Forbes Argentina
Scott Bessent y Luis Caputo
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Coordinado a través del FMI el apoyo externo incluiría un mecanismo de garantías para asegurar los pagos de bonos y mejorar las condiciones de financiamiento para el país

9 Octubre de 2025 15.45

Las negociaciones entre el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, están despertando dudas sobre un "nuevo Plan Brady" como el ocurrido entre finales de los 80 y principios de los 90.

En esa época, varios países latinoamericanos, incluyendo la Argentina, enfrentaron una enorme deuda externa con bancos comerciales. En este marco, el Plan Brady, promovido por Estados Unidos, permitió reestructurar esa deuda a través de reducción de capital, cambios en las tasas, plazos, emisión de nuevos bonos bajo condiciones más favorables y garantías que mejoraban la confianza de los acreedores. 

Hoy en día, a pocas semanas de las elecciones legislativas nacionales, la nación a cargo de Javier Milei continúa enfrentando problemas estructurales relacionados con su deuda externa: vencimientos grandes, necesidad de financiamiento, riesgo país alto, reservas internacionales comprimidas, incertidumbre macroeconómica.

Por este motivo, se cree que podría existir un "Plan Brady 2.0" para reestructurar la deuda con el apoyo externo, principalmente del Tesoro, para asegurar pagos de bonos, mitigar riesgos de default, dar certezas al mercado y mejorar las condiciones de financiamiento para el Estado.

"Básicamente, sería salir con nuevos títulos para reestructurar la deuda vieja (Globales y Bonares) que tengan como garantía, en este caso, bonos del Tesoro de Estados Unidos", resumió el economista Leonardo Anzalone, director del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC).

¿Cómo sería un nuevo Plan Brady?

En el marco actual, un nuevo Plan Brady moderno aplicado al país consistiría de múltiples puntos:

Reestructuración de deuda con quitas y refinanciamiento

Se negociarían nuevos términos con los acreedores privados y públicos (incluyendo bonos bajo ley extranjera y local), que podrían implicar quitas parciales del capital adeudado, rebajas en tasas de interés, extensión de plazos, períodos de gracia. El objetivo sería aliviar el servicio de deuda en los próximos años para liberar recursos fiscales.

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El apoyo de Trump y Bessent a la Argentina despiertan las dudas sobre un nuevo Plan Brady para reestructurar la deuda local.

Emisión de nuevos títulos más estables o garantizados

Al igual que los Bonos Brady originales, podrían emitirse títulos nuevos que sustituyan deuda vieja, con algunas garantías o estructuras de seguridad para los acreedores. Esa garantía podría venir, por ejemplo, de un aval de algún organismo internacional, de ingresos futuros específicos (como exportaciones) o de compromisos legales fuertes de parte del Estado argentino.

Intervención externa y respaldo internacional

Una parte clave sería conseguir respaldo externo, ya sea financiero directo, préstamos puente, líneas de crédito contingente o avales de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Tesoro de Estados Unidos (lo más probable) y bancos multilaterales. Esa garantía externa serviría para aumentar la credibilidad, bajar el riesgo país, atraer inversores.

Compromisos de política económica

Para que los acreedores acepten condiciones más benignas, el país debería garantizar estabilidad macroeconómica mediante control de la inflación, disciplina fiscal, previsibilidad cambiaria, mejoras institucionales, transparencia, reglas claras de deuda. Sin estos elementos, el riesgo de que el plan falle es alto.

Manejo de litigios antiguos

Por otra parte, es importante mencionar que Argentina tiene juicios abiertos, fondos "holdouts", reclamos de bonos que no fueron reestructurados. Un Plan Brady moderno debería incluir estrategias para resolver esos litigios porque los mismos limitan el acceso al financiamiento y generan incertidumbre. 

Uso estratégico de los recursos financieros liberados

Si se logra reducir el costo de la deuda, diferir pagos, etc., esos recursos deberían destinarse no solo a cubrir otros pagos de deuda, sino también implementar políticas para recuperar crecimiento, inversiones productivas, infraestructura, mejorar reservas internacionales. En consecuencia, se mejoraría la capacidad de repago en el mediano plazo.

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