Adib Jacob, de Bayer: "El principal desafío es garantizar que estas innovaciones lleguen a la mayor cantidad posible de pacientes"
Florencia Radici Forbes Staff
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Con una trayectoria que supera el siglo en América Latina, Bayer se consolida como un actor fundamental en el panorama de la salud regional. La división farmacéutica de la compañía, la primera en establecerse en la región, ha forjado una presencia robusta en más de 30 países, empleando a alrededor de 3.000 profesionales. Así, la organización reafirma su compromiso con el bienestar de la población, invirtiendo en la ciencia, la innovación y el acceso a tratamientos que marcan una diferencia significativa en la vida de 30 millones de pacientes anualmente.
Latinoamérica emerge como una geografía estratégica para Bayer, no solo por su crecimiento de doble dígito, sino por su potencial para impulsar el desarrollo de soluciones médicas transformadoras. La compañía se posiciona en diversas áreas terapéuticas, desde condiciones de alta prevalencia hasta patologías complejas como el cáncer y la hemofilia, siempre con la innovación como un pilar innegociable. La inversión anual de 130 millones de euros en la región, sumada a los más de 85 estudios clínicos en curso, subraya la dedicación de Bayer a la investigación y el desarrollo de nuevas fronteras en la medicina.
Con más de tres décadas de experiencia en la industria y una sólida trayectoria global, Adib Jacob, presidente de la División Farmacéutica de Bayer para Brasil y América Latina, lidera la expansión de la compañía, enfocándose en la adaptabilidad local y en el acceso equitativo a soluciones de vanguardia. En esta entrevista, profundiza en esta visión estratégica y en el impacto de la ciencia y la innovación en la salud de la región
"Aunque mi formación inicial fue en ingeniería, mi pasión siempre estuvo en la industria farmacéutica. Llevo 32 años en este apasionante sector y tuve la fortuna de pasar 15 años trabajando en diversos países de Europa, lo que me brindó una visión muy amplia de los mercados y sus desafíos. Desde hace siete años y medio estoy en Bayer, siempre en la división farmacéutica, y casi toda mi trayectoria en la compañía ha sido como responsable de Latinoamérica y Brasil. Ver la evolución de esta industria, con su constante búsqueda de soluciones para la salud, ha sido realmente gratificante", asegura el ejecutivo.
La visión global de Bayer es "Salud para todos, hambre para nadie". ¿Cómo se traduce esta misión en la estrategia y las operaciones diarias de la división farmacéutica en Latinoamérica?
Esta visión es el corazón de todo lo que hacemos. En los últimos años, Bayer se enfocó en las ciencias de la vida, abordando dos áreas cruciales para la humanidad: la salud y la alimentación. Hoy tenemos tres divisiones de negocios: Farmacéutica (medicamentos), Consumer Health (productos de autocuidado y sin recetas) y Soluciones para el Agronegocio. Las tres operan con independencia, pero dentro de una estructura institucional corporativa única, con pilares horizontales a toda la compañía, como la innovación y la sustentabilidad. En la división farmacéutica, esto significa un compromiso inquebrantable con la innovación en nuestros productos, buscando siempre soluciones que sean verdaderamente transformadoras. También implica un fuerte compromiso ético y de sustentabilidad: estamos en la región hace más de 100 años y queremos estar 100 años más. Para nosotros, un producto es solo una parte de la solución. Queremos estar presentes en todo el ciclo de la patología, desde el diagnóstico hasta el acompañamiento del paciente, y esto lo hacemos cada vez más apoyados en la tecnología.
La innovación es un pilar estratégico. ¿Cómo se articula esta visión global de innovación a nivel regional?
