocimiento concreto. Esa necesidad también se refleja al observar cuántos trabajadores reciben reconocimiento de sus logros. En Argentina, solo el 22% dijo que su jefe siempre reconoce sus logros. El 46% dijo que lo hace solo algunas veces, y un 32% directamente nunca se sintió reconocido.
Una forma de validar el esfuerzo del año
Ese reconocimiento, que tantas veces se espera en forma de aumento o bono, puede tomar la forma de una caja navideña bien pensada. No reemplaza al incentivo económico, pero brinda algo diferente: una señal de que el esfuerzo del año fue visto y valorado.
"Sentirse valorado en el trabajo es un elemento clave que da forma al ambiente laboral, uno de los intangibles más importantes a la hora de atraer y comprometer al talento. La valoración, el reconocimiento y las relaciones que se tejen entre los líderes y sus equipos tienen una incidencia central en la pertenencia y el sentido de comunidad, y por ende en el compromiso y rendimiento laboral", asegura Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay.

"No alcanza con que las personas sientan que su trabajo es importante y valorado: necesitan ver ese valor reflejado en gestos concretos por parte de los líderes. El reconocimiento de logros, el feedback oportuno y las conversaciones de desarrollo son herramientas simples, de bajo costo y de alto impacto, pero aún subutilizadas", agrega.
Una herramienta poderosa de comunicación
En ese marco, gestos simples, como una caja navideña, se convierten en una herramienta poderosa de comunicación emocional entre las empresas y sus empleados. "La caja navideña es una acción de alto impacto simbólico. Es algo que el colaborador se lleva a su casa y comparte con su familia. Funciona como un recordatorio tangible de reconocimiento", explica Alejandro Servide, director de Professional, Digital & Enterprise de Randstad para Argentina y Chile.
Según el ejecutivo, hoy la caja navideña no se limita a su contenido. El diseño, el packaging y el mensaje que la acompaña fortalecen el sentido de pertenencia. "En gran medida, son las redes sociales las que le están dando mayor visibilidad e impacto. Esta amplificación funciona como un catalizador del sentido de identificación y pertenencia", detalla.

Qué están haciendo las compañías para cerrar el año
Aunque el contexto económico exige recortes y una planificación estricta, muchas compañías ajustaron sus políticas para no perder el contacto con sus equipos. Algunas siguen apostando por los clásicos como las fiestas y los regalos, mientras que otras priorizan la continuidad operativa y reducen beneficios.
Una encuesta reciente de la consultora Mercer a 381 empresas reveló que el 31% decidió otorgar como días no laborables el 24 y 31 de diciembre. En paralelo, un 25% no tiene previsto ofrecer ningún beneficio y un 19% aún lo analiza.
"Estos días libres permiten a los colaboradores disfrutar de un descanso y les brindan la oportunidad de pasar más tiempo de calidad con sus seres queridos. Esta práctica por parte de los empleadores es valorada por los equipos, fortaleciendo aún más el sentido de pertenencia y gratitud en el lugar de trabajo", comenta Ivana Thornton, Presidente de Mercer para Argentina, Uruguay y Paraguay.
Frente a los días entre las fiestas, el criterio es la flexibilidad. Un 10% otorga una de las dos semanas completas. Otros esquemas incluyen entre dos y cuatro días de descanso repartidos, o home office como alternativa. Además, un tercio de las compañías implementa guardias rotativas, lo que permite mantener cierta estructura sin exigir presencialidad masiva.
En cuanto a los regalos, 7 de cada 10 empresas planean entregar regalos. La caja navideña sigue firme y representa el 73% de las elecciones, aunque convive con gift cards, productos con marca corporativa, valijas, mochilas, dispositivos electrónicos y comidas listas. Esta variedad responde a una lógica de personalización con control de gastos.
También se mantiene la tradición de los eventos de cierre: el 67% de las empresas hará una fiesta de fin de año. El objetivo es reforzar el vínculo interno sin perder de vista el contexto económico, que condiciona tanto el formato como la escala de estas celebraciones.
"La caja navideña es una acción de alto impacto simbólico. Es algo que el colaborador se lleva a su casa y comparte con su familia. Funciona como un recordatorio tangible de reconocimiento".
Alejandro Servide, director de Professional, Digital & Enterprise de Randstad para Argentina y Chile.
"La caja navideña es una acción de alto impacto simbólico. Es algo que el colaborador se lleva a su casa y comparte con su familia. Funciona como un recordatorio tangible de reconocimiento".
Alejandro Servide, director de Professional, Digital & Enterprise de Randstad para Argentina y Chile.
El aspecto simbólico de estas acciones se vuelve central en un contexto donde el consumo general intenta recuperarse de un año difícil. Según Focus Market para Naranja X, la canasta navideña subió un 27% interanual, mientras que la decoración navideña aumentó un 12%.
Entre los productos que más subieron están la torta española de frutos secos (+47%), el pan dulce con frutas (+44%) y el turrón blando de almendra (+38%). Por el contrario, el pan dulce con chips de chocolate (+9%), las garrapiñadas de maní (+7%) y el espumante (+1%) fueron los de menor variación. El valor promedio de los 12 productos analizados pasó de $75.013 en 2024 a $95.401 en 2025.