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Señales de un bolsillo más aliviado: el consumo masivo repunta en 2025 pero persisten las desigualdades

Franco Della Vecchia

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Tras un desplome histórico en 2024, la primera mitad del año muestra una leve mejora impulsada por la caída de la inflación y una suba en la confianza del consumidor. La reactivación no alcanza por igual a todos los sectores y el ingreso aún no recupera el terreno perdido.

25 Agosto de 2025 07.15

La economía argentina empieza a mostrar algunos signos de alivio tras un 2024 que dejó una de las caídas más profundas en el consumo desde la crisis del 2001. Según el informe "Tendencias ARG H1 2025" de NielsenIQ (NIQ), la primera mitad del año estuvo marcada por una desaceleración inflacionaria, una mejora en la confianza del consumidor y un repunte leve, aunque desigual, del consumo masivo.

Desaceleración de precios y confianza en alza

El dato más destacado en términos económicos fue la baja en el Índice de Precios al Consumidor. En mayo y junio de 2025, el IPC mensual fue del 1,5%, el nivel más bajo desde mayo de 2020. Si se descarta ese período excepcional por la pandemia, hay que retroceder hasta enero de 2018 para encontrar registros tan bajos.

Este cambio influyó directamente sobre la pobreza, que cayó más de 20 puntos y se ubicó en su nivel más bajo desde fines de 2018. Durante los primeros meses de 2024, más de la mitad de la población había quedado por debajo de la línea. Con la inflación contenida y una actividad económica que empieza a moverse, las cifras comenzaron a revertirse.

El Producto Bruto Interno (PBI) se recupera de la mano de las exportaciones agrícolas, la reactivación de la construcción y el sector energético, además de una leve mejora del consumo interno. Este combo favoreció un salto del 22% en el índice de confianza del consumidor respecto de junio de 2024. El nivel es el más alto en una década. Según NIQ, esta mejora responde en parte a la baja inflacionaria, pero también al regreso de la propensión a consumir bienes durables e inmuebles.

Recuperación parcial y desigual del ingreso

Sin embargo, el alivio no llega de manera uniforme. El ingreso disponible de los hogares sube por efecto de la inflación más controlada, pero aún no alcanza los niveles previos. Tomando una base de 100 en enero de 2017, el año cerrará en 65 puntos, con una proyección de 70 puntos para diciembre de 2026, números que lo dejan apenas por debajo de 2023. Desde junio de 2024 se recuperaron 9 puntos, pero sigue 11 puntos por debajo del mismo mes del año pasado.

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El Producto Bruto Interno (PBI) se recupera de la mano de las exportaciones agrícolas, la reactivación de la construcción y el sector energético, además de una leve mejora del consumo interno.

 

La mejora tampoco se reparte igual entre los distintos niveles socioeconómicos. Mientras que los sectores altos y medios podrían superar los ingresos de 2023, los NSE bajos quedarán rezagados. Uno de los factores que limita esta recuperación es el peso de los servicios del hogar en el presupuesto familiar. En junio de 2025 representaron un 18,2% del gasto total, 3,9 puntos más que en junio de 2023. El 79% de los consumidores los define como la prioridad número uno de pago.

A pesar del descenso de la inflación, las principales inquietudes siguen ligadas a los bajos salarios y la falta de empleo. Los aumentos en el salario mínimo, las jubilaciones y la Tarjeta Alimentar se ubicaron por debajo de la inflación tanto en el corto como en el largo plazo.

En paralelo, los sectores con mayores ingresos, que cuentan con salarios privados registrados que le empatan o ganan a la inflación, estiran su capacidad de consumo. Eso se traduce en una mayor demanda por bienes y servicios por fuera del consumo masivo, como autos, turismo internacional, bienes durables e inmuebles. La recuperación de esas industrias responde a un combo de inflación baja, dólar estable, más financiación y apertura de importaciones.

El consumo masivo (FMCG) empieza a levantar cabeza tras una caída del 16% en 2024. En el primer semestre de 2025, la canasta creció 1,2%, aunque sigue muy por debajo de los niveles de 2023. La proyección de NIQ indica que podría crecer un 3% en volumen durante el año, pero sin alcanzar el ritmo prepandemia ni los valores de dos años atrás.

"Estamos viendo señales claras de recuperación macroeconómica en Argentina, con una caída notable de la inflación y una reducción significativa de la pobreza. Estos indicadores son alentadores y reflejan un cambio de tendencia importante", dijo Solana Alvarez Fourcade, directora de Customer Success de NIQ Argentina. También advirtió que la recuperación del consumo masivo es más lenta y que la presión sobre el ingreso disponible, especialmente por el aumento en el gasto de servicios, obliga a las empresas a ajustar sus estrategias.

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