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Agustina Fainguersch
Innovacion

Agustina Fainguersch, de Meta: "Emprender en Argentina te da resiliencia, flexibilidad y creatividad"

Florencia Radici Forbes Staff

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Fundó Wolox junto a sus compañeros de la facultad y la hizo crecer durante cinco años hasta que la compró Accenture. Ahora, a los 31 años y como Directora regional de Meta para América del Sur, habla hispana y Miami, busca generar impacto a través de la tecnología.

08 Octubre de 2022 13.56

“Crear un impacto positivo en la vida de las personas a través de la tecnología”. El propósito, eso que rige la vida y misión de las personas y las compañías hoy, no es algo fácil de encontrar. Agustina Fainguersch descubrió el suyo cuando estudiaba en Singularity University, la institución académica de Silicon Valley a donde peregrinan emprendedores, ejecutivos e innovadores de todo el mundo. Hoy, asegura que persigue ese propósito desde su posición como directora regional de Meta para América del Sur Habla Hispana y Miami. Antes, lo hizo como emprendedora.

Cuando estudiaba Ingeniería Informática en el ITBA (una de las pocas mujeres que hacían esa carrera en ese momento) conoció a quienes se convirtieron en sus socios y socias en su camino como emprendedora. En 2012, cuando todavía cursaban sus carreras, lanzaron Wolox, una empresa de desarrollo de software o “hub de disrupción digital”, como la describieron cuando fueron seleccionados como Promesas Forbes en 2018.

 

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Agustina Fainguersch - Directora regional de Meta para América del Sur Habla Hispana y Miami

 

Crecieron a nivel local, se expandieron por América Latina y, a fines de 2020, eran más de 280 empleados. La empresa –y Fainguersch como cara visible al ocupar el lugar de CEO– era uno de los ejemplos insignia del gen emprendedor innovador argentino. En enero de 2021, llegó el anunció de adquisición por parte de Accenture, en una cifra que no trascendió (y sigue sin hacerlo). Fainguersch se quedó y pasó a formar parte de Accenture (“Nunca pensé en irme ni tomarme un descanso”, dice).

Allí permaneció hasta que en marzo de este año se convirtió en la número uno de Meta para la región que abarca seis países de habla hispana de América del Sur y Miami. La empresa fundada por Mark Zuckerberg, que adoptó su nuevo nombre el año pasado y tiene todos sus focos en el multiverso, está detrás de tres de las plataformas más usadas en el mundo: Facebook, Instagram y WhatsApp. Solo en el segundo trimestre de este año, facturó US$ 28.000 millones a nivel global.

 

 

- ¿Cómo fue la decisión de la venta de Wolox?

- Es un proceso. Lo que me gustó es que tuvimos la posibilidad de hacerlo con tiempo, no fue algo improvisado, sino que nos tomamos el tiempo, muy consciente e intencionalmente, para analizar los distintos casos y escenarios, y entender qué queríamos como emprendedores y como equipo. No fue una decisión que tomé yo sola. Uno, como emprendedor, no crea una empresa para venderla. Por lo menos para mí, ese racional está mal. Uno crea una empresa para crear valor y construir, pero llegan momentos en los que hay decidir cómo seguir. Y acá vimos una oportunidad muy clara para llevar ese valor al próximo nivel y darle un alcance que nunca habíamos soñado.

- La sensación de orgullo pero al mismo tiempo no querer dejarla ir...

- Es duro. Siempre fui la última persona que quería vender la empresa, pero cuando llegó esta oportunidad me di cuenta de que realmente era muy buena para continuar con el valor que habíamos construido, capitalizarlo y que pudiera seguir su propio camino. Con nuestras manos estaba un poco más limitado, y que lo pudiera tomar una empresa grande, respetada, que pudiera llegar a buen puerto…

- ¿Pensaste en irte después de la venta o incluso tomarte un tiempo de descanso?

- La verdad que no. Planifico, pero los planes son un norte y después la vida es distinta. No pensé en irme, lo hice porque esta oportunidad de Meta para mí era superadora. Es la posibilidad de hacer algo muy alineado a lo que creo que vine a hacer a este mundo, de poder llevarlo a un impacto y alcance en la vida de las personas, comunidades y negocios que me inspira muchísimo.

 

AGUSTINA FAINGUERSCH
AGUSTINA FAINGUERSCH

 

- ¿Habías trabajado antes en una compañía?

- No, porque mis 11 años y medio de emprendedurismo fueron desde que empecé a estudiar hasta que vendimos la empresa. Todo el aprendizaje de los roles lo fui haciendo a medida que nuestra startup crecía. Cuando vendimos la compañía y empecé a trabajar en una estructura tan grande, me gustó mucho entender cómo funcionan empresas que tienen ese nivel de impacto. Una empresa como Meta tiene un impacto muchísimo más amplio, con mucho más alcance del que siempre soñé. Me apasionó.

