La Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup para el primer trimestre de 2026 dejó a la vista un repunte moderado en los planes de contratación de las compañías argentinas. El relevamiento, realizado entre más de 700 empleadores, arrojó una Expectativa Neta de Empleo (ENE) de +10% ajustada por estacionalidad. Ese número implicó una suba de 5 puntos porcentuales respecto del trimestre previo y un incremento de 11 puntos porcentuales frente al mismo período del año pasado.
El sondeo indicó que el 30% de las firmas consultadas prevé sumar personal entre enero y marzo. En tanto, un 18% anticipa reducciones, un 35% no proyecta cambios y el 17% restante todavía no definió qué hará durante esos meses. La ENE se calcula al restar el porcentaje de empleadores que anticipa recortes del porcentaje que prevé contrataciones.
Las diferencias según tamaño de empresa también dejaron señales claras sobre cómo se reparte la intención de contratación. Las organizaciones de 10 a 49 empleados mostraron la expectativa más firme, con una ENE de 16%, mientras que las compañías de 250 a 999 empleados alcanzaron un 15% y las de 5.000 o más colaboradores registraron un 12%. E
En el otro extremo, las firmas de 1.000 a 4.999 empleados informaron una ENE de -1%, el único resultado negativo dentro del relevamiento, y el segmento de 50 a 249 empleados presentó una expectativa más moderada, de 6%.
Sectores que impulsan la mejora y actividades que siguen con señales débiles
La encuesta incorporó desde este trimestre una nueva clasificación de sectores para alinear la información con la estructura económica global actual. Los datos históricos fueron reclasificados y permanecen disponibles.
En este nuevo esquema, nueve de once actividades económicas anticipan incrementos en sus dotaciones. El rubro de Finanzas y Seguros volvió a destacarse y alcanzó una ENE de +27%, la cifra más alta entre los sectores analizados. Le siguieron Construcción y Bienes Raíces, con una ENE de +20%, lo que mostró un interés renovado por parte de las empresas vinculadas a esos segmentos.
El contraste más marcado apareció en Sector Público, Salud y Servicios Sociales, que informó una ENE de -3%, el registro más débil entre las actividades relevadas.
La comparación con el cuarto trimestre de 2025 dejó en evidencia subas en ocho de once sectores. Finanzas y Seguros encabezó el avance con un salto de 17 puntos porcentuales, mientras que Información registró un alza de 16 puntos porcentuales, una variación que reflejó un mayor movimiento en empresas tecnológicas y de servicios informáticos.
En la comparación interanual, el fortalecimiento se repitió en nueve de once rubros. El crecimiento más marcado volvió a concentrarse en Finanzas y Seguros, que exhibió una mejora de 20 puntos porcentuales frente al primer trimestre de 2025.

Regiones con mejores perspectivas y zonas donde las expectativas retroceden
En el análisis por regiones, el panorama mostró disparidades. Todas las áreas del país anticipan aumentos en sus nóminas para el primer trimestre de 2026, excepto Cuyo, que mantiene una ENE de 0% y no prevé movimientos en su nivel de empleo. La región del Noreste (NEA) lidera con una ENE de +15%, seguida por Patagonia y la Pampeana, ambas con +13%.
Contra el trimestre anterior, las intenciones de contratación se fortalecen en cuatro de seis regiones. La Pampeana se ubicó al frente de esta tendencia con un aumento de 9 puntos porcentuales, mientras que Cuyo sufrió la caída más pronunciada, con un retroceso de 18 puntos porcentuales.
En la comparación interanual, las expectativas mejoran en cuatro de seis regiones. El NEA volvió a destacarse y registró un incremento de 25 puntos porcentuales, la variación más alta del país. Al mismo tiempo, Cuyo permaneció como la zona más debilitada, con una baja de 16 puntos porcentuales respecto del mismo período de 2025.
Cómo queda Argentina frente a sus vecinos y al resto del mundo
En América, los doce países evaluados proyectan aumentos de empleo durante el primer trimestre de 2026. Brasil encabeza las intenciones de contratación con una ENE de +57%, seguido por Guatemala (+28%), Estados Unidos (+27%) y México (+24%). En ese conjunto, Argentina exhibe la expectativa más baja, con +10%, por debajo de Costa Rica (+11%) y Chile (+13%).
A nivel global, los empleadores de 40 de los 42 países y territorios encuestados proyectan sumar personal entre enero y marzo, una señal de que la recuperación del empleo muestra un comportamiento más firme en la mayoría de las economías del mundo que en el caso argentino.

