El rockstar de las finanzas: la empresa creada por un argentino que combina música con tecnología
Cecilia Valleboni Forbes Staff
Cecilia Valleboni Forbes Staff
Cristian Larrosa comenzó su viaje, como muchos, con una guitarra y un sueño. "Empecé siendo músico desde chiquito, a los 14 años ya tenía mi banda de rock" recuerda. Sin embargo, su curiosidad lo llevó a mirar más allá de la música, interesándose profundamente en la tecnología. Esta doble mirada se convertiría en el motor de Larrosa Music Group, una empresa que está redefiniendo las reglas del juego y que ya movilizó más de 16 millones de euros en estructuras de inversión orientadas a la industria musical, especialmente en mercados de habla hispana.
Tras años de experiencia como productor y artista en Argentina, Larrosa fue contratado por una empresa española del rubro tecnológico para liderar equipos musicales. También trabajó para una empresa en Londres y vendió su productora a un fondo estadounidense. Por aquellos años, su espíritu emprendedor identificó un quiebre en el modelo de negocio tradicional. "Descubrimos un modelo de negocio nuevo que era royalty finance" explica. Este modelo, que consiste en la venta de las regalías futuras de los catálogos musicales, se convirtió en una oportunidad dorada, especialmente con la llegada de la pandemia.
En 2019, Larrosa decidió abrirse camino en solitario y creó Larrosa Music Group. La idea inicial consistió en ofrecer modelos de financiamiento alternativos a través de la venta anticipada de regalías musicales. "Encontramos en el modelo de royalty finance una solución", refuerza. Su primer gran movimiento fue asociarse con Sean Peace, fundador del marketplace de regalías Royalty Exchange, creando una alianza con Songvest. Esta sociedad le permitió convertirse en una de las únicas empresas en el mundo con licencia en EE.UU. (a través de SongShares) para fraccionar regalías y venderlas desde tan solo US$ 20.
El core del negocio de Larrosa es la combinación entre tecnología y financiamiento. La compañía trabaja como intermediaria entre fondos de inversión y artistas que desean monetizar sus catálogos de música, en muchos casos anticipando los ingresos futuros por regalías. El boom del royalty financing se explica por un problema de liquidez. Cuando los artistas no podían salir de gira por la pandemia, sus ingresos se desplomaron. "Había una falta de liquidez enorme y ahí es donde los fondos privados, family offices y todo tipo de inversor privado que conoce este modelo de negocio, se súper interesa" detalla Larrosa.
El crecimiento de Larrosa es una historia de expansión global con una "mirada bien argentina: hecha desde acá, con talento local y vocación global". Hoy, la empresa opera desde diferentes países, con sedes administrativas en Estonia y Dubái, y movilizó más de 16 millones de euros en estructuras de inversión en solo cinco años, con planes de duplicar o triplicar sus ingresos anuales a corto plazo. Sin una sede física, la compañía trabaja con firmas de Medio Oriente, Asia y América Latina. En 2024, firmó una alianza estratégica con un fondo sueco, respaldada por hasta US$ 350 millones para ampliar el portfolio con catálogos musicales independientes y empresas del sector en España y Latinoamérica. Aunque el modelo de monetización está centrado en grandes catálogos, Larrosa asegura que están desarrollando herramientas para trabajar con artistas más chicos y proyectos emergentes. De hecho, un objetivo a futuro es lanzar un marketplace propio donde estos activos puedan comercializarse de forma más accesible.
"Tenemos el propósito de transformar la industria musical poniendo la tecnología al servicio de los artistas y profesionales. Creemos en un ecosistema más transparente, accesible y sostenible, donde el talento y la innovación puedan convivir en igualdad de condiciones", explica. Es que más allá del dinero la misión de Larrosa es "desdemonizar" la industria. Históricamente, el sector fue criticado por sus "contratos leoninos", dice. Para contrarrestar esto, la empresa utiliza la tecnología como motor de transparencia. De ahí nacen soluciones como Artsigna, que usa blockchain para certificar obras y brindar una "mayor capa de seguridad," y Welfy AI, una herramienta de inteligencia artificial para que tanto artistas como inversores puedan analizar contratos, finanzas y familiarizarse con esta industria "de las más complejas que hay".
"Estamos creando un ecosistema que une un poco los dos mundos: el mundo financiero y el del dueño de los derechos" sintetiza Larrosa, que tiene además una agencia de talentos donde actúa como representante y manager de tres artistas (uno de ellos es el exitoso Gerónimo Rauch). Su propósito es claro: cambiar la industria a partir de nuevos modelos de negocio y tecnología avanzada. La visión de futuro de Larrosa no se detiene. Está trabajando en una solución fintech completa e integral, "una especie de neobanco" para la industria de la música donde cualquiera pueda tener un portafolio de inversión relacionado con el sector.
Larrosa se prepara para un futuro de "mucha colaboración con las máquinas," donde la tecnología seguirá democratizando la creación, aunque reconoce la necesidad urgente de regular el uso de las obras para entrenar modelos de IA. Su éxito radica en haber visto un activo financiero donde otros solo veían un producto artístico. Como él mismo reflexiona: "es muy curiosa la relación porque estamos haciendo algo que 100% nace de una emoción humana y lo estamos convirtiendo en un activo financiero".