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Negocios

De una inversión de US$ 1.000 a un negocio de US$ 50 millones: la historia de una emprendedora que apostó por su intuición

Megan Bruneau

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Con apenas US$ 500 y una máquina de bronceado, Courtney Claghorn levantó una marca en Estados Unidos con 550 empleados y respaldo del creador de Starbucks. Su apuesta: menos planillas y más instinto.

17 Noviembre de 2025 10.38

Courtney Claghorn alternaba entre su trabajo en el sector de tecnología financiera y su departamento en Santa Mónica, donde, durante la hora del almuerzo y después de la jornada laboral, atendía un emprendimiento paralelo de bronceado con aerógrafo. Corría el año 2010 y había convertido el comedor de su casa en un salón improvisado con paneles divisorios.

Meses antes, solía quejarse con su entonces novio —hoy esposo y también cofundador—, Sam Offit, porque los bronceados con spray en Los Ángeles costaban entre tres y cuatro veces más que en Boulder. Offit, con su habitual iniciativa emprendedora, le propuso que arrancara un negocio propio.

El capital inicial iba a ser de US$ 1.000, una cifra que hizo dudar a Claghorn. "Pensé: '¡Caramba! ¡Acabo de ahorrar mis primeros mil dólares! ¿De verdad los estoy tirando a la basura?'", me contó durante la entrevista para el podcast The Failure Factor. Pero Offit le propuso dividir el gasto —US$ 500 cada uno—, una suma que ella sí podía afrontar.

Offit creó un sitio web y Claghorn aprendió a manejar una máquina de bronceado con aerógrafo. En apenas 30 días, su trabajo extra ya era rentable. Un par de meses más tarde, empezó a rechazar clientes con frecuencia para poder sostener un empleo que ya no la motivaba. Entonces tomó una decisión clave: renunció a la startup de tecnología financiera y apostó todo a su proyecto de bronceado con aerógrafo.

Quince años después, SUGARED + BRONZED tiene cuarenta locales en siete estados y proyecta ingresos por US$ 50 millones en 2025. La fundadora y presidenta levantó su empresa a partir de tres decisiones que van a contramano de la cultura del crecimiento acelerado: mantenerse autofinanciada el mayor tiempo posible, contratar por la actitud antes que por el currículum y priorizar la presencia por encima de la productividad.

De autofinanciada a respaldada por Howard Schultz

Claghorn no arrancó con un plan de negocios detallado. Respondió directamente a la demanda y abrió su primer local comercial con una inversión cercana a los US$ 8.000. En ese momento, la empresa se llamaba simplemente "BRONZED" y generó flujo de caja positivo desde el primer día.

Colección de productos autobronceadores dispuestos sobre plataformas blancas con fondo neutro.
Sugared + Bronzed ha evolucionado desde un espacio improvisado hasta cuarenta locales y una extensa línea de productos. Sugared + Bronzed.
 

Cuando le pregunto si ella y Offit pensaron en buscar financiación en un principio, Claghorn admite que la idea ni siquiera se les cruzó por la cabeza. "Ni siquiera sabíamos cómo ser adultos todavía", se ríe. "Para nosotros, autofinanciarnos fue clave para aprender a ser rentables, porque hay muchas empresas que solo buscan financiación y nunca llegan a ser rentables", agrega.

Sin capital externo, cada dólar valía. "Realmente tuvimos que tener esa disciplina desde el principio", recuerda.

La transformación a "SUGARED + BRONZED" se dio de manera natural. "Eran clientas que venían a mi departamento y me decían que querían depilarse con azúcar. Y yo pensaba: ¿qué es esto?", cuenta. Cuando Claghorn conoció esta antigua técnica egipcia de depilación, el momento no podía ser más oportuno: su primer local era demasiado grande, así que buscó a una profesional en depilación con azúcar para alquilarle el espacio disponible. Pero como la inquilina se echó atrás, decidió ofrecer el servicio ella misma. Así nació "SUGARED + BRONZED". "Ver qué pasa" se convirtió en su filosofía.

Después de nueve años de autofinanciación, el equipo había logrado su meta: diez locales rentables. Era hora de acelerar. Main Post Partners —que los seguía de cerca desde hacía años— y Howard Schultz invirtieron en 2019.

De contratar por publicidad a contratar por humildad

Con la inversión llegó la presión por crecer, y Claghorn incorporó al equipo corporativo a "expertos" con currículums impactantes.

Pero la decisión generó una pérdida de confianza interna que casi termina en desastre. Los expertos ignoraron por completo sus aportes. "Me decían: 'Cállate. Siéntate ahí y míranos trabajar'", recuerda. Al principio, Claghorn aceptó esa postura. Después de nueve años resolviendo todo por su cuenta, pensó que quizás ellos sabían algo que ella no.

Sin embargo, los cambios que impulsaron fueron un fracaso. Eliminaron todas las pruebas de los protocolos de formación porque creían que "si contratabas a gente buena y les dabas una buena formación, no hacía falta evaluar a nadie", expresa. Claghorn no salía de su asombro: "Suena genial, como en una utopía, pero seamos realistas. Estamos poniendo a gente a trabajar con clientes que pagan, que normalmente se desnudan. La gente tiene que dominar su oficio", indica.

