A menos de dos semanas de las elecciones legislativas, Morgan Stanley publicó un extenso informe sobre los posibles caminos que podría seguir la economía argentina después del 26 de octubre. Bajo el título "Argentina: Post-Election Scenarios - Thinking Through Options", el banco de inversión estadounidense analiza el nuevo tablero político y económico que se abriría tras los comicios de medio término, en medio de un contexto frágil, con intervenciones cambiarias sostenidas por el Tesoro de Estados Unidos y señales crecientes de agotamiento del actual esquema cambiario.
El documento, firmado por Fernando Sedano, Simon Waever y Nikolaj Lippmann, sostiene que la prioridad del país será "reconstruir reservas internacionales y restaurar un marco macroeconómico sostenible", y que los resultados electorales determinarán si ese proceso puede desarrollarse de manera ordenada o desemboca en un ajuste más descontrolado.
El informe parte de una constatación central: la estabilidad actual del peso se sostiene gracias a una intervención "ya no sólo del Gobierno argentino, sino también del Tesoro de los Estados Unidos". Morgan Stanley confirma que Washington aprobó una línea swap de US$ 20.000 millones y evalúa otras formas de asistencia, incluyendo compras de bonos soberanos argentinos en el mercado y adquisición directa de pesos.
El texto anticipa que los presidentes Donald Trump y Javier Milei se reunirán el 14 de octubre en Washington para detallar el alcance del programa de respaldo financiero, que el mercado interpreta como un rescate bilateral inédito desde la crisis mexicana de 1995. Según Morgan Stanley, este apoyo "marca un cambio de juego" y podría tener implicancias regionales, al demostrar un compromiso de capital significativo por parte de Washington hacia América Latina.
Sin embargo, los analistas advierten que ese apoyo no será suficiente por sí solo. Para que la Argentina recupere acceso al crédito y a un sendero de crecimiento, el país deberá cumplir con dos condiciones adicionales: estabilidad macroeconómica, con un tipo de cambio real competitivo y acumulación de reservas, y gobernabilidad política, capaz de sostener las reformas estructurales pendientes.
El punto de partida: una economía en pausa y un voto fragmentado
Morgan Stanley describe un cuadro de actividad estancada, expectativas frágiles y desgaste político para el oficialismo. Las intervenciones cambiarias del Banco Central y del Tesoro estadounidense han contenido las presiones sobre el peso, pero el informe señala que esa estrategia "parece insostenible" después de las elecciones.
El banco de inversión estima que La Libertad Avanza (LLA), el partido de Javier Milei, podría mejorar su presencia en el Congreso, pasando de unos 40 diputados actuales a entre 65 y 90, dependiendo de la magnitud del voto. Sin embargo, no alcanzaría la mayoría simple, por lo que necesitaría alianzas con fuerzas de centro y centro-derecha para avanzar con su agenda de reformas.

El resultado electoral, en definitiva, definirá no sólo el equilibrio político en el Congreso, sino también la forma que adoptará la política cambiaria y fiscal en los próximos meses.
Tres caminos posibles para la Argentina post-elecciones
El informe desarrolla tres escenarios principales —no como pronósticos, sino como posibles trayectorias— que reflejan distintos grados de apoyo político y credibilidad económica.
Escenario 1: Milei se impone y logra consolidar el rumbo
En el escenario más favorable, La Libertad Avanza gana las elecciones o queda primera con entre 35% y 40% de los votos. Ese resultado fortalecería el margen político del Gobierno para avanzar en un programa económico más coherente, con una flotación administrada del peso, apoyada en el respaldo financiero de Estados Unidos.
Según las simulaciones de Morgan Stanley, el tipo de cambio podría ubicarse en torno a ARS 1.700 por dólar a fines de 2025, nivel que permitiría equilibrar la cuenta corriente y comenzar a acumular reservas. Con el apoyo del Tesoro norteamericano y un programa del FMI en revisión, la Argentina podría recuperar acceso al mercado internacional hacia mediados de 2026.