- ¿Qué sentiste cuando te vinieron a buscar de Meta?

- Me pasaron varias cosas. Una, mi necesidad de seguir creciendo y las ganas de colaborar en algo que es mucho más grande que yo. Por otro lado, la cultura, que la venía viendo desde hace años; me volaba la cabeza el hecho de que una empresa de ese tamaño tuviera esa forma ágil de trabajar. Trabajamos en proyectos, nos movemos rápido y salimos a probar cosas aunque no estén 100% listas, porque la tecnología es evolutiva, nunca están terminadas las cosas. Tercero, en Singularity University descubrí que mi pasión estaba en crear un impacto positivo en la vida de las personas a través de la tecnología. Cuando empecé a ver a la tecnología como una herramienta y no un fin, me cambió mucho la perspectiva. Nuestro objetivo en Meta es crear valor social y económico a través de la tecnología, entonces ahí todo confluyó.

- ¿Cuáles son los desafíos y objetivos de esta posición?

- Como es regional, es muy distinto en cada país. Argentina es uno de los principales mercados en la región y este año se cumplieron 10 años de nuestro nacimiento acá. En la oficina local, hay más de 150 personas. Es importante acompañar el desarrollo del ecosistema digital para que sea más inclusivo, crear impacto económico y social. Hay 34 millones de personas en Argentina que usan Facebook. Y el 94% de las pymes argentinas usan al menos una app de Meta para su negocio (Facebook, Instagram, WhatsApp). Son herramientas que se usan para generar valor económico y social en la Argentina.

 

 

- ¿Cómo se emprende dentro de una compañía como Meta?

- Son dos cosas. Una es la cultura de la compañía que tiene que hacer fit con ese perfil emprendedor. Porque la persona que nace con el gen emprendedor nunca deja de serlo. Esta empresa nació como una startup y mucho de ese ADN quedó impregnado en los procesos, en la autonomía que se les da a las personas y los equipos para probar cosas, la cultura ágil. Lo otro es la autonomía de las regiones. Siento mucha capacidad de tomar decisiones, proponer, innovar. Cuando las empresas son muy grandes y con headquarters en Silicon Valley tienen una visión global de hacia dónde va la compañía, pero los líderes regionales tenemos que tropicalizar la propuesta de valor y bajarla a lo terrenal de la vida de las personas, comunidades y negocios en cada uno de los países en los que operamos. En Latam lo sabemos y somos muy responsables y conscientes de eso. Nos posicionamos como partners de tecnología pero que te ayudan con el desarrollo económico y social de las pymes, los individuos, las comunidades.

- ¿Qué desafíos ves en la región?

- Lo que tratamos de hacer es conectar personas y negocios con las audiencias de consumidores. El desafío más grande es cómo darles estas herramientas de una forma simple y accesible, masiva y escalable. Cómo los ayudás a incorporar esas tecnologías a sus negocios y a sus vidas de forma tal que puedan agregar valor. Nuestro objetivo es poner a disposición nuestras herramientas y hacerlas accesibles. Hay mucho que es educación, evangelizar.


 

EL IMPACTO DE LA DIVERSIDAD


-¿Sentís que llegaste a un techo?

- No lo pienso como que tengo que llegar a algún lugar. Uno va decidiendo cuál es el próximo paso y hacia dónde es el crecimiento a medida que va avanzando. No hay techos ni lugares a donde llegar. Sí lo que tiene que hacer uno es sentir que agrega valor, que la compañía o el rol en el que estás te agrega valor a vos, y sentirse cómodo con el entorno de trabajo, los objetivos y misión de la compañía. Siempre me guié por eso y no considero que haya que llegar a algún lugar. Nunca lo pensé así porque no veo así mi carrera. Sí creo que es responsabilidad de uno ir construyendo hacia adelante y hacer un balance cada año. Eso en cualquier posición, en cualquier parte del mundo. Tengo mucho para dar, pero mucho más para recibir.

 

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Agustina Fainguersch 

 

- ¿Sentís que realmente estamos atravesando un cambio en materia de género?

- Sí, definitivamente estamos en un proceso de cambio en materia de diversidad, inclusión y representatividad. Es un proceso que abre muchas discusiones interseccionales y que puede ser un poco más avanzado de lo que supo ser, pero nos queda un largo camino. Es una construcción en la que necesitamos muchas partes que se alineen. La diversidad no es solo lo correcto, realmente les hace bien a los negocios y a la economía.

- ¿Cómo pensás y armás los equipos?

- Los equipos son lo más importante que uno tiene. Es lo crucial: si el equipo no funciona, nada va a funcionar. También es un trabajo que se tiene que hacer a nivel individual con cada una de las personas, ayudándolas a construir su plan de carrera, a entender qué herramientas necesita. Los líderes tenemos que sacar obstáculos del camino y brindar herramientas para que las personas puedan hacer bien sus trabajos. La diversidad es fundamental, porque si no es muy difícil que podamos innovar. Los equipos multidisciplinarios y diversos ayudan a pensar distinto, a trabajar más colaborativamente, y eso trae resultados de negocio. Es un trabajo a diario que hay que hacer, responsabilidad del líder pero también de todas las partes del equipo.

