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Innovacion

Por qué la accesibilidad es una herramienta de oportunidades para la inclusión y los negocios

Laura Benbenaste

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Pablo Lecuona es cofundador de Tiflonexos, una organización que trabaja para la autonomía e inclusión de personas ciegas a través del aprovechamiento de las nuevas tecnologías, la construcción de entornos físicos y digitales accesibles y el acceso a la lectura.

30 Octubre de 2022 19.49

- Como en otros ámbitos, existe también una brecha tecnológica en personas con discapacidad. ¿Qué implica eso?

- En las personas con discapacidad, la brecha digital es más bien un abismo. Es cierto y es un gran tema que la tecnología abre muchas puertas. Nos permite acceder a información y, si bien todavía encontramos barreras que hay que ir eliminando, es una herramienta que usamos para todo: para leer un libro, para interactuar en el trabajo, hacer trámites. Hoy, con la cámara, se permite acceder a mucha información de distinta índole. En un plano personal, por ejemplo, un test de embarazo. Una persona con discapacidad puede usar la app Be My Eyes y, a través de videollamada con alguien anónimo, le puede hacer mirar el test. La tecnología resuelve en términos de autonomía. Hay casos en los que no se puede depender de un tercero cercano o familiar. Pero todavía más del 90% de las personas con discapacidad están ocultas, sin acceder a la tecnología, o lo hacen de forma muy básica. Y ahí hay un abismo de posibilidades, de inclusión.

 

Pablo Lecuona, cofundador de Tiflonexos.
Pablo Lecuona, cofundador de Tiflonexos.


- Sin embargo, hoy se habla mucho más de inclusión. ¿A qué se debe?

- A que el mundo no está hecho para un individuo estándar, sino que hay personas con necesidades diferentes o que necesitan determinadas adaptaciones o ayudas técnicas para desempeñarse en igualdad de condiciones. Son procesos muy lentos. Con la discapacidad se ha ido avanzando, con mucho trabajo detrás. Una de las mayores barreras es que todavía no es socialmente visible que una persona con discapacidad visual, por ejemplo, puede acceder a determinado trabajo o espacio. A veces generamos las barreras por no saber. Por eso la importancia de aprender y trabajar para visibilizar una diversidad de realidades.

- ¿Qué implica esta visibilidad que se va adquiriendo? 

- Si bien cada vez es menos arraigado, todavía persiste el prejuicio de que una persona con discapacidad es incapaz. La discapacidad en el último tiempo se empezó a pensar no solo como una cuestión médica, sino también como la limitación existente en la interacción con el entorno, con las barreras que genera o no, como el lenguaje. Por ejemplo, cuando entro a un negocio y escucho que dicen: “Es no vidente”. Sí, lo soy... pero compro igual. Entonces, quienes trabajan en lugares que vienen generando espacios de participación empiezan a marcar la tendencia a definir la identidad desde la discapacidad, con la intención de visibilizar la participación política de las personas con discapacidad. Por otro lado, tenemos mucha gente que adquirió su discapacidad y, como alguien que va a recibir algo, no que va a estar participando. En la pandemia, después de trabajar en un programa de Ashoka llamado Globalizer, trabajamos en el acompañamiento y apoyo a empresas para ver que sus herramientas o aplicaciones móviles y webs sean accesibles. Una de las primeras con las que trabajamos fue MercadoLibre, y una de las cosas que nos gustaron y, que tiene que ver con cambiar el mindset, es que nos dijeron que estaría bueno no solo ver el flujo de compra, porque hay que pensar que la persona con discapacidad no solo viene a consumir, sino también a vender.

 

 

- ¿Existe rentabilidad en la inclusión? 

- Gracias a capacitaciones que han dado desde Tiflonexos con empresas, te han dicho que aumentaron las ventas porque aumenta la cantidad de consumidores. Una persona con discapacidad es también consumidora, pero sobre todo lo será si logramos generar las condiciones para que se desarrolle con autonomía, con las mismas oportunidades. El 15% de la población tiene una discapacidad, entre ellos, muchos adultos mayores. Si no hacemos, por ejemplo, un espacio físico, una aplicación, una web, un servicio, pensando en que no va a acceder la persona única estándar. Para una persona con discapacidad visual, comprar por internet es incluso más fácil que comprar en persona. Porque si voy a un supermercado tengo que estar con alguien. Si puedo comprar online con una experiencia de uso ágil, sin encontrar barreras digitales, puedo comparar precios, puedo tener una experiencia mucho más autónoma que yendo al supermercado.

- ¿Por qué no hay tantas páginas web accesibles?

- Hay una ley que exige que las páginas web cumplan con ciertos criterios de accesibilidad a nivel de algunas actividades, por ejemplo, los bancos. El 70 u 80% de las páginas web son usables, que no es lo mismo que accesibles al 100%. La accesibilidad tiene que ver con criterios técnicos, pero que hacen después al uso. Los principales problemas tienen que ver con el desconocimiento, con que no se incluyen estos criterios en la formación técnica de quienes desarrollan la idea o solo se incluyen como una exigencia técnica de la cual no se sabe bien qué hay detrás. Estamos trabajando con algunas empresas que están tratando de que la accesibilidad sea ofrecida como un diferencial. En algunos casos, son empresas que desarrollan para EE.UU. y ahí exigen cumplir con estas pautas. Acá existe una ley, pero no hay un órgano que controle su cumplimiento. Hacer algo accesible no es caro, sobre todo desde el principio.

 

 

- Dentro del universo de personas con discapacidad visual, hay muchas que la adquieren en la vejez. ¿Qué tenemos para aprender?

- Nos llegan personas adultas mayores con discapacidad adquirida, porque su primera necesidad es leer. Hoy la expectativa de vida se estira, las personas adultas mayores pueden realizar muchas actividades. Entonces, al empezar a solucionar un problema se visibiliza que hay otras oportunidades, otros caminos que se pueden volver a recorrer. Lo fundamental es entender que esta población, aun con una discapacidad visual o con dificultades para desplazarse, son personas que, si les dan buenas herramientas, van a seguir consumiendo, van a seguir participando y tienen mucho para aportar. Si pienso construir un edificio y lo hago con una rampa, le resuelve a la persona en silla de ruedas, pero también a la mamá que viene con el cochecito, al que viene con una valija. Pensar en diversidad hace que el espacio, que todo sea más potente.

- ¿Existe la accesibilidad total?

- Es difícil la accesibilidad total, porque hay muchas variaciones, diversidades, pero es la utopía; tenemos que acercarnos hacia ese horizonte. Al acercarnos, se aleja un poco más, pero mientras tanto estamos caminando. El concepto de diseño universal tiene que ver con esto, con que cuando diseñamos un espacio pensemos en diversidad en todos los posibles públicos. El hecho de que nos empecemos a hacer las preguntas significa que ya no son invisibles. Hace 20 años, las personas con discapacidad estábamos invisibles y los prejuicios, naturalizados. 

- Incluir a personas con discapacidad en la propia decisión de la inclusión: ¿ustedes participan activamente en las políticas?

- Eso es fundamental: no pensar por el otro. Pensar en incluir, generar espacios amigables, generar entornos accesibles, no generar barreras sin darnos cuenta, visibilizar. Es decir, pensar en el otro, no por el otro. Esto pasa mucho en discapacidad. Cuando una persona, desde su desconocimiento, cree que sabe qué es lo mejor para la persona con discapacidad quien, en definitiva, es la que sabe o va a explorar sus oportunidades  posibilidades.

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