Las acciones de Meta subieron 5,7% en lo que va de 2025, por debajo del alza del 15,2% que mostró el S&P 500, según datos de Google Finance.
Mientras el S&P 500 se beneficia del impulso de compañías que lideran el desarrollo de inteligencia artificial, como Nvidia y Alphabet, el gasto millonario de Meta en ese campo —con el objetivo de posicionar a su CEO, Mark Zuckerberg, como referente en la carrera por la superinteligencia— no está generando ingresos adicionales suficientes como para entusiasmar a los inversores. Así lo señalé en una nota publicada en Forbes en noviembre.
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El argumento optimista es claro: una apuesta fuerte por la inteligencia artificial podría permitirle a Meta desarrollar la próxima generación de experiencias online y herramientas para negocios. Eso, a su vez, abriría la puerta a un crecimiento más acelerado.
Acá van dos nuevas razones para pensarlo dos veces antes de seguirle el ritmo a Zuckerberg:
- Meta está financiando un centro de datos para inteligencia artificial por US$ 27.000 millones con una maniobra financiera que se hizo conocida por el caso Enron: préstamos fuera del balance y una contabilidad de alquileres poco transparente, según publicó el Wall Street Journal.
- Además, con la expectativa de que el gasto de capital en IA se triplique de acá a 2030, se espera una ola de bonos vinculados a inteligencia artificial por parte de compañías como Meta y Oracle, también según el Wall Street Journal. Ese nivel de endeudamiento podría arrastrar a la baja la calificación crediticia de las empresas con menor solidez, lo que encarecerá sus costos de financiamiento. Para poder distinguir quiénes saldrán bien parados de esta carrera de gasto en IA, conviene seguir de cerca las calificaciones crediticias actuales y proyectadas de los principales proveedores de servicios de nube.
Sigan leyendo para entender cómo estos movimientos pueden impactar en el recorrido bursátil de estas empresas, y conocer cuáles tienen el viento a favor y cuáles no. Una pista: a Oracle y Meta no les espera un buen panorama para 2030.
El centro de datos fuera de balance de Meta, valuado en US$ 27 mil millones
Meta está levantando un centro de datos por US$ 27.000 millones en Luisiana, financiado con deuda. Sin embargo, la empresa matriz de Facebook no figurará como dueña del centro ni reflejará esa deuda en su balance, según publicó el Wall Street Journal.
¿Cómo lo hará? A través de una Entidad de Interés Variable (VIE, por sus siglas en inglés), una estructura que genera sospechas entre quienes recuerdan la última vez que este término cobró notoriedad: después de la quiebra de Enron en 2001. En aquel caso, Enron usó las VIE para esconder deudas, "inflar las ganancias y ocultar pérdidas a inversores y acreedores", según detalló Investopedia.
Para llevar a cabo esta maniobra, Meta y la firma financiera Blue Owl Capital crearon una empresa conjunta llamada Hyperion. Meta tiene el 20% de la participación, mientras que Blue Owl controla el 80% restante. En octubre, una sociedad holding llamada Beignet Investor emitió bonos por US$ 27.300 millones, en su mayoría adquiridos por Pimco, según detalló el artículo del Wall Street Journal mencionado anteriormente.
Para mantener a Hyperion fuera de su balance, Meta se apoya en suposiciones contables discutibles, que le permiten tratar esta Entidad de Interés Variable (VIE) como un contrato de alquiler operativo y no como uno financiero.
Para que un acuerdo se considere un alquiler operativo —lo que le permite a Meta excluir a Hyperion de sus libros contables— deben cumplirse dos condiciones:
- Primero, Meta no debe tener la capacidad de dirigir las actividades que más influyen en el rendimiento económico de la empresa conjunta. Sin embargo, esta condición no se cumple, según el Journal, porque el éxito del negocio dependerá de las decisiones, la experiencia y las habilidades de Meta, no de Blue Owl, que actúa como financiador.
- Segundo, Meta no debe tener la obligación de asumir pérdidas de la empresa ni el derecho a recibir beneficios. No está claro si esta condición se cumple. Para poder dejar a Hyperion fuera de sus registros contables, debe sostenerse una idea poco creíble: "Meta carece de la facultad de tomar las decisiones más importantes", según el Journal. También existe incertidumbre sobre si Meta cancelará el contrato de alquiler a 20 años en un plazo de cuatro. Y es probable que tampoco esté obligada a cubrir a los bonistas por el monto total de la deuda si decide no renovar ese contrato.
