El mercado cambiario argentino vivió este lunes una jornada atípica: el dólar oficial retrocedió 5% y marcó su mayor caída diaria desde mayo. El tipo de cambio mayorista cerró en $1.349, mientras que en el Banco Nación el minorista se ubicó en $1.325 para la compra y $1.375 para la venta. La baja reflejó un fuerte ajuste en las expectativas de devaluación tras el anuncio del Tesoro de Estados Unidos, que confirmó su intervención directa en el mercado argentino con la compra de pesos y un swap por US$ 20.000 millones.
La medida, presentada por el secretario del Tesoro Scott Bessent, apunta a estabilizar el tipo de cambio y respaldar al Gobierno argentino en un momento de alta tensión política y financiera. De acuerdo al ministro de Economía local Luis Caputo, el entendimiento con Washington constituye "la noticia económica más importante en décadas" y representa un respaldo "total" de la administración de Donald Trump.
En diálogo con La Nación+, el funcionario indicó que "la dolarización está descartada" y ratificó la continuidad del esquema de bandas cambiarias con flotación controlada.
"Ellos están dispuestos a seguir comprando pesos en el mercado libre de cambios, en el dólar financiero, en el dólar futuro, en bonos. Están dispuestos a hacer lo que sea", sostuvo el ministro, aludiendo al compromiso de Estados Unidos de sostener la estabilidad cambiaria.
La reacción del mercado fue inmediata. El dólar blue descendió a $1.405, mientras que los financieros también retrocedieron: el MEP cayó 2,1% a $1.410 y el CCL se ubicó en $1.429, a la vez que los futuros se desplomaron hasta 6,1% para noviembre de 2026.
En este marco, Pedro Moreyra, director de Guardian Capital, destacó que, aunque el monto inicial de la intervención (unos US$ 24 millones) es modesto frente a las operaciones del Tesoro local, "el impacto se percibe principalmente por el mensaje de Bessent: el peso está 'subvaluado' y las bandas cambiarias actuales son 'adecuadas'".
El ejecutivo recordó que Estados Unidos solo intervino directamente en otros mercados de divisas en cuatro ocasiones desde 1971, lo que subraya la excepcionalidad del apoyo. "La autoridad de Bessent, con casi 40 años de experiencia en trading y mercados de capitales, añade peso a sus declaraciones sobre el valor del peso y la estabilidad de las bandas", añadió.
Según Moreyra, el respaldo estadounidense "tiene un efecto cualitativo significativo sobre la confianza del mercado y la contención del dólar", aun con un volumen limitado.
Sin embargo, para Mariano Sardans, director de FDI Gerenciadora de Patrimonios, el impacto real dependerá de las expectativas políticas más que de los fundamentos económicos. "Respecto a cuánto puede caer el dólar con la intervención del Tesoro de Estados Unidos es muy relativo y tiene que ver con un tema de confianza", explicó. "El dólar podría caer a $1.000 si todo se tranquiliza políticamente o mantenerse en estos niveles. Hoy el ruido es político exclusivamente", señaló.
Sardans considera que el Gobierno "está haciendo todo bien desde el punto de vista monetario, cambiario y fiscal", pero advirtió que el futuro del peso depende del resultado electoral y del "continuo apoyo del Tesoro de Estados Unidos". En su visión, si la emisión monetaria se mantiene congelada y persiste la asistencia externa, "llegará un punto en que no haya más pesos para transar, pagar impuestos o salarios, y el dólar no podría subir mucho más".