Bandas intervenidas: el Gobierno frenó la suba del dólar con ventas del Tesoro y el precio cedió, cuál es el nuevo techo para el billete
La decisión rompe con el discurso oficial de libre flotación pero calma el mercado cambiario en un pico de tensión pre electoral

La suba del dólar obligó al Gobierno a activar una decisión que buscó evitar a toda costa: intervenir en el mercado de cambios. El anuncio llegó de la mano del secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien comunicó que el Tesoro Nacional comenzó a participar del Mercado Libre de Cambios (MLC) "con el fin de contribuir a su liquidez y normal funcionamiento". La medida logró contener el salto de la divisa, que retrocedió $ 10 respecto del cierre previo, y cotizó en el Banco Nación a $ 1.335 para la compra y $ 1.375 para la venta.

La intervención implica que el Tesoro pone a disposición dólares propios para aumentar la oferta y contrarrestar una demanda que venía ganando terreno. La estrategia apunta a evitar que el precio siga en alza, en medio de una campaña electoral donde la cotización del dólar empieza a mezclarse con la incertidumbre política. El espacio en el que se da esta jugada es el MLC, donde los exportadores ofrecen las divisas que reciben por sus ventas al exterior y los importadores las compran para cumplir con sus compromisos. 

"El BCRA no acumula y el Tesoro amaga con empezar a vender lo poco que acumuló. No creo que le guste a los bonos y al riesgo país. En fin, lo que ya sabíamos, la prioridad es el tipo de cambio oficial", declaró el economista Gabriel Caamaño. Por su parte, desde el equipo económico aclararon que se trata de una estrategia para la "coyuntura". Es decir, transitoria. Queda abierto el interrogante si se mantendrá el plan de intervención hasta octubre o, si el solo mensaje, disciplina a los inversores

En las ruedas previas, la presión compradora superó con amplitud la oferta, y eso encendió todas las alarmas dentro del Ministerio de Economía. La respuesta oficial fue utilizar los dólares que el Tesoro tiene depositados en el Banco Central, que provienen del superávit comercial. Esos fondos estaban pensados para afrontar vencimientos de deuda y totalizan alrededor de US$ 1.700 millones.

Con esta decisión, el Gobierno interrumpió el relato que venía sosteniendo sobre un tipo de cambio que se definía por la libre interacción entre privados. Esa narrativa había tenido incluso un episodio llamativo semanas atrás, cuando funcionarios del Palacio de Hacienda participaron de un programa de streaming en tono de stand up para defender la política de flotación sin intervención. A eso se suma una declaración del ministro de Economía, Luis Caputo, que todavía circula con fuerza entre los operadores: "Si te parece barato, comprá, campeón. No te la pierdas", dijo cuando el dólar estaba a $ 1.235. Desde ese momento, la divisa subió $ 135, por lo que quienes siguieron ese consejo obtuvieron una rentabilidad inmediata.

En la jornada en que se confirmó la intervención, también bajó el dólar mayorista, que se ubicó en $ 1.353 para la compra y $ 1.362 para la venta. En los bancos, las cotizaciones oscilaron entre $ 1.360 y $ 1.390. En paralelo, el dólar blue se ofreció a $ 1.350 para la compra y $ 1.370 para la venta. El MEP quedó en $ 1.360 y el contado con liquidación en $ 1.370.

De cara al futuro, el operador Francisco Díaz Mayer, de ABC Mercado de Cambios, estimó que los diferentes dólares todavía tienen "para correr un poquito más para abajo" dado que "a todo el que paga arriba de sesenta le están vendiendo".

El uso de los dólares del Tesoro abre un interrogante sobre la sostenibilidad de esta medida. Esos fondos estaban reservados para afrontar vencimientos de deuda por casi US$ 5.000 millones en enero. Si bien no se utilizaron reservas del Banco Central, las maniobras cruzadas entre organismos del Estado podrían tensionar el vínculo con el FMI, ya que los dólares que el BCRA recibió por ese acuerdo no pueden utilizarse para intervenir.

 

En caso de que el mercado perciba debilidad en la estrategia oficial o que sospeche que el Tesoro se queda sin margen para seguir interviniendo, podría sobrevenir una demanda masiva de divisas que dispare una nueva corrida con consecuencias difíciles de medir. La recta final de la campaña parece haber acelerado los tiempos. El dólar, como cada vez que hay elecciones en el país, volvió a ocupar el centro de la escena. Y esta vez obligó al Gobierno a moverse, aun a costa de ceder terreno en su discurso sobre la libertad cambiaria. La intervención del Tesoro, más allá de su efecto inmediato en el precio, dejó en claro que el margen de maniobra para evitar la volatilidad empieza a agotarse.

De acuerdo al economista Lorenzo Sigaut Gravina, se está haciendo, básicamente, "lo que hacen todos los gobiernos antes de las elecciones", es decir, mantener el dólar controlado para que la inflación no se acelere y la opinión de los votantes siga siendo relativamente positiva.

"La impresión es que el Gobierno, a pesar de hacer las bandas de flotación, termina usando todos los instrumentos posibles, la venta a precios subsidiados de futuros, la suba fenomenal de la tasa de interés y ahora incluso vendiendo dólares del Tesoro directas en el mercado de cambios", relató.