La situación empeoró cuando uno de los directivos empezó a mentirle a la firma de capital riesgo. Claghorn tuvo que trabajar sin descanso para solucionar el problema y anticiparse a cualquier consecuencia que pudiera dañar a la empresa, justo en medio de una recuperación pospandemia que ya era bastante complicada.

Recepción de un estudio S+B con una pared decorativa de madera clara y fotografías de playa.
Cada local sigue siendo propiedad de la empresa. Sugared + Bronzed.

Claghorn considera que aquella experiencia le dejó una lección valiosa. "Hay que escuchar a la intuición. Y durante mucho tiempo, intenté acallar la mía y dejar que estas personas tomaran el control", señala.

"Tenían la mentalidad de que sabían más que nosotros", explica Claghorn. "Y al final del día, nadie conoce tu negocio mejor que vos mismo", remarca.

Hoy, Claghorn prioriza otra cosa a la hora de contratar. No arranca con preguntas técnicas, sino que primero se sienta a conocer a la persona. "¿Es alguien ambicioso y humilde?", se pregunta. "Porque esas cualidades muchas veces valen más que el coeficiente intelectual. Un currículum puede parecer perfecto, pero esa persona puede no ser la indicada. La vida es tridimensional, no bidimensional", añade.

Compartió el caso de su vicepresidenta de Diseño y Desarrollo, que nunca había gestionado una obra ni trabajado profesionalmente en diseño de interiores. Aunque el resto del equipo se opuso, Claghorn "tuvo un presentimiento" y la contrató. El instinto le salió bien. "Funcionó mejor de lo que nadie hubiera imaginado, porque llegó con humildad y muchas ganas de aprender", dice.

De la rutina diaria a la práctica diaria

Claghorn había construido una empresa que movía millones, pero su éxito venía de la mano con un estrés constante. "Definitivamente, era adicta al cortisol", admite. "El cuerpo se vuelve físicamente adicto al estrés... Siempre tenía que estar pensando en lo siguiente. Al final, eso te pasa factura", expresa.

Después atravesó una serie de crisis duras: primero, su padre quedó paralizado en solo 48 horas. Por acompañarlo, probó con él la respiración consciente y descubrió que esa práctica estaba transformando su propia vida. "Ni siquiera me daba cuenta de lo mal que lo había pasado y de lo mucho mejor que podía sentirme", cuenta.

Tiempo después, un embarazo complicado y una cesárea traumática la dejaron físicamente imposibilitada para seguir con el ritmo frenético que llevaba.

"Tuve que cambiar por completo mi perspectiva porque ya no me servía", explica Claghorn. Empezó a practicar meditación, hacer inmersiones en agua fría y a consumir libros y podcasts sobre desarrollo personal.

"Todavía me encanta trabajar y quiero seguir haciendo crecer nuestro negocio, pero hay que encontrar tiempo para tener más vida fuera del trabajo", añade.

Vista exterior de la fachada de una tienda Sugared + Bronzed con el logotipo azul y dorado de la marca.
Basada en la intuición, la autenticidad y las lecciones aprendidas con esfuerzo, S+B encarna lo que sucede cuando los fundadores confían en sí mismos. Sugared + Bronzed.

Esa transformación personal influyó, de manera natural, en su estilo de liderazgo. Las prácticas de presencia le permitieron cambiar la dirección de la empresa: dejó atrás el ajetreo constante para enfocarse en la rentabilidad. Eso generó, según sus palabras, "una mejor experiencia para el cliente y un mejor ambiente de trabajo", relata.

"Ahora aplico toda esa mentalidad hippie en el trabajo", dice entre risas, mientras cuenta cómo lidera un equipo de 550 personas. "Hablamos de manifestar nuestros deseos, hablamos de cómo realmente recibimos lo que proyectamos", expresa. Y, si se miran los resultados, Claghorn proyecta algo más que positivo: SUGARED + BRONZED mantuvo un crecimiento anual compuesto del 50% durante los últimos cinco años y se propone abrir doce tiendas nuevas por año.

Quince años después de haber convertido el comedor de su casa en un salón de belleza —y con la apertura de la sucursal número cuarenta de SUGARED + BRONZED justo antes de cumplir cuarenta años—, el consejo de Claghorn, quien alguna vez pensó que su negocio no era atractivo para inversores, no pasa por las credenciales ni por el capital. Para ella, lo importante es crear un espacio donde se pueda escuchar la propia intuición. 

"Dedica tiempo a meditar o a practicar ejercicios de respiración, algo para lo que quizás sientas que no tenés tiempo como emprendedora principiante o con aspiraciones", enfatiza. "Te va a sorprender lo mucho más rápido que crecerá tu negocio y las oportunidades que se te van a presentar en la vida si te tomás esos veinte minutos", concluye.

 

Nota publicada por Forbes US

 

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