La suba del tipo de cambio está preocupando a muchos ahorristas y analistas que creen que podría impactar negativamente en la inflación. No obstante, contra todo pronóstico, la situación podría no ser tan dramática por el "principio de imputación de Menger" que tanto menciona el presidente Javier Milei.
El dólar oficial saltó un 12% en julio y un 6% en los últimos días antes de comenzar un ligero proceso correctivo. Afortunadamente, no es comportamiento de overshooting, ya que el tipo de cambio real (TCR) está en niveles de abril de 2024 y, nominalmente, en el rango alcanzado por el CCL en julio del año pasado.
Durante buena parte del mes, las liquidaciones del agro ayudaron a contener el dólar, aunque en la segunda mitad del mes coincidieron con una fuerte aceleración del tipo de cambio, justo antes de que empezara a regir la rebaja de retenciones (vigente desde agosto).
Al mismo tiempo, el gasto en turismo alcanzó niveles cercanos a un récord: los préstamos con tarjeta para consumos en el exterior llegaron a US$ 794 millones, lo que generó una demanda sostenida de dólares.
Pero la suba del dólar no necesariamente es una mala noticia si solo sirve para ajustar el tipo de cambio real sin trasladarse a precios. Julio podría dar señales positivas en ese sentido (el dato oficial de inflación sale el 13 de agosto), aunque como gran parte de la suba del dólar fue al final del mes, recién en agosto se podrá ver si hubo un cambio real en el comportamiento inflacionario.
De acuerdo a la consultora 1816, en los últimos 15 años, gran parte de la inflación al consumidor puede explicarse con una fórmula bastante simple: 70% por salarios y 30% por devaluación, lo que daría una zona de inflación del 3% en julio y agosto si el dólar sigue cerca de los $1.350 por unidad.
"Si el índice de precios al consumidor de julio de 2024 anda más cerca de 2% que de 3%, entonces la demanda no convalida que los incrementos de costos se trasladen a precios y la imputación de Menger le estará ganando el primer round al clásico pass-through", detallaron los economistas.
Vale recordar que la imputación de Menger es un principio establecido por Carl Menger que dicta que los consumidores, a través de sus preferencias y demandas, fijan los precios de los bienes de consumo, y estos precios se "imputan" hacia atrás, determinando el valor de los factores utilizados en su producción.
Es decir, no son los costos los que dictan los precios, sino que los precios de los bienes finales determinan cuánto se está dispuesto a pagar por los insumos. Este concepto, desarrollado en Principios de Economía Política (1871), enfatiza la utilidad marginal y la subjetividad en la formación de precios, rompiendo con la idea clásica de que los costos de producción son el origen del valor.