"2025, AFUERA", diría un mediático Javier Milei de otros tiempos para despedir el año, aunque haya sido el que le dio un triunfo contundente para avanzar en la gobernabilidad. Ahora se viene el desafío 2026 desde lo económico y lo político. Poner en marcha la economía real y consensos figuran en la agenda. Analistas de uno y otro rubro coinciden en la necesidad de diálogo político, reformas de base y en el derrame del orden macro al bolsillo de los argentinos como ejes principales de lo que tiene que suceder en los próximos 12 meses. Los anuncios de trabajar y aprobar cambios en materia laboral y fiscal para después avanzar en otras más complejas como la jubilatoria serán la punta de lanza de los cambios profundos que prometen estos dos años de mandato.
Más puntualmente en lo económico, la necesidad de volver a los mercados internacionales de crédito, hacer un ajuste en el tipo de cambio más allá de la férrea defensa del actual esquema que hace el ministro de Economía Luis Caputo y el crecimiento de la economía para que derrame en los trabajadores son los desafíos urgentes que debe encarar.
Con un FMI condescendiente que seguirá ajustando metas y relatos a la medida del Gobierno con tal de que Argentina enderece su rumbo y comience a caminar una senda que le permita cumplir con los pagos de vencimientos de deuda sin fórmulas mágicas y el espaldarazo de un Donald Trump que lo asistió en momentos difíciles, Milei deberá ser más estratégico que nunca.
Como señala a Forbes Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de CIPPEC, el principal desafío del gobierno es convertir la estabilización de 2024-2025 en un camino sostenido a futuro: "La ciudadanía otorgó un nuevo voto de confianza, pero exige resultados. En lo económico, el reto central es blindar la estabilidad: el equilibrio fiscal requiere reformas estructurales, especialmente una reforma previsional que sea socialmente justa y fiscalmente sostenible. Sin una señal clara de corrección de los regímenes especiales y ajustes al régimen general de reparto que reconozcan cada año de aportes, la estabilidad seguirá siendo frágil".

Y agrega: "El segundo desafío es crecer. Argentina posee sectores de enorme potencial (energía, alimentos, minerales críticos, conocimiento), pero no logra desplegarlos. Para hacerlo necesita remover obstáculos productivos, fortalecer infraestructura e innovación y construir una estrategia desde los territorios. Sin un crecimiento que genere empleo de calidad, no habrá sostenibilidad social ni política. Finalmente, el tercer y mayor reto político es reconstruir la legitimidad institucional. Tras décadas sin crecimiento real ni creación de empleo privado, la confianza está erosionada. El Gobierno debe demostrar eficacia, transparencia y capacidad de aprendizaje. Sin instituciones sólidas, ningún proyecto económico perdura".
Para Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, la consolidación política va a venir de la mano de la económica porque, de lograr esa meta, advierte un Milei que llegó para quedarse: "Este es un gobierno que atravesó con éxito la parte más difícil del trayecto, que fue hacer el ajuste en la dimensión que se realizó en la primera mitad del mandato y eventualmente no morir en el intento. Eso era llegar a la elección de medio término y ganar, y lo logró. Ahora viene la parte más fácil, pero no por eso menos compleja".
Según el consultor, estos dos años por delante son para llegar a la gente, al bolsillo. "Si la gente no está satisfecha con lo que está pasando, no importa el orden macro. Lo que importa es si siente que su calidad de vida mejora o no. Y acá debe focalizarse. Le está faltando producir respuestas y soluciones económicas que produzcan percepción de mejora en la calidad de vida. Y ahí debe apuntar a los temas: el empleo y los ingresos. En la medida en que haya soluciones económicas que den satisfacción política, el Gobierno podrá caminar hacia un sendero de consolidación política con reelección en 2027 y eso permitirá pasar de la transición a la consolidación del ciclo y pensar en un Milei de 8 años".
En alerta
Una de las dudas que unen a la mayoría de los analistas tiene que ver con el tipo de cambio, ya que un ajuste en la relación con el dólar va a impactar en la balanza comercial, que en el 2025 estuvo marcada por un fuerte ingreso en las importaciones. Menos acompañan la visión oficial sobre la relación peso-dólar.

