Son amigos, crearon una solución de IA para hoteles y en dos años llegaron a 500 clientes de 20 países
Cecilia Valleboni Forbes Staff
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El camino del cofundador y CEO, Gonzalo Rioja, de 33 años, es una sucesión de riesgos calculados. Egresado de Ingeniería en la UNLP, renunció a su cargo en la petrolera PAE en la Patagonia a los 27 años para volver a La Plata y abrir un restaurante. Esta experiencia fue, en sus propias palabras, su "tesis" de emprendedor. Su camino se cruzó con los ingenieros Agustín Albiero y Santiago Esmoris, quienes inicialmente desarrollaban una plataforma de gestión de reservas para campings (idea inspirada por el padre de Agustín, dueño de un establecimiento en La Angostura). Sin embargo, Rioja propuso un cambio de foco: la actividad hotelera ofrecía un mercado más amplio, menos estacional y un problema más global.

Así, en enero de 2024, nació WeSpeak, enfocada en ayudar a los hoteles a no perder reservas por deficiencias en la atención. El servicio central de WeSpeak es un sistema de venta conversacional que utiliza IA para que los hoteles recuperen el control de sus ventas directas. Los hoteles realizan grandes esfuerzos para que los clientes les escriban por WhatsApp o Instagram y así evitar las altas comisiones de las OTAs (agencias de viaje online). "El problema es que una de cada cuatro reservas se pierde por no poder responder la demanda fuera de horario de oficina", destaca Rioja.
Según su fundador, el principal diferencial radica en tres aspectos: la hiper-personalización, ya que se adapta al tono, la propuesta de valor y los objetivos de cada hotel, logrando que el huésped chatee con "el hotel" y no con WeSpeak; la venta proactiva, debido a que el sistema no solo responde preguntas frecuentes, sino que actúa como un agente de ventas que realiza seguimiento, aplica promociones y analiza la información; y el cierre en el chat, donde la tecnología permite a los hoteles cotizar precios, verificar la disponibilidad y procesar el pago de la reserva directamente dentro del chat de WhatsApp, eliminando cualquier tipo de fricción.
El resultado de su enfoque es un crecimiento que logró posicionar a WeSpeak entre los cuatro actores principales del negocio a nivel mundial, compitiendo con gigantes establecidos con años de trayectoria y gran capital. En solo dos años, la compañía alcanzó a más de 500 hoteles en 20 países, incluyendo grandes cadenas. En términos de facturación, proyectan cerrar su segundo año con US$ 700.000 y tienen como objetivo alcanzar los US$ 2.000.000 para diciembre de 2026. Este rápido crecimiento es impulsado por un equipo de 21 personas que opera en un modelo 100% remoto.

En un entorno dominado por las rondas de inversión, WeSpeak tomó una decisión contraria al manual de la startup: no buscaron capital de riesgo. Se autofinanciaron desde el inicio con el dinero de sus primeros clientes, lo que obligó a los tres fundadores a trabajar sin sueldo y vivir de sus ahorros durante el primer año. Esta disciplina se convirtió en su fortaleza: "Nosotros no podemos jugar ese juego porque no tenemos esta plata infinita. Entonces tenemos que ser muy eficientes y ganar más de lo que gasto", afirma Rioja. Su obsesión es triple: satisfacer al cliente ("el jefe"), cuidar al trabajador y, por consecuencia, hacer rentable la empresa.
La acelerada expansión internacional se dio orgánicamente: al probar publicidad en Meta (Facebook/Instagram), comenzaron a recibir consultas de países como Marruecos, Ecuador y Colombia. Actualmente, Rioja participa en Lanzadera en España, la incubadora financiada por Juan Roig (dueño de la cadena de supermercados Mercadona). El programa, de carácter filantrópico, no aporta capital, sino que ofrece entrenamiento, exigencia y una mentalidad de foco en resolver el problema del cliente. Para Rioja, esta filosofía de poner al cliente y al trabajador por encima de la empresa es lo que impulsó su expansión.
De cara al futuro, WeSpeak planea continuar reforzando su plan de expansión global, incluyendo mercados asiáticos, y perfeccionar su sistema conversacional y herramientas de gestión de ingresos, manteniéndose firme en su convicción de que la validación más importante viene de los 500 clientes que pagan a fin de mes por un producto que les aporta valor. "Siempre nos animamos a soñar en grande", asegura.