Una de las medidas más esperadas por el sector energético está por salir a la luz. El gobierno anunció un plan de obras por 6.600 millones de dólares para ampliar las redes de alta tensión que sería financiado completamente por los privados, algo que no sucedía desde la década del 90'.
La iniciativa contempla 5.600 kilómetros nuevos de líneas divididos en 16 obras que van a permitir solucionar los cuellos de botella que incrementan los cortes de luz e impiden sumar nueva capacidad de generación.
Las últimas grandes obras en la materia se realizaron con el comando de Julio de Vido durante el kirchnerismo con fondos públicos y desde el año 2013 que no hay ampliaciones en el sistema eléctrico de alta tensión.
Por eso, la gran novedad no es solamente la puesta en marcha de estas líneas que vienen siendo reclamadas desde hace al menos siete años, sino el hecho de que no tendrían costo alguno para el Estado.
"Se va a hacer una licitación por cada obra de manera separada para evitar cartelización. Y el privado que la gane, recién va a poder recuperar la inversión cuando la obra esté concluida y en funciones. Ahí se va a aplicar un cargo tarifario, pero solamente a los usuarios beneficiados por dicha obra", indicaron fuentes oficiales.
El plan se diferencia de la primera propuesta del Ejecutivo que era un sistema denominado "estampillado" por el cual la obra se empezaba a cobrar con anticipación y se distribuía su costo a los usuarios de todo el país.
Ahora, en vez de financiarse de antemano con el dinero de los usuarios, los privados deberán conseguir un crédito internacional para iniciar los trabajos, algo que le suma algo de incertidumbre al programa al ser proyectos tardan varios años en construirse y que se cobrarán recién durante los sucesivos gobiernos.

La primera licitación sería en junio o julio y se trataría de AMBA I al ser la zona más necesitada donde, a su vez, se ubica el 40% de la demanda.
El portavoz Manuel Adorni celebró el anuncio y afirmó que "estas inversiones apuntan a mejorar el servicio, algo imprescindible en un país preso de distorsiones que ha generado el populismo energético en las últimas décadas en la Argentina".
"En los últimos 6 años se realizaron solo el 38% de las obras necesarias en transmisión eléctrica, generando que hoy el 35% de las instalaciones del sistema se encuentren en el final de su vida útil. Mientras la demanda de energía subió un 20% en este período, la inversión solo se ha incrementado un 8%. El resultado de ese descalabro es que cada verano los argentinos sufren cortes de luz", agregó.