Argentina atraviesa una transformación política sin precedentes tras las elecciones legislativas del 26 de octubre, en las que el oficialismo encabezado por Javier Milei consolidó su poder en el Congreso y reconfiguró por completo el mapa político nacional. Con una participación del 67,9% —la más baja desde el retorno a la democracia en 1983— la sociedad argentina confirmó un viraje estructural: el fin del predominio peronista y el respaldo a un modelo liberal que, a pesar de la incertidumbre económica, mantiene un fuerte apoyo social y externo.
Según los cómputos oficiales, La Libertad Avanza (LLA) obtuvo 40,8% de los votos, muy por encima del 31,6% que sumaron las distintas vertientes del peronismo agrupadas en la coalición Fuerza Patria y sus aliados. Este resultado otorga al gobierno una representación decisiva en el Congreso: Milei pasará a controlar más de un tercio de la Cámara de Diputados y una posición similar en el Senado, lo que le permitirá ejercer el veto y encarar las reformas estructurales que marcarán la segunda mitad de su mandato.
Una victoria con impacto institucional
El avance libertario fue especialmente significativo en la Provincia de Buenos Aires, bastión histórico del peronismo, donde el oficialismo logró imponerse por un estrecho margen. En la Ciudad de Buenos Aires, el triunfo fue contundente. La LLA obtuvo 64 de los 127 escaños en disputa en Diputados —llevando su total a 92— y 13 de los 24 en el Senado, alcanzando 19 bancas en la cámara alta. En contraste, el peronismo retuvo 96 diputados y 7 senadores, mientras que los espacios provinciales y el antiguo Juntos por el Cambio conservaron la llave del equilibrio político.
En este nuevo esquema, Milei depende de acuerdos con bloques centristas y provinciales, un terreno de negociación donde figuras como Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) o Gustavo Valdés (Corrientes) adquieren peso estratégico. Estos espacios moderados, que suman cerca de 54 diputados y 20 senadores, se convierten en árbitros del proceso legislativo. De ellos depende la posibilidad de avanzar en reformas fiscales, laborales y previsionales que la administración busca convertir en ley tras impulsarlas mediante decreto.
Reacción de los mercados y respaldo externo
Los mercados recibieron el resultado con una mejora inmediata en las expectativas. Tanto Goldman Sachs como Bradesco BBI destacaron que la victoria oficialista reduce el riesgo político y fortalece la credibilidad de la política económica. Los analistas proyectan una compresión del riesgo país de entre 450 y 750 puntos básicos, sostenida por el apoyo financiero de Estados Unidos, que comprometió líneas de liquidez para cubrir vencimientos soberanos entre 2026 y 2027.

En el plano financiero, la mejora del clima político abre oportunidades para los activos argentinos. Bradesco BBI mantiene su recomendación de sobreponderar posiciones en empresas como Vista Energy, Pampa Energía, TGS, BYMA y Banco Macro, consideradas las principales beneficiarias de un escenario de estabilidad fiscal y disciplina monetaria.
Economía en transición: inflación controlada, crecimiento en pausa
El informe de Goldman Sachs señala que, aunque la economía argentina entró en una fase de estancamiento en 2025, los indicadores muestran una notable mejora respecto al caos inflacionario de 2024. La inflación anual cayó a 31,8% en septiembre —lejos del 300% registrado a inicios del año anterior— y las expectativas de los analistas apuntan a una moderación sostenida, incluso con un tipo de cambio flexible dentro de la banda flotante.
La consolidación fiscal sigue siendo el eje del programa de Milei. El gobierno mantiene una política de equilibrio primario y reducción del déficit financiero, con un control estricto del gasto y una estrategia de normalización monetaria. Los próximos pasos, según fuentes oficiales, incluyen la presentación del presupuesto 2026, el primero elaborado por esta gestión, y la institucionalización legislativa del amplio paquete de desregulación implementado mediante decretos presidenciales.
Un cambio de ciclo político
Más allá de los números, el resultado electoral marca el fin de una era. Por primera vez en cuatro décadas, el peronismo pierde simultáneamente el control territorial y la iniciativa política en el Congreso. La sociedad, fatigada por la inflación crónica, la pobreza y la inestabilidad institucional, optó por respaldar el experimento libertario de Milei, un presidente que llegó al poder con un discurso antisistema y que ahora busca consolidarse como arquitecto de una nueva matriz económica.

El desafío inmediato será transformar la victoria electoral en gobernabilidad. Para ello, Milei deberá mantener un delicado equilibrio entre su narrativa rupturista y la necesidad de construir consensos. Como resumen los analistas de Bradesco, "la ventana de oportunidad está abierta, pero depende de la capacidad del Ejecutivo de sostener el diálogo institucional y evitar choques innecesarios con los gobernadores".
La elección legislativa de 2025 no solo reconfigura el Congreso: redefine el rumbo del país. La combinación de respaldo social, disciplina fiscal y apoyo financiero externo proyecta un escenario de estabilidad relativa y potencial recuperación. Aun así, el éxito del experimento libertario dependerá de su capacidad de mantener la confianza de los mercados sin perder el apoyo ciudadano.
Con esta votación, Argentina inicia un nuevo ciclo político. El péndulo histórico que durante décadas osciló entre populismo e intervencionismo parece girar, esta vez, hacia un modelo de libertad económica y responsabilidad fiscal, cuyo desenlace definirá el lugar del país en el mapa regional durante los próximos años.