Para profundizar en estos resultados conversamos con Luis Guastini, Director General y Presidente de ManpowerGroup Argentina y Director de Talent Solutions para Latinoamérica, quien detalló las razones detrás del repunte en la Expectativa Neta de Empleo, explicó por qué algunos sectores mostraron mayor dinamismo que otros y analizó las brechas estructurales que aún separan al mercado laboral argentino de los países que hoy lideran el ranking global.
La primera pregunta tiene que ver con el dato principal: la expectativa neta de empleo para el primer trimestre de 2026 se ubica en más del 10%, un número que implica una suba de 11 puntos porcentuales en la comparación interanual. ¿Qué factores creen que están impulsando esta recuperación en las expectativas de contratación? ¿Detectan señales estructurales de mejora o consideran que se trata de un rebote más coyuntural?
Luis Guastini: Te cuento, primero te pongo un poco en contexto. El estudio que nosotros hacemos ya desde hace muchísimos años es un estudio global donde le preguntamos a 40.000 empleadores en el mundo y más o menos unos 700 en la Argentina, si van a aumentar, mantener o disminuir su dotación. El número que vos hacés referencia, en definitiva, surge de la resta entre aquellos que van a aumentar y aquellos que van a reducir su dotación.
Nosotros veníamos ya desde hacía muchos trimestres con un número muy, muy planchado, que estaba en 0, 1, 3, 4, 5, pero con unas expectativas extremadamente moderadas por parte del empresariado argentino. Tanto es así que prácticamente hace más de un año que nosotros estábamos ocupando el último lugar entre las 42 empresas donde hacíamos este estudio. Al ser un estudio de carácter proyectivo y de corto plazo, cuando los empleadores nos responden, en definitiva, están mirando básicamente dos cosas.
La primera es qué va a pasar con la economía en general, cómo va a venir la economía de corto plazo y, por otra parte, cómo eso va a impactar en su propia actividad. Entonces, primero miran qué va a pasar con el país y después pasan por el filtro....Bueno, a ver, esto va a impactar positivo o negativamente en mi actividad y eso me va a obligar o no a incrementar mi dotación. Básicamente, ese es el razonamiento que hace un empleador cuando responde.

¿Y qué ocurrió en este último relevamiento?
Lo que ha ocurrido en este último relevamiento que hicimos en el mes de octubre es que se produjo un cambio respecto de todas las respuestas que veníamos recibiendo. Pasamos de casi un comportamiento escéptico y negativo, donde básicamente no había ni había nula expectativa de crecimiento, a pasar a formar parte del grupo de los países conservadores o más cautos.
Eso es una buena noticia y, como te decía antes, indudablemente está marcada por dos factores. Por un lado, hay una expectativa de que la economía, la primera parte del año que viene, ya empiece a mostrar signos de una estabilidad más prolongada. Y por el otro lado, hay algunos sectores que están viendo que eso puede llegar a impactar en un crecimiento, en unas mejores oportunidades, y eso es lo que hace que el número suba en general.
Si bien la mayoría de los sectores dan positivo, todavía sigue siendo heterogéneo el comportamiento de las respuestas. Incluso dentro de un mismo sector, por ejemplo, el sector financiero y de seguros... el número, que es el más alto de la muestra, está claramente influenciado por el sector seguro y el de fintech, y no tanto por el de la banca tradicional.
Entonces, hay que ir desagregando bastante para entender por qué se dan estas respuestas.
Justamente, la segunda pregunta tenía que ver con esos datos. Finanzas y seguros lideran con una expectativa de contratación del más 27%, mientras que el sector público, salud y servicios sociales muestra un menos 3%. ¿Tienen un análisis sobre por qué se da una brecha tan marcada entre estos sectores? ¿Hay características del contexto económico o tecnológico —que algo mencionaste— que expliquen por qué finanzas y seguros se destacan?
Sí, sí, claramente, finanzas y seguros están muy vinculados al sector fintech y al sector seguro, puntualmente. No tanto en la banca tradicional, donde observamos mucha más prudencia. El otro sector que también tuvo mucho más optimismo es el sector de las construcciones de bienes raíces. Todo lo que es bienes raíces viene con un sostenido crecimiento, si lo comparamos con años anteriores. Es cierto que en los años anteriores venía como muy deprimido el mercado inmobiliario, pero bueno, viene creciendo sostenidamente.
Y construcción está bastante ligado a dos elementos. Por un lado, se empieza a ver un repunte en la construcción privada, y por el otro lado, para la época en donde nosotros hicimos el relevamiento de campo, empezaron a haber algunos anuncios de que el gobierno iba a abrir licitaciones para obras públicas en el 2026, y eso seguramente ha impactado positivamente.