Si Meta ya está recurriendo a estructuras financieras poco transparentes para conseguir financiamiento, ¿qué se puede esperar hacia 2030, cuando se proyecta que el gasto de capital en centros de datos para inteligencia artificial se triplicará? La duda no es menor para quienes tienen acciones de la empresa.
Los bonos de IA podrían crear ganadores y perdedores en el ámbito de las hiperescaladoras
Meta no es la única que se endeuda para costear esta infraestructura. Desde principios de septiembre, las grandes compañías tecnológicas —las llamadas hiperescaladoras— como Amazon, Google, Meta y Oracle, junto a mineras de bitcoin que ahora se enfocan en servicios de IA en la nube, como TeraWulf y Cipher Mining, emitieron bonos por cerca de US$ 97.000 millones, según el Wall Street Journal. Es más de lo que habían colocado en los 40 meses anteriores.
Se estima que la diferencia entre el efectivo que generan y lo que deben invertir en centros de datos se cubrirá con financiamiento externo por US$ 1,5 billones, en su mayoría a través de deuda. Esta carrera por el endeudamiento podría marcar con claridad quiénes saldrán fortalecidos y quiénes quedarán rezagados.
¿Cómo impactará esto en el futuro? Según estimaciones de Morgan Stanley citadas por The Guardian, los hiperescaladores invertirán cerca de US$ 3 billones en centros de datos hasta 2028. De ese monto, sólo US$ 1,4 billones podrían financiarse con el flujo de caja propio. El resto —un déficit de US$ 1,5 billones— se cubriría principalmente con deuda o estructuras fuera del balance.
Ese nivel de endeudamiento ya está empezando a encarecer el costo del capital, especialmente para los prestatarios más riesgosos, como Oracle y CoreWeave. "El hecho de que los inversores, en general, exijan una prima mayor significa que probablemente se observará un crecimiento más lento en este caso", dijo Will Smith, director de crédito de AllianceBernstein, al Wall Street Journal.
Y agregó: "La gente realmente va a exigir que solo se construyan proyectos verdaderamente sensatos, que estén estructurados de manera que funcionen para los mercados de deuda, con el costo de capital adecuado".
¿Qué deberían tener en cuenta los inversores frente al salto en el gasto de capital en inteligencia artificial?
A medida que la industria triplica su inversión en IA y se estima que alcanzará entre US$ 5 y US$ 7 billones hacia 2030, según McKinsey, los inversores deberían seguir de cerca los niveles de riesgo crediticio de las grandes compañías tecnológicas. Esa vigilancia será clave para evaluar quiénes podrán sostener el ritmo sin comprometer su salud financiera.
Además, hay un riesgo más amplio que no conviene ignorar: la posible diseminación de la deuda vinculada a centros de datos a través de títulos respaldados por activos. Ese mismo tipo de prácticas fue uno de los factores que casi derrumbaron la economía global en 2008 con las hipotecas subprime.
En los años previos a la crisis financiera de 2008, se colocaron en el mercado títulos respaldados por activos (ABS) basados en paquetes de hipotecas subprime. Estos instrumentos ofrecían liquidez inmediata a los emisores, pero lo hacían sobre la base de préstamos otorgados a personas con pocos o nulos ingresos. El colapso de esa deuda terminó arrastrando al sistema financiero global. Hoy podría estar gestándose una dinámica parecida con los ABS respaldados por alquileres de centros de datos, un segmento que no para de crecer. En los últimos cinco años, ese mercado se multiplicó por más de ocho, alcanzando los US$ 80.000 millones, y según proyecciones de Bank of America citadas por Reuters, la cifra treparía otro 44% para fines de 2026, hasta llegar a US$ 115.000 millones.
El paralelismo con las subprime no es exacto, pero la rapidez del crecimiento y la falta de transparencia generan inquietud.
De acuerdo con las proyecciones de riesgo crediticio hacia 2040 para algunos proveedores de centros de datos de inteligencia artificial, los inversores deberían poner bajo la lupa a tres nombres en particular: CoreWeave, Oracle y Meta.
La combinación de tres factores —un aumento acelerado en el gasto de capital, mayores niveles de endeudamiento y una baja en las calificaciones crediticias de las empresas más vulnerables— debería funcionar como una señal de alerta, tanto para quienes tienen acciones como para los reguladores. Y esa preocupación se vuelve más relevante si esta deuda vinculada a la IA comienza a empaquetarse y titularizarse en los mercados de capital internacionales.
*Con información de Forbes US.