Tomamos los principios globales como punto de partida. Por ejemplo, nuestros productos y muchas herramientas tecnológicas se desarrollan a nivel global. Sin embargo, en Bayer tenemos una gran libertad para adaptar estas soluciones a las realidades específicas de Latinoamérica. Esto se traduce, por ejemplo, en la adaptación de precios para asegurar que nuestros tratamientos sean accesibles a la población. De nada sirve tener un medicamento extraordinario si no puede llegar a las personas. También realizamos estudios clínicos con población latina para confirmar resultados o para tener en cuenta diferencias genéticas o de estilo de vida. Adaptamos la comunicación a cómo funcionan los sistemas de salud de cada país -públicos o privados- y a sus agencias regulatorias. Como decimos en las grandes multinacionales: "Pensar globalmente, actuar localmente".
¿Qué factores están impulsando el crecimiento de Bayer en Latinoamérica y cuáles son los principales desafíos que enfrentan?
Estamos experimentando un crecimiento significativo gracias a un momento muy favorable, con el lanzamiento de una serie de medicamentos transformadores. Por ejemplo, en oncología, tenemos avances importantes para el tratamiento del cáncer de próstata, una de las mayores incidencias a nivel global, con alta eficacia y buena tolerancia. En el área de enfermedades renales asociadas a la diabetes, que es una epidemia en Latinoamérica, contamos con una solución que protege la función renal y es muy bien aceptada por los médicos. También hemos logrado avances en oftalmología, con tratamientos para patologías de la retina que pueden preservar la visión, y que ya están disponibles en los sistemas de salud de la región. El principal desafío es garantizar que estas innovaciones lleguen a la mayor cantidad posible de pacientes, superando barreras de acceso y de infraestructura en algunos lugares.
Se habla mucho de patologías relacionadas con el envejecimiento. ¿Cómo aborda Bayer el desafío de una población que vive más tiempo?
Es una realidad. Si en algún momento la humanidad llega a vivir 150 años, algo que espero, la degeneración macular será una condición común, ya que está directamente asociada a la edad. Nuestros avances en oftalmología buscan justamente proteger la visión en estas patologías. Además, en el campo de la ginecología, que tiene un legado muy importante en nuestra compañía, estamos constantemente innovando. Desde el desarrollo de métodos anticonceptivos modernos hace 60 años, hasta implantes subdérmicos con protección de cinco años, que ofrecen una alternativa muy práctica y accesible para la prevención de embarazos no planificados. Es fundamental ofrecer un arsenal de opciones que se adapten a las necesidades y preferencias de cada mujer. También estamos presentes en áreas como la hipertensión pulmonar y la hemofilia, con productos que mejoran la calidad de vida de los pacientes.
¿Cómo se organiza el portfolio de productos y cómo priorizan las áreas terapéuticas en las que Bayer decide enfocar sus esfuerzos?
Nos enfocamos en áreas terapéuticas donde tenemos una presencia y compromiso de largo plazo. Por ejemplo, en ginecología, estamos explorando nuevas opciones, incluso no hormonales, para la menopausia. En el área cardiovascular y renal, estamos desarrollando soluciones para prevenir segundos eventos cerebrovasculares. También mantenemos una fuerte presencia en oncología y hemofilia. No podemos estar en todas las áreas, por lo que a veces establecemos acuerdos estratégicos con otras compañías para la comercialización de productos en fases más avanzadas de su ciclo de vida. Mirando hacia el futuro, estamos incursionando en áreas como la enfermedad de Parkinson y las terapias genéticas, creando nuevas estructuras cuando es necesario para abordarlas.
Hablabas de ginecología y el avance en los implantes subdérmicos, que otorgan protección por 5 años. ¿Cómo es el trabajo que se hace con los gobiernos y entidades para la prevención de los embarazos no buscados?