Por el otro lado, hay sectores que están mucho más cautos. Todo lo que tenga que ver con el sector público, principalmente. Y tiene que ver con una política muy restrictiva de contrataciones, que ya la veníamos viendo desde hace algún tiempo. Por el otro lado, todo lo que tiene que ver con servicios profesionales, en general, también hay bastante cautela. Sobre todo en proyectos de consultoría o cierto tipo de actividades, de proyectos, sobre todo, que están siendo muy cautas a la hora de ver si el año que viene, sobre todo al inicio del año que viene, va a haber una mayor demanda o se van a mantener estables esas empresas.

En cuanto a las regiones, si no me equivoco, el noreste mostró la expectativa de contratación más alta, con una expectativa neta de empleo del +15%, mientras que Cuyo arrojó una de las más débiles, con una ENE del 0%. ¿Qué factores productivos o demográficos creés que explican esta disparidad entre regiones? ¿Existen oportunidades concretas para reducir esa brecha en el corto o mediano plazo?
Mira, tanto la zona de Cuyo como la zona del NEA, son zonas que están altamente vinculadas o influenciadas por las economías regionales y por actividades bien puntuales. En el caso de Cuyo, arranquemos por la mala, hay dos factores que están de alguna manera explicando este 0 o crecimiento nulo. Por un lado, el sector vitivinícola está atravesando un momento complicado, y claramente es un sector que impacta en toda la zona en la generación de empleo.
Por el otro lado, la minería, que es otro sector que venía impulsando y que ha impulsado en algunos momentos las expectativas en toda la zona, venía de tener expectativas altas en los trimestres anteriores. Pero viste que los proyectos mineros tienen como etapas... Ahora muchos de esos proyectos ya están en etapa exploratoria, donde ya de alguna manera se han hecho las inversiones y las contrataciones necesarias para bancar con esas etapas, y seguramente cuando pasen a la etapa no tanto de análisis, sino más de producción, ahí va a volver a crecer el indicador. Por ahora se mantiene un poquito por debajo de la media de nuestro país.
Entonces, se da la circunstancia que tenemos la industria vitinícola muy deprimida y la industria minera en una etapa de espera. Por el contrario, lo que ocurre en el NEA tiene que ver con algunas industrias que han tenido algún efecto rebote, y por el otro lado, no nos olvidemos de que esa zona está muy influenciada indirectamente por lo que ocurre con nuestros vecinos, y justamente en esta medición se da la particularidad de que Brasil es el país que tiene mejor expectativa de empleo de todo el mundo: un 54%. Entonces, indudablemente, eso de alguna manera directo o indirectamente puede estar explicando esa leve mejoría respecto de la media en la zona más fronteriza con Brasil.
A nivel empresarial, vi que las organizaciones de entre 10 y 49 empleados muestran la expectativa más alta, con un 16%, mientras que en el otro extremo, las empresas con más de 1.000 colaboradores caen a -1%. ¿Cómo interpretás esta mayor predisposición a contratar por parte de las pymes frente a las grandes compañías? ¿Refleja una mayor agilidad o una necesidad más urgente de recomponer capacidades?
Mira, en general, como criterio general, lo que suele ocurrir cuando nosotros analizamos las expectativas a corto plazo, es que cuanto más chica es la empresa, más flexibilidad tiene a la hora de tomar decisiones tácticas. O sea, tengo un pico de trabajo, "pum", me muevo y contrato. Las empresas grandes suelen ser bastante más cautas a la hora de tomar decisiones de incrementar su cantidad de empleados. Entonces, es normal ver que en empresas grandes las decisiones de contratación se empiezan a ver luego de una tendencia de varios trimestres en los cuales las expectativas van mejorando.
Mientras que a medida que vamos analizando a empresas más chicas, el tipo de respuesta es mucho más impulsiva. Puede ser que en un trimestre crezcan y estén muy por arriba y en otro trimestre muy por abajo, dependiendo del contexto.
Ahora, cuando nosotros unificamos y lo agrupamos esto en tres grandes grupos, las empresas grandes de 250 o más de 5.000 empleados dan un número bastante parecido a la media. Puede estar influenciado en las empresas grandes, sobre todo por el hecho de que en la composición de la muestra, las empresas más grandes son aquellas que pertenecen a sectores que no tienen tan buena expectativa, sector consumo, sector industrial; en donde todavía no se nota una recuperación tan rápida como en otros sectores. Y eso se puede estar explicando también porque las muy grandes no tienen ese indicador positivo que se ve un poco más abajo.
Argentina, desde hace tiempo, se mantiene por debajo del promedio global —que según el informe es del 24%— e incluso de otros países emergentes. Recién mencionabas a Brasil, y también aparece India con un 52%. Quería profundizar en cuáles son las brechas que todavía separan a Argentina de los mercados que hoy lideran el ranking global. ¿Qué aprendizajes o políticas podrían adaptarse al contexto local?

