La economía argentina atraviesa un momento de inflexión tras el contundente apoyo explícito del presidente Donald Trump y del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, al gobierno de Javier Milei. Ambos funcionarios confirmaron esta semana que Washington pondrá a disposición de la Argentina un paquete de asistencia financiera sin precedentes, estimado en US$20.000 millones, que podría convertirse en el puente necesario para despejar los temores de default y estabilizar las expectativas de los mercados.
Un "black swan" positivo para Milei
De acuerdo con un informe de BTG Pactual, el anuncio de Bessent constituye un evento "cisne negro positivo", dado que el mercado había comenzado a descontar crecientes riesgos de incumplimiento tras la derrota del oficialismo en las elecciones provinciales de Buenos Aires. La confirmación de que el Tesoro estadounidense negocia una línea swap de US$20.000 millones con el Banco Central argentino, sumada a la posibilidad de que Washington compre deuda en los mercados primario y secundario, ofrece un respaldo inédito en la historia reciente.
El anuncio llegó tras un encuentro bilateral entre Milei y Trump en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, donde también se mencionó el interés de múltiples empresas norteamericanas por invertir en el país en caso de un resultado electoral favorable el próximo 26 de octubre.

Implicancias financieras inmediatas
Según Bradesco, este apoyo mitiga de manera significativa el riesgo de corto plazo sobre la deuda argentina en dólares. El país enfrenta vencimientos por aproximadamente US$37.000 millones entre 2026 y 2027, de los cuales ya tiene cubiertos unos US$14.000 millones a través de líneas con el FMI y podría generar otros US$3.000 millones vía superávit comercial. El financiamiento de EE.UU. funcionaría como el puente para asegurar esos pagos, mientras las exportaciones de energía —gas y petróleo de Vaca Muerta— comienzan a aportar con mayor fuerza al balance externo.
Además, abrir la puerta a futuros mecanismos de asistencia —como compras de bonos o líneas de crédito contingentes del Exchange Stabilization Fund— ayudaría a frenar cualquier venta masiva de activos argentinos, en particular del peso y los títulos de deuda.
Mercado y elecciones
Los analistas coinciden en que la reacción de los mercados ha sido inmediata: el riesgo país mostró señales de baja y los activos argentinos recuperaron atractivo, especialmente en el sector energético. Bradesco ratificó su visión neutral sobre las acciones locales, aunque con preferencia por compañías como Vista Energy, Pampa Energía y Transportadora de Gas del Sur (TGS), mientras observa menores riesgos en bancos como IRSA y BYMA.
Sin embargo, BTG advierte que, más allá del alivio financiero, la verdadera prueba para el gobierno de Milei serán las elecciones legislativas de octubre. El oficialismo necesita mejorar su desempeño respecto a los comicios provinciales y movilizar al electorado ausente en septiembre. Un triunfo consolidaría la narrativa de estabilidad macro y facilitaría la llegada de capitales; una derrota, en cambio, podría complicar la implementación del programa de reformas.
Tensiones y condiciones
El apoyo estadounidense no está exento de tensiones. Bessent deslizó que Washington espera que Argentina revise la reducción temporaria de retenciones al agro, medida anunciada esta semana para incentivar exportaciones. Para el Tesoro, esta política podría poner en riesgo las cuentas fiscales o, en el mejor de los casos, busca acelerar la liquidación de divisas.
Por otro lado, existen versiones de que el swap con EE.UU. implicaría que la Argentina desactive progresivamente la línea de US$18.000 millones que mantiene con el Banco Popular de China, de los cuales ya usó US$5.000 millones.
Un nuevo escenario
La magnitud del respaldo estadounidense coloca a Argentina en un escenario inédito. Mientras Milei intenta consolidar un marco macroeconómico estable y atraer inversiones, el país recibe un salvavidas que le permite ganar tiempo hasta que los dólares de Vaca Muerta y otros sectores exportadores comiencen a fluir.
Si la estrategia se mantiene y los resultados electorales acompañan, Argentina podría estar transitando un cambio de ciclo con impacto directo en el riesgo país, el acceso a financiamiento y la confianza de los mercados internacionales.