Es muy interesante el legado de esta compañía en salud de la mujer. Hace 60 años que Bayer desarrolla métodos anticonceptivos modernos. Por ejemplo, el DIU hormonal cumple 25 años. Tenemos de las píldoras con menos carga hormonal. Hace unos tres años lanzamos también un DIU con dosis hormonales aún más bajas. Entendemos que para algunas mujeres el método de un implante puede ser más adecuado que un DIU. Hay situaciones médicas y de practicidad a la hora de la colocación, por ejemplo. Es un implante subdérmico muy sencillo de aplicar con cinco años de protección contra embarazos no planeados. Ya está en muchos países, por ejemplo, es líder de mercado en México con casi 1 millón de unidades al año y ahora está disponible en Argentina. Es una evolución del método anticonceptivo, con accesibilidad. Para el sistema público argentino el implante va muy bien, sobre todo en casos en los que quizá no hay infraestructura para colocar un DIU.
Bayer mantiene su presencia en el mercado de retail. ¿Cómo equilibran esta doble estrategia?
Es una de nuestras fortalezas distintivas. En los últimos 10 o 20 años, muchas compañías se retiraron del segmento de retail para enfocarse en patologías de cuidado especial. Bayer, sin embargo, sigue firmemente presente en ambas. Consideramos que muchas de las complicaciones de enfermedades de alta incidencia, como la diabetes o la insuficiencia cardíaca, requerirán medicamentos orales, y ahí nuestra presencia en retail es fundamental. También soluciones como los productos para los síntomas de la menopausia encajan en este segmento. Somos muy fuertes en retail, especialmente en cardiología, diabetes y ginecología. Al mismo tiempo, estamos a la vanguardia con productos innovadores en terapia celular y génica, cáncer y oftalmología. Este equilibrio nos permite abordar un espectro muy amplio de necesidades de salud.
La innovación y la transformación digital son ejes centrales. ¿Cómo impactan en la manera de trabajar de Bayer y en la aceleración de sus procesos?
La innovación está en el ADN de Bayer. No entramos en un área si no tenemos algo verdaderamente significativo que aportar. Esto se extiende a la innovación en soluciones médicas, terapéuticas y, crucialmente, en acceso a los tratamientos. Estamos explorando modelos muy modernos, como compartir el riesgo con gobiernos: si un resultado clínico no es el que Bayer garantiza, el pago se ajusta. La tecnología es un habilitador fundamental. En investigación y desarrollo de productos, utilizamos, por ejemplo, robots mecánicos para conectar objetivos de patologías con posibles soluciones, y la inteligencia artificial (IA) acelera enormemente los plazos, para que una idea llegue al paciente de forma más rápida y accesible. También aplicamos la tecnología para llevar información de calidad a la clase médica, dado que no es posible llegar a cada profesional de manera presencial. Creamos una plataforma, Bayerflix, con información médica actualizada las 24 horas. La evolución de la IA también se aplica para seguir el progreso del paciente en una patología y brindarle información de calidad. Reinvertimos el 20% de nuestra facturación anual en tecnología.
El modelo de trabajo de Bayer ha evolucionado hacia la agilidad, la autonomía y un enfoque centrado en el cliente. ¿Qué significa esto y cuáles son los desafíos en su implementación?
Este modelo fue impulsado hace unos dos años por nuestro CEO, con el objetivo claro de que nuestros empleados sean verdaderos socios de Bayer. Buscamos que tengan la libertad y autonomía para tomar decisiones en sus equipos, para que la compañía no sea lenta. ¿Cómo lo logramos? Hoy, entre un colega en el campo y yo, hay solo cuatro niveles. Esto implica una gran autonomía para tomar decisiones, con objetivos claros y libertad de inversión. La adaptabilidad es clave: una solución que funciona en Buenos Aires quizás no sea la misma en Córdoba. Al remover niveles, construimos un modelo de personas conectadas con personas. Un líder en Bayer hoy trabaja con 15 o 20 personas, actuando más como un coach que ayuda a desarrollar y destrabar, pero las decisiones de negocio se toman en los equipos. Es un modelo de autonomía, libertad y agilidad que nos permite responder de manera más efectiva a las necesidades de nuestros clientes y pacientes.