El nuevo liderazgo humano: cómo combatir el burnout silencioso y proteger el rendimiento de los equipos
Santiago Bras Harriott coach ejecutivo y fundador de Coaching Argentina
Santiago Bras Harriott coach ejecutivo y fundador de Coaching Argentina
Las empresas latinoamericanas atraviesan un desafío crítico que pocas organizaciones están sabiendo leer a tiempo: el deterioro emocional de sus líderes y equipos de alto rendimiento. No se trata de una crisis de habilidades técnicas. Se trata de una crisis de capacidad humana.
El burnout silencioso —un agotamiento que no grita, pero desgasta— está afectando la toma de decisiones, la productividad, el compromiso interno y la capacidad de sostener cultura organizacional. Y lo más peligroso: se está normalizando.
Como coach ejecutivo desde hace 18 años, acompañando gerentes, directores y equipos en Argentina, Chile, México, Bolivia y toda la región, veo este fenómeno con claridad: las organizaciones están exigiendo más de lo que la estructura emocional de sus líderes puede sostener, y ese desbalance se está convirtiendo en una amenaza directa a la competitividad.
A diferencia del burnout tradicional —que suele mostrar un colapso evidente— hoy predomina una forma más sutil:
• fatiga persistente
• pérdida de foco
• irritabilidad leve pero constante
• desconexión emocional
• caída del compromiso
• toma de decisiones más lenta
• disminución del rendimiento subjetivo
Este desgaste no aparece en los KPIs, ni en los reportes mensuales. Pero sí aparece en las conversaciones internas, en la rotación, en la falta de innovación y en la pérdida de energía del liderazgo medio. Las causas más frecuentes que observo en las organizaciones son:
• sobrecarga de tareas y urgencias
• disponibilidad permanente
• liderazgo emocionalmente rígido
• ausencia de contención humana
• falta de límites a nivel personal y organizacional
El resultado final es un equipo presente en cuerpo, pero desconectado en propósito.
La transformación digital y la aceleración del trabajo remoto generaron un fenómeno inesperado: las habilidades técnicas dejaron de ser el factor diferenciador.
Hoy el mayor riesgo de un equipo no es la falta de talento, sino la falta de:
• claridad emocional
• empatía efectiva
• comunicación madura
• capacidad de contención
• límites personales y profesionales
La "inteligencia emocional aplicada al negocio" ya no es un concepto blando: e0s0 un activo estratégico.

Un líder humano no es un líder permisivo. Es un líder que administra su energía, cuida su enfoque y sostiene conversaciones de calidad sin desgastarse emocionalmente. Y este tipo de liderazgo mejora indicadores clave:
• engagement
• colaboración
• eficiencia operativa
• innovación
• clima laboral
• retención de talento
Las empresas que no incorporen liderazgo humano van a sufrir un problema central en 2025-2030: equipos técnicamente capaces, pero emocionalmente agotados y sin compromiso real.

En contextos de alta demanda, muchos líderes creen que productividad es sinónimo de disponibilidad total. Esa creencia es la que más está desgastando el rendimiento directivo. Poner límites no es un gesto personal: es un acto de gestión ejecutiva.
Un límite claro protege:
• la capacidad de tomar decisiones
• la salud mental
• el enfoque estratégico
• la energía del equipo
• la claridad comunicacional
Sin límites, los líderes cargan peso que no les corresponde —operativo, emocional, interpersonal— y eso deteriora su capacidad de inspirar, de dirigir y de sostener resultados.
Las organizaciones que enseñan a sus líderes a poner límites de manera efectiva reducen hasta un 40% los indicadores de fatiga emocional y aumentan la productividad en ciclos de 90 días.
Por Santiago Bras Harriott - Coach Ejecutivo & Organizacional | Fundador de Coaching Argentina y Coaching Andino