En la NBA, ningún jugador en actividad vivió más batallas que Chris Paul. Ni Stephen Curry, ni Kevin Durant, ni siquiera LeBron James.
Con 40 años, Paul fue elegido en la primera ronda del Draft 2005 por los New Orleans Hornets, donde fue nombrado Novato del Año. Dos años después, consiguió la primera de sus 12 convocatorias al All-Star Game. Sin embargo, el comienzo de su carrera no fue sencillo. Tuvo que enfrentar las consecuencias del huracán Katrina, que obligó a los Hornets a mudarse a Oklahoma City.
Para 2011, Paul quedó en el centro de uno de los intercambios frustrados más polémicos en la historia de la liga: un megaacuerdo que lo habría llevado a los Los Angeles Lakers para jugar junto a Kobe Bryant. Pero ese pase nunca se concretó. En su lugar, terminó en el otro equipo de la ciudad, los por entonces modestos Clippers, que no tardaron en quedar envueltos en el escándalo por el racismo de su dueño, Donald Sterling. Ese conflicto terminó con la venta de la franquicia al multimillonario Steve Ballmer, quien compró los Clippers por US$ 2.000 millones, una cifra récord en ese momento.
Al mismo tiempo, Paul fue presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA, donde aportó estabilidad y orden a una liga que venía golpeada por cierres patronales y una conducción sindical deficiente. En ese rol, ayudó a la NBA a atravesar la pandemia y también tomó las riendas de los Phoenix Suns, un equipo caótico, al que logró llevar hasta las Finales de 2021.
Como si fuera poco, la temporada pasada disputó los 82 partidos con los San Antonio Spurs, algo inusual para un veterano. Así, se transformó en un ejemplo para Victor Wembanyama, el fenómeno francés llamado a dominar el futuro de la liga. Cuando Paul debutó en la NBA, Wembanyama tenía apenas un año.
En 20 temporadas en la NBA, Chris Paul construyó una carrera digna del Salón de la Fama. Alcanzó el segundo puesto histórico en asistencias con 12.499 y también en robos, con 2.717.
Además, ganó más de US$ 400 millones, según el sitio especializado Spotrac, que sigue de cerca las transacciones deportivas. Y esa cifra seguirá creciendo: la próxima temporada firmó un contrato por un año con los Clippers, a cambio de unos US$ 3,6 millones. El acuerdo lo vuelve a vincular con la franquicia donde jugó durante seis temporadas. Pero, más allá del básquet, lo que más pesa para Paul es que vuelve a casa, después de haber pasado más de cinco años viviendo lejos de su familia, desde que fue traspasado a los Houston Rockets en 2017.
"Este momento con mis hijos", dice Paul, "lo atesoro", agrega.
Sobre cuánto tiempo más piensa seguir jugando, Paul fue claro en junio, durante una charla en el Festival de Cine Negro Americano: "Un año como máximo". Y agregó: "Estuve en la NBA más de la mitad de mi vida, lo cual es una bendición. Pero estos años no se vuelven con los hijos ni con la familia", remarcó.

Ahora, mientras se prepara para lo que será su temporada número 21 —algo que sólo seis jugadores en la historia lograron—, Paul ya tiene en marcha su plan de juego fuera de las canchas.
"Llegué a la NBA a los 19 años", le dijo Paul a Forbes. "Cuando llegás a la NBA, venís de estar en el patio del fondo actuando como MJ (Michael Jordan), actuando como Kobe, tirando esos tiros en fadeaway, sin pensar en el negocio. Ahora es momento de enfocarme en mi marca, mi equipo y en cómo podemos crecer", señaló.
El jueves, Paul presentó una nueva sociedad llamada The Chris Paul Collective (TCPC), donde agrupará sus empresas, inversiones y su fundación sin fines de lucro, la Chris Paul Family Foundation. Esta nueva estructura legal incluye sus líneas de negocio, como la marca de snacks Good Eat'n y la productora audiovisual con base en Los Ángeles, Ohh Dip!!! Entertainment. También forma parte del colectivo la participación minoritaria de Paul en el Angel City FC, el club más valioso de la NWSL, que Forbes valoró en US$ 280 millones.
Entre las otras inversiones que concentra TCPC está su participación en Hyperice, una empresa de tecnología de recuperación que alcanzó una valoración de US$ 850 millones en 2022, luego de una ronda de financiación de US$ 40 millones. Paul también tiene participación en los Rajasthan Royals, un equipo de críquet de la India; en WatchBox, una plataforma online de relojes de lujo; y en The Soccer Tournament (TST), una liga masculina y femenina con un premio de US$ 1 millón para el equipo campeón.
Además, David Schwab, exejecutivo de Octagon, se sumó como presidente de TCPC.
El lanzamiento de The Chris Paul Collective (TCPC) coincide con el Mes Nacional de la Empresa Negra, una fecha que tiene un peso especial para esta estrella nacida en Carolina del Norte. Entre los emprendimientos de propiedad afroamericana en los que Paul invirtió están la cadena de restaurantes Slutty Vegan, la plataforma fintech Goalsetter y el servicio de streaming PlayersTV.
Con esta nueva sociedad, Paul sigue el camino de otros íconos de la NBA que también llevaron su marca más allá de las canchas. En esa lista están cuatro multimillonarios: Michael Jordan, LeBron James, Magic Johnson y el fallecido Junior Bridgeman. También lo hacen figuras como Stephen Curry, con su empresa SC30 Inc.; Kevin Durant, con 35 Ventures; Russell Westbrook, que fundó Russell Westbrook Enterprises; y la leyenda de los Detroit Pistons, Isiah Thomas, al frente de Isiah International.
Pero para expandir su propio imperio, Paul va a apoyarse en décadas de experiencia acumulada.
"Durante toda mi carrera, el beneficio que tuve fue jugar en diferentes equipos", explicó Paul. "Así que no lo ví todo de la misma manera", señaló.
Una de las oportunidades de negocio más prometedoras para TCPC es The Playbook Group. Esta organización gestiona academias de básquet y campamentos de verano, donde se forman y entrenan jugadores de secundaria y preparatoria, y ya produjo una larga lista de talentos que hoy brillan en la NBA. Entre ellos están Jayson Tatum, figura de los Boston Celtics; Ja Morant, de los Memphis Grizzlies; y Cooper Flagg, una de las estrellas emergentes de los Dallas Mavericks.
Este emprendimiento permite que la empresa de Paul se meta de lleno en el negocio del deporte juvenil, un mercado que mueve US$ 40.000 millones por año, según datos del Instituto Aspen.
"El deporte juvenil es un negocio enorme", dijo Paul. "Tengo una perspectiva muy particular. Todavía recuerdo cuando era chico y jugaba en todos esos equipos itinerantes, y mi viejo se gastó todo su 401k para que mi hermano y yo jugáramos al básquet tribal", indicó.
Y antes de colgar sus Jordan CP3 high tops, a Paul le queda un objetivo claro: compartir su experiencia en negocios con los más jóvenes de la liga.
"La mayoría de los chicos en el vestuario habla de autos, música, mujeres, de todo un poco", contó. "Pero nadie habla de finanzas. Tenemos que hacer que las charlas sobre plata y economía sean algo normal", concluyó.
Nota publicada por Forbes US