Talento: ¿qué partido quieren jugar las pymes?
Pablo Orcinoli director de Prolugus
Pablo Orcinoli director de Prolugus
La conversación sobre el talento en el ámbito empresarial es un campo de batalla dominado por las grandes empresas. Ellas tienen los recursos, el marketing y la capacidad de promover narrativas algo exageradas y cuestionables, tanto en su búsqueda como en su resultado. Con el objetivo de convertirse en los lugares elegibles de empleo por excelencia comunican una promesa de marca atractiva, donde se destacan factores como el bienestar y la calidad de vida. Sin embargo, ese relato convive con una realidad bien distinta. Es que el mercado del talento no está libre de tensiones. A pesar de las expectativas generadas, la realidad es que los niveles de toxicidad y el burnout van en aumento. Y esto no es un relato, es un dato.
El estudio "Burnout 2024" de Bumeran reveló que el 91% de los trabajadores argentinos sufren de burnout, un nivel de agotamiento laboral que afecta tanto a los empleados como a los profesionales de recursos humanos. Este síndrome, caracterizado por el agotamiento físico, emocional y mental, se ha convertido en una realidad organizacional en la Argentina. El antecedente de la Gran Renuncia que ocurriera hace no mucho tiempo también lo demuestra de manera contundente.
A propósito del contrapunto en un mercado del talento dominado por las grandes empresas y las posibilidades de las pymes de competir y abrirse camino en ese mercado, el libro "Desconectados. Cuánto conocen las pymes al talento. Cuánto sabe el talento sobre las pymes" (*) plantea preguntas cruciales para las pequeñas y medianas empresas: ¿qué partido quieren jugar? ¿hasta qué punto pueden capitalizar las tensiones generadas por un relato desgastado?, ¿de qué manera pueden traccionar la conversación pública sobre el talento?, ¿qué narrativa pueden diseñar?, ¿con qué argumentos y con qué propuesta de valor pretenden seducir a los mejores? y, sobre todo, ¿hasta qué punto pueden ofrecer un contexto adecuado para que el talento trabaje y se desarrolle? En definitiva, qué cosas pueden hacer las pymes para lograr tener una voz protagónica y transformarse en lugares elegibles de empleo.
El contexto actual de desregulación en la Argentina, donde la "pelota vuelve a la cancha de la empresa", hace que estos disparadores sean aún más relevantes. Y los empresarios pyme lo entienden así. Si bien son conscientes que la gestión del talento ya no es una cuestión de mero cumplimiento, sino una pieza central para la competitividad y el crecimiento, la desconexión entre ambos mundos es preocupante.
Las universidades son el semillero del talento y es allí donde las empresas grandes van a reclutar. Lo hacen mediante búsquedas directas, convenios de pasantías o días de la empresa, entre otras modalidades. En dichos acuerdos institucionales, las empresas pyme conveniadas no llegan al 10% promedio. Teniendo en cuenta que el 98% de las empresas en nuestro país son pequeñas y medianas, el nivel de incidencia de estas en el lugar donde se debe reclutar es, por lo menos, poco significativo. Dicho de otro modo, no hay chance que el talento las conozca. Y esto se vuelve aún más preocupante al confirmar que el talento desconoce cuál es la oferta de empleo en las empresas pyme.
Si bien lo antedicho evidencia una fría relación entre dos mundos que se desconocen, pero se necesitan, las pymes tienen la capacidad y la necesidad de construir su propia propuesta de valor de manera diferenciada. No pueden ni deben competir con las grandes empresas en su propio terreno (salarios astronómicos, beneficios interminables). En un contexto donde el trabajo perdió relevancia - se pasó de "vivir para rendir" a "rendir para vivir" - la fortaleza de las pymes radica en aquellos factores culturales que las hace únicas: la cercanía con los núcleos de poder, el impacto del trabajo y el aprendizaje global del negocio, la agilidad y, sobre todo, el vínculo humano.
Entonces, la gran pregunta es si hay comunión entre lo que las pymes pueden ofrecer y los factores que el talento dice valorar. La buena noticia es que la respuesta es que SÍ, pero como "lo que no se comunica no existe" señala el axioma 1 de la teoría de la comunicación, hoy están fuera del radar. Las pymes necesitan tener una voz para patear el tablero, fuerte al medio.
La pelota está en su cancha. Y es el momento de que las pymes decidan qué partido quieren jugar. Si optan por la resignación y la invisibilidad, seguirán perdiendo talento. Pero si deciden abrazar sus fortalezas y construir un relato alternativo, tienen todo para competir.
*"Desconectados", de Pablo Oricinoli, será presentado en ESEADE a las 18.45. El evento contará con la participación del prologuista Pablo Barassi, director del MBA de esa institución.