Los balances del tercer trimestre dejaron un sabor amargo en el sistema financiero argentino. Márgenes comprimidos, mayor morosidad y resultados afectados por un contexto macroeconómico atípico fueron el común denominador entre las principales entidades del país. Sin embargo, informes recientes de BofA Securities, Goldman Sachs y Santander coinciden en un punto clave: lo peor habría quedado atrás.
El caso de Galicia es ilustrativo. El banco registró una pérdida contable impactada por gastos extraordinarios vinculados a la integración de HSBC, pero su performance recurrente también sintió el golpe de un salto en el costo de fondeo y un endurecimiento de los encajes. No obstante, los analistas de Santander destacaron que, excluyendo ítems no recurrentes, el ingreso nominal habría sido sustancialmente mejor y que el crédito (en términos reales) creció casi 100% interanual, muy por encima del sistema.
BBVA Argentina atravesó un trimestre menos dramático, aunque igualmente complejo. Según Goldman Sachs, la caída en el margen financiero respondió al abrupto aumento de tasas previo a las elecciones y a un deterioro puntual en la cartera minorista. Aun así, el banco logró sostener un crecimiento del crédito cercano al 80% real interanual, y la entidad destacó que, con un alivio en el costo del fondeo, los márgenes deberían empezar a recomponerse hacia fin de año.
Supervielle fue el más golpeado. De acuerdo con BofA, el banco sufrió un rojo significativamente mayor al previsto y debió ajustar sus proyecciones para 2025. La combinación de tasas en niveles extraordinarios, volatilidad preelectoral y un salto en la morosidad minorista llevó a un resultado operativo difícil de digerir. Sin embargo, BofA también señaló que los primeros indicios del cuarto trimestre muestran una normalización de condiciones: tasas en retroceso, recuperación gradual de la liquidez y una flexibilización inicial de los requisitos regulatorios.
Ese es el elemento que atraviesa a los tres análisis: el escenario que explica los malos números del trimestre fue excepcional. El apretón monetario previo a las elecciones no es sostenible, y su reversión ya está impactando en las nuevas originaciones de crédito y en las tasas implícitas del sistema. Incluso en materia de calidad crediticia, los analistas sugieren que el deterioro observado podría haber tocado un techo, especialmente si mejora el poder adquisitivo y se estabiliza el mercado laboral.
Por ahora, las valuaciones reflejan más el ruido reciente que las perspectivas a futuro. En sus informes, tanto Santander como Goldman Sachs remarcan que los bancos argentinos operan en múltiplos de precio/libro históricamente bajos y que un repunte del retorno sobre el capital podría llevarlos a niveles muy superiores en 2026. Galicia y BBVA aparecen entre los mejor posicionados para capturar esa recomposición: Supervielle, aunque más volátil, también podría beneficiarse si logra estabilizar su cartera y recuperar dinamismo en su negocio minorista.
En síntesis, los números del tercer trimestre fueron un golpe duro para el sector, pero no necesariamente un anticipo del rumbo que dominará los próximos meses. Si la desinflación continúa, el Banco Central mantiene la senda de relajación monetaria y la política deja atrás la fase de mayor incertidumbre, la banca argentina podría encarar un 2026 con un equilibrio mucho más favorable que el que reflejan los balances actuales.