Sociedad 5.0: por qué el rol del CEO es clave para que las empresas sobrevivan en la era de la IA
Cecilia Valleboni Forbes Staff
Cecilia Valleboni Forbes Staff
En un mundo que evoluciona a velocidad exponencial con la inteligencia artificial, el blockchain y la automatización, un dato crudo revela la verdadera crisis del management: el 78% de los ejecutivos globales carece de la capacidad para gestionar la innovación. A pesar de que el 90% la considera crítica para el negocio, menos del 6% toma acciones concretas. Esta desconexión, sumada a líderes que operan con un pensamiento del siglo XX para problemas del siglo XXI, genera lo que Alan Zettelmann, CEO de Innoconsult y una voz respetada en el ecosistema global de innovación, define como un "riesgo existencial" para las empresas.
Originada en Japón, la Sociedad 5.0 es el modelo que busca revertir esta tendencia. A diferencia de la Industria 4.0, enfocada en la digitalización industrial, la Sociedad 5.0 utiliza tecnologías de vanguardia para colocar el bienestar humano y social en el centro. Para Zettelmann, la implementación de este modelo no se trata de crear ciudades inteligentes, sino de desarrollar organizaciones y líderes capaces de gestionar la complejidad y la aceleración, asegurando que la tecnología eleve el potencial humano, en lugar de marginarlo.
La falta de un sistema de gestión de innovación es, según el experto, la primera causa de esta brecha. Las empresas tienen "chispazos" de proyectos aislados o hackathons, pero nada que se vincule a la estrategia corporativa. "Esto genera un círculo vicioso: la innovación depende del voluntarismo y muere ante el primer recorte de presupuesto", dice. La segunda causa es la homogeneidad cultural y el miedo al fracaso. Las empresas exitosas suelen replicar lo que funcionó, contratando perfiles similares y evitando riesgos. Esto crea un "muro de barreras" que paraliza la experimentación, y se manifiesta en frases como "esto nunca se hizo acá" o "no está en el presupuesto".
Ante este panorama, las métricas financieras tradicionales, como el EBITDA, se vuelven obsoletas. "En un estudio de 1.000 empresas, la mayoría ni siquiera mide el Retorno sobre la Innovación (RoI), lo que implica navegar a ciegas", advierte Zettelmann. De hecho, más del 50% de las empresas del S&P 500 ya han desaparecido por falta de adaptación, y se pronostica que el 40% de los negocios actuales no sobrevivirán la próxima década. Para el especialista, las organizaciones que no tengan la capacidad de adaptarse, de tener un "pipeline" con proyectos radicales y de romper con la inercia del pasado, están destinadas a desaparecer.
Para superar estos desafíos, Zettelmann propone una nueva hoja de ruta para el Líder 5.0. Este líder no solo debe tener fluidez tecnológica (entender el impacto de la IA, el blockchain o la biotecnología sin necesidad de programar), sino también una visión humana que se refleje en equipos con diversidad cognitiva. "Esto no es solo un tema de género o pasaportes", aclara, "significa integrar formas de pensar diferentes: juntar a un ingeniero con un antropólogo, a un diseñador con un experto en finanzas. La innovación ocurre en el 'choque de perspectivas'". Para lograrlo, los CEO deben ser arquitectos que diseñen entornos seguros y equipos transversales que protejan los proyectos innovadores del cortoplacismo. "En las empresas que asesoro, el CEO ya no es quien aprueba todas las ideas, sino quien crea las condiciones para que un ecosistema las produzca. Es, literalmente, un arquitecto de futuros", asegura.
La clave de este nuevo modelo reside en la transición de la "I-nnovación" (innovación aislada en departamentos) a la "We-nnovación" (innovación en red). En este modelo sistémico, cada dato, idea y decisión fluye sin fricciones. Zettelmann lo ilustra con un caso real: una empresa tradicional de construcción holandesa que pasó de vender hormigón a ser pionera en impresión 3D de concreto al crear un equipo que integró a arquitectos, ingenieros, proveedores y clientes. El valor emergió de la interacción. La ISO 56002, por ejemplo, ofrece un marco para gestionar la innovación como un sistema, no como un conjunto de departamentos, permitiendo a las organizaciones auditar sus puntos ciegos y prepararse para el futuro.
El desafío de la innovación es cultural y global. Mientras que en Japón la disciplina y la visión a largo plazo facilitan la adopción de la Sociedad 5.0, en América Latina lo que abunda es la creatividad y la resiliencia. "El reto", dice Zettelmann, "está en convertir esa energía en sistemas formales". En Europa, la fuerza reside en su marco regulatorio y en la cooperación. Lo interesante es que la ISO 56002 crea un puente cultural, permitiendo que cada región innove con su propio estilo pero bajo un lenguaje común.
El futuro de las organizaciones se decide en la mesa de directorio. "Si el directorio no entiende la innovación, está hipotecando el futuro", sentencia Zettelmann. Su travesía, que lo lleva por epicentros de innovación global como la Rio Innovation Week, Ars Electronica en Austria y el World Usability Congress, tiene un mensaje claro: "No se trata de luchar contra las máquinas, sino de escribir juntos el próximo capítulo de la humanidad". La innovación no es una moda, sino una estrategia de supervivencia que comienza con líderes capaces de diseñar el futuro, no solo de reaccionar a él.