Lejos de concebirse sólo como una herramienta técnica, la IA se consolidó como un vector transformador de modelos de negocio, capaz de reconfigurar sectores como el financiero, la educación y los servicios profesionales.
En ese sentido, en un panel del Forbes Game Changers - Innovation Summit, tres voces expertas debatieron sobre el presente y futuro de la IA como una plataforma modular y expansiva sobre la que construir innovación real.
Nahuel Bello, Head of Security Solutions en Mastercard South LAC, fue enfático al describir el futuro inmediato de los pagos digitales: "En 2030 no vamos a pagar más con tarjeta: vamos a usar biometría. Las tarjetas van a quedar guardadas en un cajón. Es un cambio cultural profundo". Para Bello, el cambio no es sólo tecnológico, sino de experiencia: "Lo importante es que para el cliente todo esto sea imperceptible, que ocurra en milisegundos y no se entere. La clave está en mejorar la experiencia de usuario y proteger contra el fraude".
Desde la consultoría, Pablo Cebro, Global Technology Platforms & Emerging Technologies Lead en EY GDS Argentina, alertó sobre una distorsión frecuente: "Suele pensarse como un proceso tecnológico, pero en realidad se trata de un proceso de cambio de negocios, que debe mejorarse y revisarse, y es ahí donde debe aplicarse".
Según Cebro, más del 80% de los proyectos de IA fracasan porque son impulsados por áreas de tecnología y no por los líderes de negocio. "La transformación a la nube fue liderada por técnicos; pero con IA, si no se parte del problema de negocio, el riesgo de fracaso es altísimo". Para él, el verdadero desafío no es la tecnología, sino el cambio cultural: "Tenemos gerentes que se resisten a usar asistentes basados en IA porque dicen que un 80% de precisión no es suficiente, cuando los humanos que reemplazan estaban en un 60%".
Este nuevo paradigma, dijo, transforma la función del trabajador: "Hoy, gracias a IA, un proceso que llevaba seis semanas lo hacemos en dos días. El cambio está en que ya no producimos de cero: diseñamos, supervisamos y corregimos. Más creatividad, menos ejecución mecánica".
Desde el ámbito académico, Claudio Righetti, director del Departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral, planteó una mirada estructural: "Uno de los principales desafíos de docentes y alumnos es entender que la inteligencia artificial es una aliada, con sus alcances y limitaciones, cuyo impacto aún no alcanzamos a dimensionar".
El académico destacó cómo el uso cotidiano de herramientas como ChatGPT obliga a repensar tanto las consignas pedagógicas como la evaluación de los aprendizajes. "Antes un estudiante buscaba en Google; hoy usa IA y en 15 minutos resuelve lo mismo. Necesitamos nuevas metodologías, nuevas consignas".
En la Universidad Austral, comentó, lanzaron una diplomatura de 130 horas para profesionales de distintas áreas, orientada no a formar técnicos sino a resolver problemas reales con IA: "Tuvimos desde abogados hasta un ingeniero nuclear que desarrolló un agente inteligente para calcular cambios de combustible en un reactor".
En el segmento financiero, Bello insistió en que "los defraudadores hoy tienen acceso a IA, lo que eleva su sofisticación". Mastercard, dijo, ya utiliza inteligencia artificial para detectar emociones y evitar fraudes vinculados a ingeniería social, como el llamado "fraude por romance". "Podemos detectar la velocidad de tipeo, la presión sobre la pantalla o pausas inusuales. Cuando la conducta emocional cambia, la transacción se bloquea o se pide validación biométrica".
La meta para 2030, reiteró, es una experiencia de pago sin fricción, basada en identificación digital y confianza. "Hoy cada transacción ya usa IA. El siguiente paso es que no se pidan más datos: ya estarán almacenados de forma segura. Eso nos lleva a un cambio profundo y estructural".
La inteligencia artificial ya no es sólo cosa de programadores o laboratorios futuristas. Hoy, se convirtió en la base sobre la que se diseñan nuevas experiencias, se redefinen negocios y se entrena talento para desafíos que ya llegaron. La IA ya no es un complemento: es la plataforma sobre la que se construye todo.
Al cerrar el panel, la pregunta giró hacia el talento: ¿cómo escalar proyectos de IA y formar los equipos adecuados? Para los tres expositores, el futuro de cualquier startup o unidad de negocio pasa por integrar la IA como base estructural.
"Una startup sin inteligencia artificial está fuera de juego", sostuvo Cebro. "La diferencia entre un ingeniero con IA y uno sin IA ya es determinante. La pregunta hoy es: ¿qué valor humano le agrego a la IA?".