El Banco Central de la República Argentina (BCRA) atraviesa un momento crítico, marcado por la presión sobre el dólar y la necesidad de recomponer reservas internacionales para sostener la estabilidad económica, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) insiste en la importancia de acumular divisas.
En concreto, Julie Kozack, vocera del FMI, señaló en Washington que la reducción de la inflación y la estabilidad macroeconómica dependen de un compromiso firme con la disciplina fiscal, una política monetaria consistente y un esquema cambiario orientado a reconstruir reservas.
En la misma línea, la titular del organismo, Kristalina Georgieva, destacó tras reunirse con el presidente Javier Milei que Argentina debe mantener políticas orientadas a estabilizar la economía, reforzar los colchones de divisas y asegurar que las reformas sean sostenibles en el tiempo.
En este contexto, el dólar mayorista subió por cuarta jornada consecutiva, acumulando casi $100 en la semana. La presión se intensificó tras el fin de la liquidación extraordinaria del agro y la incertidumbre sobre la asistencia financiera internacional.
En consecuencia, para contener la suba, el Tesoro intervino con US$ 300 millones, sosteniendo el techo de la banda cambiaria, que este jueves se ubicó en $1.481,70. Asimismo, el dólar oficial mayorista cerró en $1.425, mientras que el minorista se vendió hasta $1.454 y el dólar turista alcanzó $1.885.
La demanda por cobertura no solo se refleja en la compra directa de divisas, sino también en futuros y bonos dollar linked, ante la menor acumulación de reservas del Tesoro. Según la consultora Equilibra, mientras las grandes cerealeras liquidaron cerca de US$ 5.700 millones, el Gobierno solo logró comprar US$ 2.175 millones, un nivel considerado insuficiente por analistas y que limita la capacidad de intervención del BCRA.
Esta situación también afecta la efectividad de las bandas cambiarias, que buscan contener el tipo de cambio y frenar la especulación.

Por esta razón, el mercado ya proyecta un dólar superior al techo vigente, con un CCL estable a $1.572 y el MEP a $1.517, mientras la brecha con el oficial se amplió del 2,3% al 10,6% en apenas una semana.
En respuesta a la presión por cobertura y la expectativa de devaluación, el Gobierno se vio obligado a restablecer la restricción cruzada, que impide a quienes compran al oficial vender en los mercados financieros por 90 días.
Ante el escenario, especialistas advierten que, sin ayuda externa y sin reformas estructurales, la presión sobre el tipo de cambio y las reservas continuará creciendo, lo que generaría un cambio de reglas.
"La existencia de una brecha cambiaria amplia, junto con un CCL operando por encima de la banda superior, no solo erosiona la credibilidad del esquema actual, sino que también agota su sostenibilidad. La intensa demanda de cobertura observada últimamente refleja que los agentes ya descuentan un más que probable cambio de esquema a partir de octubre", destacaron desde Portfolio Personal Inversiones.
No obstante, la reunión entre Javier Milei y Donald Trump y los resultados electorales próximos podrían influir en las expectativas del mercado. Además, los inversores y operadores siguen de cerca la demanda de dinero que no es menor, ya que, en la medida que haya más demanda de pesos, la presión sobre el tipo de cambio será menor.
"De esta forma, el Tesoro podrá comprar dólares sin acrecentar un existente problema cambiario. Tanto la publicación de Bessent como la medida temporal de baja retenciones generaron una contracción en la demanda de dólares al anticipar una mayor oferta. Evidentemente, se trata de un buen panorama para el Tesoro para acumular dólares, y así mostrarse solvente. El Tesoro cuenta con $12,30 billones para ese propósito, sin descuidar el pago de su deuda en pesos", señalaron los analistas de Grupo IEB.