- ¿Cómo podemos lograr que más mujeres se sumen a las carreras STEM?

- Es un proceso y empieza desde antes, en el colegio. Cuando decidí estudiar Ingeniería Informática, fue casi de casualidad, porque era muy difícil encontrar y acceder a mujeres que hubieran seguido esa carrera. No tenía idea de la salida laboral, porque todos los CEO que conocía eran hombres. Así que una parte es inspirar a más mujeres a que quieran hacer esto. Se puede hacer con mentoring, con role model, dándoles más visibilidad a las mujeres. El mentoring es fundamental, la cultura de give back de los emprendedores, ayudar a inspirar, a educar, a concientizar.

 

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Agustina Fainguersch 

 

- ¿Cómo hacés para no quemarte?

- Mucha gente me pregunta esto, porque tiene que ver con el ritmo y la intensidad. Pero estoy llena de energía. Hacer lo que me gusta, en un lugar que me gusta, cumpliendo un objetivo y una misión inspiradora, rodeada de gente que me inspira, me llena de energía todos los días. Esto lo comprobé año tras año. Soy un tipo de persona a la cual la energía le viene de lo que hace. Siento que si me tomo un tiempo para descansar se me va a ir la energía, porque me nutro de estar con personas que me ayudan, de las cuales puedo aprender. Y esto es lo que estoy haciendo en Meta. No estoy cansada, sino con muchísima energía. Soy una persona a la que la motiva estar ocupada.

- ¿Lográs un balance?

-- No me gusta la palabra balance, porque creo que uno tiene que tratar de integrar. Es difícil de separar cuando hacés algo que te apasiona tanto. Además, tratar de hacer que encaje cierto tiempo no tiene sentido y te genera una presión que no tiene razón de ser. Hay momentos en los que tu familia necesita que le dediques más tiempo, foco o energía, y otros en los que quizá tenés un proyecto con un deadline o lanzar un producto y tenés que trabajar más tiempo con el foco ahí. Tratar de buscar un balance genera una presión innecesaria. Trato de buscar una incorporación de las distintas partes y eso me ha funcionado muy bien. Lo que me gusta mucho de Meta es que te da esa flexibilidad para poder hacerlo. Los equipos de high performers como los que tenemos saben integrar esas partes y son responsables por la contribución que están haciendo, entonces no hace falta exigir tiempos o balances, es más un tema de integración.

 

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Agustina Fainguersch 

 

- Cuando necesitás desconectarte, ¿qué hacés?

- Escucho audiobooks. Me gusta más escuchar que leer, porque soy un poco ansiosa y necesito hacer actividad física, entonces camino o voy al gimnasio y escucho audiobooks o podcasts. También me gusta mucho viajar. Es un beneficio que tiene mi trabajo, que tengo que conocer un montón de culturas y regiones.

- ¿Cuál es el libro que más recomendás?

- Me gusta mucho leer sobre emprendedurismo, así que The Hard Thing about Hard Things, de Ben Horowitz. Es un libro que cuenta una historia emprendedora y habla de las cosas difíciles de las cosas difíciles, valga la redundancia. Me sirvió mucho para tomar perspectiva sobre lo que uno considera un problema en el día a día. A veces uno se hace mucha mala sangre por temas muy puntuales que quizá son algo para ocuparse en ese momento, pero hay que tomar perspectiva.

- ¿Cuál fue el mejor consejo que te dieron alguna vez?

- Que la competencia era contra mí misma. Uno es el responsable de construir para adelante pero también de ponerse sus propios límites y presiones. Me ayudó muchísimo a dejar de pensar que uno tiene que llegar a algún lugar y empezar a pensar más qué quiero, qué expectativa tengo y cuáles son las presiones reales y cuáles generadas por Agustina. Otra frase que me dijo un mentor, cuando estaba construyendo una empresa: “Las empresas grandes fueron grandes porque cuando eran pequeñas pensaron en grande”. Eso me ayuda muchísimo, cuando siento que estoy haciendo algo pequeño, a darle un tinte de cómo pensar en grande. A pensar en el largo plazo.

- ¿Qué te sumó ser emprendedora en Argentina?

- Resiliencia, flexibilidad y creatividad. Cuando uno emprende, lidera y vive en Argentina o América Latina sabe que el contexto y las reglas de juego cambian todo el tiempo y hay que poder navegar eso. Sea como persona, familia o equipo. Lo que me dio emprender en Latam es la resiliencia y la capacidad de no caerse cuando hay obstáculos en el camino, que es algo que cualquier líder necesita. Lo aplico en el día a día y me ayuda a construir y pensar siempre en cómo seguir hacia adelante.

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