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Liderazgo
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Aunque llegues bien preparado y tengas el perfil ideal, ciertos gestos o frases pueden jugarte en contra. Saber qué evitar es tan importante como saber qué decir.

15 Octubre de 2025 09.44

"El mundo entero no es, por supuesto, un escenario, pero los aspectos cruciales en que no lo es no son fáciles de especificar", escribió Erving Goffman. A pesar de su utilidad discutible, la entrevista laboral sigue siendo una herramienta casi universal para distinguir entre quienes obtienen el puesto y quienes no.

Aunque existan métodos de evaluación psicológica más rápidos, económicos y precisos para anticipar el rendimiento futuro, o incluso soluciones basadas en IA capaces de identificar indicadores relevantes del potencial humano mientras reducen sesgos, la mayoría de los gerentes de contratación y reclutadores todavía consideran impensable elegir a un candidato sin entrevistarlo antes.

Como explico en mi último libro, "No seas tú mismo: Por qué la autenticidad está sobrevalorada y qué hacer en su lugar", la investigación ofrece una gran cantidad de datos sobre cómo mejorar el rendimiento en las entrevistas. Aunque los debates más comunes sobre el tema suelen enfocarse en qué hacer, probablemente resulte más útil pensar en lo que conviene evitar. Los criterios de exclusión suelen estar más claros y generan mayor consenso que los de selección, especialmente porque los candidatos ya llegan preseleccionados a la entrevista.

En ese sentido, estas son cinco cosas que no deberías hacer durante una entrevista laboral:

1. No lo finjas (salvo que puedas engañarte primero)

Algunas estimaciones indican que hasta el 90% de los candidatos exagera o inventa algo durante una entrevista, y no siempre los descubren. Sin embargo, el riesgo de ser detectado existe, y si lo hacen, el costo es alto. Cuando la actuación no es convincente, resulta evidente. Si tu sonrisa parece forzada o repetís respuestas como si las tuvieras ensayadas, vas a parecer poco auténtico.

Las investigaciones sobre actuación superficial muestran que, al simular emociones que no se sienten, las personas no solo se agotan, sino que además transmiten esa falta de autenticidad a los demás. La única manera en que "fingir" puede servir es si también lográs convencerte a vos mismo. A eso los psicólogos lo llaman actuación profunda: alinear lo que sentís con el rol que estás desempeñando.

 

En el mundo online, los estudios muestran que gestionar bien la impresión durante una entrevista no se interpreta como algo falso o molesto, sino más bien como una muestra de inteligencia emocional o habilidades sociales. Al final, quienes logran parecer buenos candidatos en una entrevista también tienen más chances de convencer a sus jefes de que son buenos empleados una vez que entran.

2. Callate y escuchá (salvo que te pidan hablar)

Muchos candidatos caen en la trampa de hablar de más, algo que muchas veces refleja inseguridad y, en algunos casos, narcisismo. Ese exceso puede transformar una entrevista estructurada en un monólogo. Pero una buena entrevista no se trata solo de mostrar cómo te expresás, sino también de tu capacidad para escuchar. Estudios sobre gestión de la impresión muestran que acaparar la palabra baja tu nivel de aceptación, porque transmite arrogancia o falta de sensibilidad social. Una pausa bien ubicada o una pregunta para aclarar lo que te dijeron puede dejar una impresión mucho mejor que un nuevo discurso de cinco minutos sobre tu "pasión".

3. No menosprecies a nadie (menos aún a exjefes o excompañeros)

Podés creer que hablar mal de tu jefe anterior demuestra honestidad, pero los entrevistadores suelen interpretarlo como una señal de resentimiento, mala convivencia laboral o falta de discreción. Las investigaciones sobre tácticas de influencia muestran que los comentarios negativos son una de las formas más rápidas de arruinar la percepción que otros tienen sobre tu amabilidad y capacidad de adaptación. Incluso si tu exjefe fue realmente tóxico, lo más prudente es presentar esa etapa como una experiencia de aprendizaje. De lo contrario, vas a dar a entender que el problema podrías haber sido vos.

Más allá del valor que algunos inadaptados pueden aportar a un equipo, lo cierto es que la mayoría de los gerentes y empresas prioriza el ajuste cultural. Un candidato que se siente cómodo criticando a excompañeros o jefes probablemente será visto como una amenaza para la armonía del grupo.

4. No parezcas desprevenido (especialmente si lo estás)

Improvisar puede servir en una escena de comedia, pero no en una entrevista laboral. Los reclutadores notan rápidamente cuando no hiciste tu tarea, y la falta de preparación transmite poca meticulosidad. La evidencia metaanalítica demuestra que prepararse de forma estructurada —investigar el puesto, adaptar tus respuestas y conocer bien la empresa— está directamente asociado con mejores evaluaciones. Llegar sin preparación puede hacerte parecer desinteresado o soberbio, y eso reduce tus chances.

Entrevista laboral
Improvisar puede servir en una escena de comedia, pero no en una entrevista laboral. 

5. No adules demasiado

Mostrar algo de aprecio por la empresa o por quien te entrevista puede transmitir calidez, pero si te pasás de la raya, vas a parecer servil. Los halagos excesivos generan sospechas: si exagerás ahora, ¿cómo vas a actuar cuando ya tengas el puesto? Los estudios sobre técnicas de adulación muestran que una dosis moderada puede jugar a favor, pero cuando se abusa de ese recurso, el efecto es el contrario. Se pierde credibilidad y el candidato termina pareciendo manipulador. La línea entre ser entusiasta y ser adulador es más fina de lo que parece.

La entrevista laboral es, en definitiva, una paradoja. Aunque sea un ritual imperfecto, sigue vigente porque parece indispensable. Los candidatos no pueden controlar todo, pero sí pueden evitar los errores más obvios. Si fingir no funciona, hablar de más suena arrogante, criticar a otros transmite resentimiento, no prepararse deja una imagen de descuido y adular en exceso huele a estrategia forzada, entonces lo más sensato es apostar por una moderación disciplinada. En un contexto donde las impresiones se forman rápido y los errores no se olvidan, lo mejor que podés hacer es demostrar que sos competente, sin sobreactuar ni subestimarte.

 

*Con información de Forbes US.

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