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Las plataformas regionales fortalecen la integración, la innovación y la competi
Negocios

La cuenta pendiente de América Latina: por qué el ecosistema emprendedor necesita medir su desempeño y coordinar políticas

Sofía Quilici

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Un nuevo reporte revela que São Paulo y Santiago lideran en resultados, pero subraya que el talento femenino y la fragmentación de herramientas de financiamiento son las grandes brechas a resolver en la región.

22 Octubre de 2025 07.15

América Latina aprendió a hablar de sus emprendedores. Lo que empieza a aprender ahora es a medirse. La tercera edición del Reporte GEyAL, elaborada por PRODEM bajo la dirección del economista Hugo Kantis, muestra una región que dejó atrás la narrativa romántica del startup heroico para observarse en un espejo de 73 variables. El resultado no es complaciente, pero sí alentador: los ecosistemas ya no se definen por su discurso, sino por sus condiciones. "El desarrollo del ecosistema es un emprendimiento en sí mismo", advierte Kantis, y la frase parece describir tanto a los fundadores como a quienes los rodean.

El estudio —que mide capital humano, políticas, financiamiento y articulación— traza un tablero que combina inputs y outputs: condiciones y resultados. En el cuadrante de liderazgo figuran São Paulo, Santiago, Medellín y Montevideo, las ciudades que combinan impulso y desempeño sostenido. Pero hay una segunda capa más interesante: los ecosistemas que todavía muestran más potencial que resultados. "Las condiciones tienden a ser favorables, y no solo en las grandes ciudades", aclara Kantis. Córdoba y Querétaro encabezan ese grupo entre las urbes mayores; Manizales, entre las intermedias.

El dato más simbólico no es la foto fija sino el movimiento. Cali y Quito suben dos escalones respecto de 2023; Guayaquil, La Serena, Montevideo y Manizales, uno. El ranking se movió, y detrás hay una causa: la fuerza de los propios emprendedores, que se convierten en mentores e inversores dentro de sus comunidades, y la consolidación de nuevas redes entre universidades, gobiernos y corporaciones.

Esa red, que antes funcionaba como un archipiélago, empieza a comportarse como un sistema. El capital humano emprendedor se fortalece, aunque aún enfrenta un problema de escala. "Hacen falta estrategias para retener y vincular la diáspora que puede aportar desde afuera", advierte Kantis, y señala que la formación temprana sigue siendo un punto ciego en casi toda la región.

Capital, talento y las brechas que persisten

El indicador de emprendimiento femenino dinámico sigue mostrando rezago. Tijuana lidera, pero con apenas 55 puntos. "El talento está, lo que faltan son las condiciones para desplegarlo", explica Blanca Torrico, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y agrega que "las mujeres enfrentan tres obstáculos estructurales: el acceso al financiamiento, las redes y el tiempo disponible". La brecha de género, dice, no es una nota al pie, sino uno de los factores que limita la expansión del capital humano emprendedor.

Desde el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Rebeca Vidal coincide en que el talento existe, pero reclama una definición más propia del éxito. Vidal aclara: "Podemos construir nuestro propio unicornio" y añade que "cada ecosistema debe decidir qué tipo de empresa quiere hacer crecer y con qué propósito". La frase rompe con el espejismo de Silicon Valley y propone un modelo latinoamericano de innovación, más territorial y menos aspiracional. También destaca el avance de la innovación abierta, que conecta corporaciones con startups y diversifica las fuentes de valor.

El economista chileno Claudio Maggi, exgerente de CORFO, lo traduce al plano político: "La gobernanza tiene que ser porosa", sostiene, y subraya que "no alcanza con hacer un evento al año y decir que trabajamos en red". Según Maggi, las instituciones deben hablarse entre sí y conectarse con el sector privado de manera real. Su diagnóstico es directo: los ecosistemas más dinámicos no son los que más fondos poseen, sino los que mejor se coordinan.

Cuando la confianza se convierte en política

El reporte no solo revela carencias, sino que también muestra señales de cambio. La región empieza a abandonar la lógica de supervivencia para abrazar una cultura de aprendizaje colectivo. Kantis lo resume con tres prioridades: fortalecer el capital humano, escalar el financiamiento y generar vínculos extralocales. "Hay muchos ecosistemas sin financiamiento público y la mayoría sin financiamiento privado. Necesitamos subir un escalón: más apoyo al crecimiento y a la internacionalización", plantea.

En ese camino, la visibilidad se convierte en un activo estratégico. Vidal sostiene que "el dinero va donde hay confianza y narrativa" y aclara que: "América Latina puede transformar su diversidad en argumento; los inversores ya no buscan homogeneidad, sino singularidad respaldada en datos". Torrico comparte la mirada y suma: "Las plataformas de Ciencia, Tecnología e Innovación son el puente entre la investigación y el mercado, entre los instrumentos públicos y las startups".

Maggi, por su parte, insiste en que el desafío no es la falta de herramientas, sino su dispersión. "Las palancas existen, pero están fragmentadas. Hay que integrarlas y darles ambición", afirma. Lo que antes era intuición hoy es evidencia. Y cuando los datos empiezan a contar una historia, el reto ya no es diagnosticarse, sino atreverse a corregirse.

En esa transición, la región parece haber entendido algo esencial: el talento, sin condiciones, se dispersa; el capital, sin confianza, se retrae; y las políticas, sin continuidad, se diluyen. La verdadera madurez no está en crear más startups, sino en sostener una visión compartida a lo largo del tiempo. Porque al final, en América Latina, el éxito no lo define quién llega primero, sino quién logra que el camino siga existiendo.

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