Sí. Nosotros tenemos una situación de contexto que presenta todavía mucha incertidumbre. De hecho, si vos te fijás, este año la economía, a pesar de que en términos generales se han mantenido, los indicadores macroeconómicos se han mantenido, el humor y las expectativas han ido variando a lo largo de los meses en función de determinados momentos o contextos. Ya sea políticos, como las elecciones, o de expectativas, respecto de acuerdos que puede llegar a hacer mal el gobierno.
Y eso viene ocurriéndole al país desde hace bastante tiempo, muchos años. Entonces, Argentina está en una región quer hoy las empresas están mirando con mucha atención, sobre todo porque es una región que está lejos de conflictos bélicos, no tiene problemas ni de xenofobia ni de grandes conflictos internos, y que como región tiene bastante estabilidad; sumado al hecho de que, si bien no tiene el bono demográfico de África, sigue siendo un país que todavía tiene una población joven importante.
Entonces, eso hace que países de la región tengan muy buenas expectativas porque vienen sosteniendo una estabilidad económica, a pesar de los vaivenes políticos, y se muestran como muy atractivos para las inversiones externas.
Argentina todavía tiene que hacer mucha tarea para mostrar que es un país estable, que es un país que brinda seguridad jurídica y que no va a mostrar grandes cambios en el mediano plazo. Yo creo que ahí está la explicación de por qué en una región donde la media incluso es bastante más alta en cuanto a expectativas de creación de empleo, en Argentina ese número todavía no se está viendo y hay mucha más cautela.
Y para cerrar, más allá de la foto puntual del trimestre, ¿qué tendencias estructurales ven de cara a 2026 y 2027 en términos de capacidades laborales, reconversión de talento y digitalización? ¿En qué perfiles detectan mayor escasez y dónde aparecen las principales oportunidades?
Yo te diría que nosotros tenemos tres grandes desafíos. A nivel macroeconómico, te lo mencioné antes, mostrar una estabilidad que esté consolidada. A nivel estructural necesitamos contar con una serie de normas que dinamicen el mercado laboral, que estén más alineadas con las necesidades de un modelo productivo mucho más moderno.
Vos pensá que nosotros tenemos normas laborales que no se cambian desde hace prácticamente 100 años. La ley actual de jornada de trabajo tiene casi 100 años. La ley de control del trabajo tiene 50, y la última gran reforma que se intentó hacer fue en la década del 90, y la mayoría de las normas que se incorporaron en la ley de empleo fueron justamente derogadas.
O sea, estamos con un sistema normativo que está pensado para modelos productivos que ya no existen más. Entonces necesitamos ese contexto que nos permita dinamizar el mercado de trabajo. O sea, economía por un lado, certeza por un lado, contexto macroeconómico por el otro, y por el otro lado tenemos un gran desafío, y es del que no se habla, no está en la agenda pública, y que tiene que ver con la escasez de talento.
Nosotros estamos en Argentina en un contexto bastante paradigmático, porque por un lado casi 7 empleadores de 10 manifiestan que tienen dificultades hoy, incluso con este contexto de poca generación de empleo, tienen dificultad para conseguir el talento que buscan. O sea, cuando un empleado se va, les cuesta reponerlo y les cuesta conseguir el talento en el mercado.
Eso tiene que ver con que el set de habilidades que hoy se demandan son distintas a las que existían hace apenas 5 o 6 años. Y por el otro lado tenemos un montón de gente que tiene grandes dificultades para ingresar al mercado laboral. En un estudio que nosotros hicimos hace relativamente poco con Junior Achievement, 9 de cada 10 jóvenes manifiestan que tienen enormes dificultades para ingresar al mercado laboral. En ese mundo tan atípico donde la oferta y la demanda están descalzadas, nosotros tenemos un gran desafío en nuestro sistema educativo, donde observamos que no se está dando la conversación acerca de cómo hacemos para que los chicos que hoy más del 50% no pueden entender un texto y más del 70% no pueden resolver un problema simple, matemático, dentro de 10 años tengan la capacidad de ingresar al mercado laboral.
Hay un consenso global con que las grandes habilidades que van a marcar tendencia en los próximos años tienen que ver con habilidades blandas. Sobre todo el pensamiento crítico: la capacidad de poder analizar distintas variables, poder conjugarlas y poder entender problemas complejos.
Te diría, haciendo una abstracción o tratando de bajarlo muy a tierra, todo aquello que vos hoy ves que la inteligencia artificial no te puede dar, que es esa capacidad de estar pensando un poquito más allá y viendo los problemas de una manera que no se pueden automatizar. Y eso, en un contexto donde la escuela no te está dando esa capacidad, se presenta un gran desafío a mediano y corto plazo.