El futuro del Mercosur: entre la seducción europea y la demanda asiática
La política internacional y el comercio exterior parecen ser los grandes ausentes en el debate electoral, aunque en cierta forma, marcarán el tono de la gestión económica a partir de 2024.

En un mundo en el que cada vez más los países quieren jugar en las grandes ligas, con incidencia en las decisiones estratégicas regionales y aprovechando las nuevas tendencias del comercio exterior y la integración en cadenas globales de valor, Argentina es un país sin definiciones claras en ese sentido. 

El desarrollo de las relaciones internacionales e incluso de los flujos de comercio mundial parece estar fuera de la agenda de los principales espacios políticos que competirán en las PASO del próximo 13 de agosto y eventualmente en las generales de octubre, y eso genera dudas e inconsistencias a la hora de los alineamientos y también la posibilidad de apertura de nuevos mercados.

La reciente Cumbre de presidentes del Mercosur en Iguazú, en la que el gobierno argentino presentó en sociedad al ministro de Economía Sergio Massa, en su rol de candidato a presidente, fue un claro ejemplo de que al interior del bloque hoy son más las diferencias que las coincidencias.

La pretensión de Uruguay de que se le permita negociar por su cuenta tratados de libre comercio con terceros bloques o países, al margen de la decisión del resto de los socios, desnuda las indefiniciones y el estancamiento del Mercosur en un mundo que, en materia de comercio, se está moviendo con rapidez en dirección a Asia, atraído por la demanda de China, pero también de Vietnam, de Taiwán, Corea, Japón, Singapur, Malasia, Tailandia y la India.

“En Argentina no se comprende que puedas tener socios comerciales, sin necesidad de ser aliados estratégicos. En el mundo hay aliados y hay clientes”, asegura Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y director para las Américas de la International Chamber of Commerce (ICC).

Menciona el caso de Estados Unidos y China, que claramente son adversarios, no aliados, pero que, sin embargo, son mutuamente clientes, con importante intercambio comercial.

Para Elizondo la diferencia entre aliados y clientes es central. “Se puede tener como cliente a China y venderle soja y carne, pero si soy aliado le tengo que dar el 5G, el puerto de Ushuaia, le tengo que dar la Hidrovía, que son temas ríspidos”, indicó.

Esto se da en un contexto en el que, para Elizondo, el Mercosur está en un “momento muy complicado” por la creciente desconfianza entre los países y una importancia relativa del comercio intrabloque cada vez menor. “Hoy los mercados están en Asia”, asegura el experto y en esa línea tendría que apuntar el próximo gobierno de la Argentina.

En un sentido similar, Miguel Ponce, director del Centro de Estudios de Comercio Exterior Siglo XXI, considera que “el nivel de desgaste, de desorientación, de falta de agenda y de contradicciones que se está dando en el Mercosur, hace necesaria una revisión y una reactualización”. 

Sergio Massa a China.

En su opinión, es preciso “desideologizar nuestros vínculos diplomáticos”, para no perjudicar los vínculos comerciales y económicos. Y apuesta a que la presidencia pro témpore del Mercosur a manos de Brasil en el segundo semestre del año pueda revitalizar el acuerdo con la Unión Europea.

Para la ex secretaria de Comercio Exterior de la Nación, Marisa Bircher, Argentina tiene “una ventana de oportunidad”, porque produce lo que el mundo hoy necesita, especialmente la Unión Europea, “a partir del litio, elhidrógeno verde, energía y seguridad alimentaria”. 

Pero el acuerdo con la UE, en algún punto, se trabó a partir de la propuesta de Bruselas de incluir una adenda al texto firmado en junio de 2019 y que incluye el cumplimiento de condiciones ambientales que generan algún rechazo, en especial, en Brasil.

En el caso de Argentina, afectaría a la cadena de la soja y a la ganadería, pero la siembra directa en un caso y la ganadería extensiva en el otro, no generan el impacto ambiental que sí tienen en los países europeos.

En cuanto a Brasil, está la cuestión de la Amazonia, a la que se opuso por años el ex presidente Jair Bolsonaro. Si bien el actual mandatario Lula da Silva siempre fue un defensor del acuerdo con la UE, ahora empezó a virar la mirada a Asia y otros países emergentes, impulsado por la posición de sus agricultores, más proclives a comerciar con los países como China, India e Indonesia, donde no rigen este tipo de restricciones.

Para Bircher el país no puede perder la ventana de oportunidad de avanzar en el acuerdo con la UE. “Argentina tiene una política ambiental sostenible, sustentable. Tenemos siembra directa, que nos permite cuidar el medio ambiente, el suelo y los recursos como el agua de una manera sostenible”, remató.