En un cierre de año marcado por negociaciones intensas en el Congreso y señales incipientes de recuperación, J.P. Morgan trazó un diagnóstico que combina avances políticos relevantes con un repunte económico aún frágil. El banco subraya que la agenda oficial logró hitos clave, aunque no sin costos, y que la actividad empieza a tomar tracción apoyada en el frente externo.
En el plano legislativo, el informe destaca que el Gobierno consiguió la aprobación general del Presupuesto 2026, al que define como “una piedra angular de la agenda económica del presidente Milei”. Sin embargo, el triunfo fue parcial: la oposición bloqueó el capítulo que buscaba derogar el financiamiento universitario y las leyes de discapacidad, un revés que, según estimaciones oficiales citadas por JPM, implica un costo fiscal anual de alrededor de 0,5–0,6% del PBI. El proyecto pasa ahora al Senado, donde el oficialismo intentará “introducir enmiendas para reducir el impacto fiscal”, en un contexto de tensiones políticas persistentes.
Otro avance central fue la Ley de “Inocencia Fiscal”, que obtuvo media sanción. Para J.P. Morgan, la iniciativa supone “un cambio de paradigma en la aplicación tributaria en Argentina”, al establecer la presunción de inocencia del contribuyente, elevar los umbrales de penalización por evasión y simplificar el régimen impositivo para personas físicas. El objetivo explícito es incentivar la formalización de ahorros en dólares no declarados, reduciendo auditorías mensuales y enfocando el control en la consistencia patrimonial anual.
No todo avanzó al mismo ritmo. La Ley de Estabilidad Fiscal y Monetaria, que busca blindar el equilibrio macroeconómico con sanciones penales para quienes incurran en déficit o emisión irregular, quedó fuera del debate por falta de quórum. El banco señala que este punto seguirá siendo un eje de disputa en el Congreso. @@FIGURE@@
En materia de actividad, J.P. Morgan observa que la economía evitó una recesión técnica en el tercer trimestre. El PBI creció 1,1% trimestral anualizado, aunque por debajo de lo sugerido por indicadores mensuales. Aun así, el nivel de actividad ya recuperó 6,2% desde el piso de marzo de 2024 y se ubica apenas 0,2% por debajo del máximo cíclico de 2022, una señal de resiliencia tras meses de fuerte ajuste.
El motor del crecimiento fue el sector externo. “Las exportaciones crecieron a un ritmo anualizado de 27,9%, mientras las importaciones cayeron 10,2%”, detalla el informe, destacando que las exportaciones netas evitaron la contracción del producto. Energía y agro aparecen como los principales vectores para sostener la expansión hacia adelante.
El contraste se da en la inversión, que se desplomó 21,9% trimestral anualizado, afectada por la incertidumbre y condiciones monetarias muy contractivas. El consumo privado mostró una mejora leve, mientras que el gasto público sigue por debajo de niveles previos.
De cara a 2026, J.P. Morgan adopta un tono más optimista. Los indicadores de alta frecuencia apuntan a una expansión sostenida en el cuarto trimestre y el próximo año, en un contexto de menor riesgo país. El banco resalta que el BCRA “aprovechó la ventana para relajar condiciones monetarias y encajes”, impulsando el crédito. Con ese telón de fondo, proyecta que el crecimiento se acelere a cerca de 3% trimestral anualizado en el 4T y promedie 5,2% en el primer semestre de 2026.
En síntesis, J.P. Morgan ve a la Argentina transitando una delicada combinación de disciplina fiscal, reformas institucionales y un rebote económico liderado por exportaciones, con el Congreso como campo de batalla clave para consolidar —o poner en riesgo— la sostenibilidad del programa.