La conversación de ayer entre el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y el ministro de Economía, Luis Caputo, no fue solo una formalidad entre funcionarios. Funcionó como una señal política clave en medio del ajuste y la búsqueda de respaldo internacional que lleva adelante el gobierno argentino. El mensaje posterior de Bessent en la red social X confirmó la voluntad de la administración de Donald Trump de avanzar en un respaldo financiero que sirva como puente para el plan económico de Javier Milei.
La charla se dio en un contexto de fragilidad para la economía argentina, con tensiones en los mercados y sin señales concretas sobre el tan mencionado paquete de ayuda desde Washington. Frente a eso, Bessent eligió mover el tablero: "El @USTreasury está totalmente preparado para hacer lo que sea necesario", escribió. Con esas palabras, intentó frenar el deterioro que sufrieron las acciones argentinas, los bonos soberanos y la suba del Riesgo País en las últimas ruedas.
Según fuentes oficiales, la llamada sirvió para alinear los próximos pasos. En los próximos días, un equipo técnico del Ministerio de Economía viajará a Washington D.C. para continuar las negociaciones sobre posibles mecanismos de financiamiento. No trascendieron cifras ni instrumentos concretos, pero el gesto público de Bessent se leyó como un respaldo explícito al programa que impulsa Milei, basado en el ajuste fiscal, la liberalización comercial y una apertura gradual del cepo cambiario.
El vínculo entre Trump y Milei sumó, además, un nuevo capítulo con la confirmación de un encuentro bilateral el próximo 14 de octubre en la Casa Blanca. No se trata de una reunión más: será la primera vez que el presidente argentino sea recibido formalmente en el Salón Oval, en un contexto en el que Trump aún no abrió las puertas a otros mandatarios del Cono Sur. El gesto político se completa con la decisión de alojar a la comitiva argentina en la Blair House, la residencia oficial para visitas de Estado.
La última vez que Milei y Trump compartieron un espacio fue en la Asamblea General de las Naciones Unidas, aunque antes ya habían coincidido en la Cumbre de la CPAC y en una gala privada en Mar-a-Lago. Pero la cita de este mes marcará un salto diplomático. Detrás del encuentro también se mueven intereses cruzados: el alineamiento geopolítico con Estados Unidos y el alejamiento de la influencia china, una tensión que persiste en las negociaciones por el financiamiento.
Durante la charla con Caputo, Bessent también hizo mención a sus reuniones con ministros del G7, donde, según relató, expuso la necesidad de que el plan económico de Milei funcione. "Es importante para el pueblo de la Argentina, para la región y para el G7", escribió. La frase expone una mirada más amplia sobre la relevancia que Estados Unidos le asigna a la estabilización del país en un año atravesado por elecciones presidenciales tanto en el norte como en el sur del continente.
Caputo, por su parte, compartió el mensaje de Bessent en sus redes y señaló que continúa el trabajo para cerrar lo anunciado la semana pasada. El ministro busca acelerar los tiempos para evitar que la inestabilidad financiera arrastre más variables. Las últimas ruedas del mercado fueron una señal de advertencia: el dólar subió, los bonos retrocedieron y las acciones argentinas que cotizan en Wall Street sufrieron una caída pronunciada.
El posible desembolso de fondos desde Estados Unidos también apunta a fortalecer la negociación con el FMI, que se mantiene bajo un clima tenso. El Gobierno pretende cerrar un nuevo acuerdo que libere recursos y extienda los plazos de pago, en medio de la discusión por el déficit cero y el cumplimiento de metas que el organismo considera rígidas.
Aunque todavía falta definir el formato del apoyo, hay opciones en carpeta: una línea directa del Tesoro norteamericano, una garantía sobre préstamos de organismos multilaterales o un esquema puente mientras avanza el nuevo programa con el Fondo. El viaje a Washington del equipo económico será clave para destrabar esa ingeniería financiera.
Mientras tanto, el Gobierno argentino sostiene la narrativa del respaldo internacional como una carta para ordenar expectativas. La visita de Milei a la Casa Blanca sumará una imagen potente para ese relato. Pero el mercado espera señales más concretas. La frase de Bessent sirvió como un primer movimiento, aunque sin dólares en la cuenta, el respaldo todavía se percibe más simbólico que efectivo.
En la Casa Rosada confían en que la foto con Trump y los encuentros de gabinete bilateral ayudarán a consolidar una alianza estratégica con el país norteamericano. La apuesta está hecha. Resta saber si la ayuda prometida llegará a tiempo para contener la presión y reforzar un plan que busca consolidarse en medio de una economía frágil.