Está demostrado que la cultura tóxica influye de forma directa en la rotación de personal. Esta dinámica afecta tanto el bienestar de los empleados como el funcionamiento general de la empresa. Para quienes sienten el impacto de asistir todos los días, ya sea de manera presencial o virtual, a un entorno laboral insalubre, hay muchas cuestiones a tener en cuenta a la hora de decidir cuándo y cómo dejar ese espacio. En esta nota, especialistas en salud mental brindan herramientas para identificar si tu trabajo es tóxico, cómo te puede estar afectando y qué pasos seguir para cambiar esa realidad.
Los efectos de un ambiente laboral tóxico
Trabajar en un entorno tóxico puede afectar tu bienestar de muchas maneras. Israa Nasir, terapeuta y autora del libro Productividad tóxica, sugiere prestar atención a ciertas señales. Algunas de ellas son:
- Síndrome del impostor y pérdida de confianza, incluso cuando sos plenamente capaz de hacer bien tu trabajo.
- Aumento de la ansiedad, especialmente fuera del horario laboral, como sentir miedo los domingos o nervios antes de una reunión.
- Alteraciones en el sueño.
- Desregulación emocional.
- Estrés, agotamiento emocional y resentimiento acumulado, que con el tiempo pueden descargarse en vínculos personales.
- Sensación de agotamiento constante.
- Cinismo creciente.
- Entumecimiento emocional.
- Y una señal clave: empezás a desconectarte de tu vida personal y de tus relaciones.
El trauma también puede formar parte del problema, ya sea porque el entorno laboral lo genera o porque reactiva una herida previa.
Una de las respuestas al trauma menos mencionadas —pero que puede surgir en situaciones de trabajo tóxicas— es la adulación. Ingrid Clayton, doctora en Psicología y autora de FAWNING: Why the Need to Please Makes Us Lose Ourselves—and How to Find Our Way Back, lo explica así: "Como una extensión de la lucha, la huida y la congelación, la adulación es una respuesta al trauma en la que priorizamos las necesidades y emociones de los demás sobre las nuestras para evitar conflictos o daños. Se manifiesta como complacer a los demás, dificultad para establecer límites y una tendencia a reprimir los propios deseos y sentimientos para mantener relaciones vitales. Es una respuesta común al trauma relacional o al desempoderamiento y puede compararse con la conexión como protección. Pero con el tiempo, la adulación puede conducir a una pérdida de la identidad propia y a una mayor vulnerabilidad al estrés emocional y psicológico".
Si notás que actuás con cautela, buscás agradar a todos o pedís disculpas a quienes te lastimaron, evitás los conflictos y ponés las necesidades de los demás por encima de las tuyas, es posible que estés en un estado de adulación. Esa actitud también puede aparecer cuando dejás que otros se apropien de tu trabajo, tolerás malos tratos por parte de jefes o compañeros, o asumís más tareas de las que te corresponden sin recibir reconocimiento ni compensación, explica la doctora Clayton.
Como las personas que adulan suelen ser extremadamente leales, agrega, es común que se digan a sí mismas que todo va a mejorar en cualquier momento.
Señales de que estás en un ambiente laboral tóxico
Opresión en el pecho, pensamientos acelerados e irritabilidad son algunas de las señales más claras de que trabajás en un entorno tóxico, señala Israa Nasir. Cuando actuás desde el miedo, la desconfianza o el temor constante a cometer errores o a hablar, eso también puede indicar que algo no está bien.
Entre otras señales de alerta que menciona, se encuentran:
- El liderazgo recurre a la vergüenza o el castigo como forma de motivación.
- La comunicación es confusa, pasivo-agresiva o manipuladora.
- Te sentís excluido, ignorado o como si tu presencia no tuviera valor.
Incluso los esquemas de trabajo remoto o híbrido pueden ser igualmente tóxicos. En esos casos, Nasir sugiere prestar atención a la microgestión, la falta de límites claros y la expectativa constante de estar disponible.
Liberarte de un entorno tóxico
La doctora Clayton lo plantea con claridad: "Algunos de nosotros crecimos en dinámicas familiares disfuncionales. Ahí es donde aprendimos a tolerar el mal comportamiento, a gestionarlo e incluso a prosperar. En otras palabras, no siempre sabemos que nuestro entorno laboral es tóxico porque nos resulta tan familiar".
Una respuesta común al trauma relacional, como la adulación, es buscar seguridad y protección a través de la aprobación y validación de los demás. Y eso implica mucho más de lo que parece.
"No queremos meternos en problemas, ni siquiera por dejar un trabajo que odiamos. No queremos que la gente nos desagrade. Amenazar nuestra sensación de seguridad muchas veces se siente peor que cualquier situación que estemos viviendo en el trabajo", resume. Sin embargo, Clayton aclara: "No podemos ignorar la necesidad real de un sueldo". Aun así, cuando se trata de salir de un entorno laboral tóxico y de romper con patrones como la adulación, propone adoptar una mirada más positiva.
"Sí, necesito un sueldo", sugiere como punto de partida, y luego invita a hacerse algunas preguntas clave:
- ¿Estás dispuesto a pensar cómo este trabajo está afectando tu salud mental?
- Si sintieras que podés, ¿qué acciones tomarías para cuidarte?
- ¿Intentaste defenderte alguna vez? ¿Qué pasó cuando lo hiciste?
- ¿Exploraste otras alternativas que podrían estar al alcance?
Diferenciar entre incomodidad y peligro es un paso clave, asegura la doctora Clayton. "Aprender a distinguir entre situaciones realmente dañinas y aquellas en las que simplemente necesitamos tolerar cierta incomodidad suele ser una parte crucial del proceso. Puede resultar muy perturbador decepcionar a un jefe, irse en medio de un proyecto importante, etc., pero eso no significa que estemos en peligro", indica.
La especialista invita a confiar en uno mismo y a ver esa situación como una oportunidad para fortalecer la capacidad de soportar el malestar que puede surgir cuando decidimos priorizarnos.
A la hora de prepararse para dejar el trabajo, la doctora Nasir sugiere diseñar un plan de cuidado posterior. "Irse puede traer consigo dolor, culpa o una sensación inesperada de desorientación. Es importante prepararse para esa resaca emocional: el cuerpo necesita tiempo para descomprimirse. Tené presente que quizás tu empleador nunca te dé un cierre; a veces, tenés que dártelo vos mismo", señala.
Algunas de las cosas que podés hacer para cuidar tu salud mental durante este proceso, según la doctora Nasir, incluyen construir una vida plena y significativa fuera del trabajo, para que recuerdes que tu identidad no se reduce a tu empleo. También recomienda participar en actividades creativas, en el juego o en cualquier experiencia que te dé alegría y no esté vinculada al rendimiento o al logro.
Además, es importante priorizar el movimiento, el descanso y la regulación del sistema nervioso. Hablar con personas de confianza, con un terapeuta o buscar una comunidad que te acompañe en este momento puede marcar una gran diferencia.
Nasir también invita a dejar atrás la idea de que, si te hubieras esforzado más, la situación habría cambiado, y a evitar culparte por la toxicidad del entorno. "Eso no es cierto. Los sistemas tóxicos sobreviven al individualizar el problema, pero nunca fuiste solo vos", concluye.
*Con información de Forbes US.