"Se tiene el reto de revertir el déficit externo y acumular reservas, y para ello tiene que ir a un tipo de cambio real más alto que el actual, es decir, una depreciación del peso que surgiría de un cambio de régimen cambiario y monetario yendo a una flotación administrada -dice el economista y director ejecutivo de la Fundación Observatorio PyME, Federico Poli-. Esto permitiría también mejorar la competitividad de las exportaciones, de la producción local, y por ende cambiar el signo de la cuenta corriente. A eso hay que adicionarle una baja a la tasa de interés y una mejora del nivel de bienes los transables, de los ingresos y del empleo derivado de eso", agrega.
En igual sentido se expresa Mariano Ortiz Villafañe, economista jefe de Aldazabal: "El Gobierno va a tener que dar indicios más concretos de lo que sería un esquema monetario cambiario más de mediano y largo plazo. Ahora se discute el esquema de bandas, pasamos por un régimen de supuestamente agregados monetarios que no fijaba la tasa de interés y volvimos implícitamente y sin decirlo al BCRA fijando la tasa de interés o poniendo un piso a la tasa de interés". Y agrega: "Atado con esto está terminar de levantar los controles cambiarios que todavía persisten. Esto no implica necesariamente llegar a una liberalización total de la cuenta capital y todas las operaciones, pero sí hay un cierto consenso de que todavía hay que desmantelar muchas de las restricciones que todavía quedan".
Y remarca un punto central para el 2026: mejorar el mercado interno. "Es clave es encontrar la manera de poner a la economía en un sendero de crecimiento sostenido. Se lograron importantes avances en estos primeros dos años de gestión en términos de ordenar la macro, la parte fiscal, el régimen monetario, el balance del BCRA, pero todo ese beneficio no derramó a muchos sectores de la población. Por eso el Gobierno debería estar más enfocado en lograr que un crecimiento de la actividad, del empleo y del salario real se difunda más en toda la economía y en todas las capas sociales".

La necesidad de engrosar las reservas es uno de los aspectos que remarca Martín Kalos, director de EPyCA Consultores: "Está claro que el Gobierno no tiene herramientas hoy para atender a cualquier cisne negro que aparezca a nivel mundial, a la demanda de divisas que pueda aparecer a futuro (por ejemplo, por giro de utilidades de empresas extranjeras que operan en el país) ni para la compra de dólares ahorro por parte de las familias. Luego tiene desafíos menores, más de corto plazo, como hacer volver las tasas de interés y el coeficiente de encaje bancario a niveles normales". Sin embargo, se desmarca de la necesidad de generar una modificación cambiaria en el corto plazo: "Tiene que sostener el tipo de cambio al menos en estos niveles, cuanto mucho habrá una discusión sobre cuál es el tipo de cambio que se necesita en el largo plazo".
Desde lo financiero, el reto de la gestión es volver a los mercados internacionales de crédito. "La apuesta es acceder al mercado. Allí hay hasta una discusión con parte de la literatura económica de si debe volver antes de terminar de flexibilizar el cepo, antes de empezar a acumular reservas y sin modificar el régimen cambiario. A eso apuesta el equipo económico", explica Gabriel Caamaño, economista socio en Outlier, al tiempo que enfatiza que en paralelo debe crecer la economía real: "Hasta acá tuvo recuperación, que todavía no logró superar el pico anterior del PBI (del 2022 en términos mensuales). Ahora debe crecer".
"Hay bastante confianza en que se va a lograr más pronto que tarde. El Gobierno va a volver a los mercados internacionales y eso va a ayudar a disipar la desconfianza o los miedos que pueden perdurar en algunos inversores de que Argentina termine chocándose contra la pared por un problema de falta de liquidez para hacer frente a los pagos. Atado a eso está el desafío de demostrar que puede acumular reservas y generar un colchón de liquidez externa, que es clave para reconstruir la confianza también", concluye Ortiz Villafañe.
Con la nueva composición del Congreso y los retoques en el Gabinete, el Gobierno tiene el desafío de demostrar que puede encontrar los consensos para aprobar reformas que ayuden a mejorar la competitividad de la economía y a garantizar o a contribuir al crecimiento más de mediano y largo plazo. En ese caso, ante una fuerza opositora que aparece desdibujada y sin un liderazgo definido, se le abre a Milei una ventana de oportunidad que no puede descuidar; no deberían resurgir las internas en su equipo ni quedar inmerso en casos sospechosos.