Señales de reactivación y un ladrillo que vuelve a ganar terreno: cuál es la visión del número uno de Zonaprop
En el Real Estate Summit organizado por Forbes Argentina, Leandro Molina, Country Manager de Zonaprop, analizó la desaceleración de los costos de construcción, el repunte de las escrituras y el cambio en la dinámica de los alquileres como señales positivas para el sector. Con un mercado que busca estabilizarse, proyectó un 2026 con oportunidades para desarrolladores y compradores.

En la mañana de ayer, el hotel Four Seasons de Buenos Aires fue sede del Real Estate Summit de Forbes Argentina. Allí, Leandro Molina, Country Manager de Zonaprop, dialogó con la periodista Florencia Radici sobre las perspectivas del sector inmobiliario en un contexto de reorganización macroeconómica y cambios en los hábitos de consumo.

Molina explicó que el mercado de desarrollos y emprendimientos, históricamente atractivo por el diferencial entre comprar de pozo y adquirir una unidad terminada, se vio afectado por el fuerte aumento de los costos de construcción. Desde octubre de 2023, tras las elecciones presidenciales, los costos se incrementaron un 94%. Sin embargo, en los últimos meses la suba comenzó a desacelerarse: en octubre el aumento fue del 1,5%, lo que sugiere que el mercado de compraventa empieza a estabilizarse.

El ejecutivo destacó que, pese a la suba de tasas y la incertidumbre política, la actividad en el mercado de usados sigue firme. Según datos recientes del Colegio de Escribanos, en la Ciudad de Buenos Aires se concretaron 7000 operaciones en el último mes, un 17% más que el año pasado. "El mercado está activo", subrayó, aunque reconoció que la macroeconomía impacta de lleno en el sector.

Consultado sobre la evolución de la demanda y el rol de los créditos hipotecarios, Molina señaló que el interés se refleja en la audiencia de Zonaprop: el portal registra más de 14 millones de visitas mensuales, con un crecimiento sostenido del 5% mes a mes. Aunque la conversión de leads a escrituras podría mantenerse estable en el corto plazo por la suba de tasas, el ladrillo sigue siendo un activo culturalmente valorado en Argentina y en toda Latinoamérica, donde la compañía opera en seis países.

Respecto a las tendencias de compra-venta, Molina identificó un cambio de paradigma post-pandemia. Durante la crisis sanitaria, muchos compradores migraron al suburbano, pero este año se observó un retorno a la Capital Federal. Esto abrió oportunidades en la venta de lotes y casas en barrios cerrados, aunque no todos los usuarios se adaptan a ese estilo de vida. Además, el modelo híbrido de trabajo y el regreso de más días de oficina influyen en las decisiones de compra de los usuarios.

El mercado de alquileres también fue tema central. Molina recordó que la ley de alquileres modificó de manera significativa la dinámica: mientras antes el 60% de los avisos estaban en dólares, hoy el 68% se publica en pesos. Este cambio, que alinea a Argentina con prácticas de otros países de la región, es visto como positivo. Sin embargo, barrios como Puerto Madero, Palermo y Recoleta concentran aún gran parte de la oferta dolarizada.

De cara al 2026, Molina se mostró optimista. Señaló que la desaceleración de los costos de construcción abre oportunidades para desarrolladores y compradores, y que la mayor previsibilidad en el mercado de alquileres beneficia tanto a propietarios como a inquilinos. "Hay excelentes propuestas y todos están trabajando más allá de la transición que estamos viviendo", afirmó.

El ejecutivo también mencionó indicadores que podrían impulsar al sector: la evolución de los salarios y la correlación entre el mercado bursátil y los precios de las propiedades. Según sus cálculos, los valores de publicación aún tienen un margen de crecimiento del 15% respecto a los niveles de 2017 y 2018, la última etapa de auge de los créditos hipotecarios.

Finalmente, Molina concluyó que, pese a la incertidumbre, el mercado inmobiliario argentino muestra signos de dinamismo y resiliencia. Con un ladrillo que sigue siendo refugio de valor y con un ecosistema cada vez más digitalizado, las perspectivas para el próximo año son positivas.