El crecimiento del PIB se ubicaría en torno al 2,5% anual en 2026, mientras la inflación podría descender gradualmente al 18%, siempre que se mantenga la disciplina fiscal y la política monetaria restrictiva.
En este escenario, el gobierno podría avanzar con reformas laborales y tributarias en 2026, con la expectativa de un ciclo de inversión moderado, particularmente en los sectores energético, agroexportador y financiero. "El éxito dependerá de la capacidad de construir alianzas y sostener el compromiso fiscal sin romper el contrato social", advierte el informe.
Escenario 2: Derrota ajustada y una economía que resiste
El segundo escenario contempla que el oficialismo pierda por pocos puntos —entre 30% y 35% del voto nacional—, lo que dejaría un margen político más acotado y aumentaría la presión sobre el tipo de cambio.
En este caso, el dólar podría escalar a entre $1.800 y $2.000, con una inflación en torno al 23% anual en 2026. Morgan Stanley cree que se mantendría el apoyo estadounidense, pero la incertidumbre limitaría el ingreso de capitales y ralentizaría la recuperación del crédito y la inversión extranjera directa, que seguiría por debajo del potencial.
Las reformas avanzarían de manera parcial o "diluida", y el Gobierno debería negociar cada paso en el Congreso. Pese a ello, el banco considera que este escenario no implicaría una crisis abierta, sino un ajuste gradual y prolongado, con crecimiento moderado (alrededor del 2%) y un superávit fiscal pequeño.
En los mercados, esta hipótesis ya está parcialmente "descontada". Morgan Stanley señala que la deuda argentina presenta un riesgo/recompensa equilibrado, con mejores perspectivas en los bonos largos —particularmente el ARGENT 2038—, mientras se espera una curva de riesgo más plana en los próximos dos años.
Escenario 3: Derrota amplia y vuelta al desorden
El escenario más negativo supone una derrota amplia del oficialismo, con un resultado inferior al 30% de los votos. En ese contexto, Morgan Stanley prevé un ajuste desordenado: el tipo de cambio superaría los $2.000 por dólar, la inflación se mantendría elevada y las reformas estructurales quedarían paralizadas.
El informe anticipa que el programa de gobernabilidad se debilitaría seriamente, generando dudas sobre la continuidad del acuerdo con el FMI y sobre la sostenibilidad del apoyo estadounidense. La economía se contraería, el empleo privado se estancaría y la inversión se concentraría exclusivamente en sectores estratégicos como Vaca Muerta, minería y energía, con escaso efecto derrame sobre el resto del sistema productivo.
Sobre la idea de dolarización plena, Morgan Stanley se muestra escéptico: estima que la Argentina necesitaría entre US$ 21.000 y US$ 86.000 millones para convertir todos los pesos en circulación y respaldar los depósitos bancarios, dependiendo del encaje exigido. "Las reservas actuales —unos US$ 10.000 millones netos— están muy lejos de ese umbral", concluye el banco.
El informe concluye con un mensaje político: más allá de los resultados, el Gobierno deberá "equilibrar las demandas del mercado y de la sociedad". Morgan Stanley sostiene que el programa económico sólo será sostenible si logra "crear empleo, mejorar los salarios reales y mantener la disciplina fiscal sin perder legitimidad social".
Además, el banco destaca que el apoyo de Estados Unidos podría actuar como un ancla de confianza, pero advierte que la cooperación estará condicionada a "un programa creíble de estabilización y acumulación de reservas". En ese sentido, compara el esquema actual con el rescate financiero de México en 1995, donde Washington utilizó su Exchange Stabilization Fund (ESF) para garantizar liquidez, a cambio de una estricta condicionalidad macroeconómica.
A pocas semanas de los comicios, el análisis de Morgan Stanley refleja la ambigüedad del momento argentino: un gobierno que conserva respaldo internacional, pero enfrenta una economía exhausta y una sociedad impaciente.
El banco lo resume con claridad: "La reconstrucción de reservas y la restauración de la confianza serán el eje de cualquier escenario. Cuanto más sólido sea el apoyo político, más ordenado será el ajuste; cuanto más débil, mayor será el riesgo de un nuevo episodio de inestabilidad".