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Fabián Kon: "El financiamiento tiene que ir a inversiones, no al gasto público"

Florencia Radici Forbes Staff

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El Gerente General de Banco Galicia es optimista frente al nuevo cambio de ciclo que vendrá. "El modelo de déficit fiscal está agotado", asegura.

28 Marzo de 2023 15.08

“El 2022 fue un año complicado para la economía argentina. El escenario de alta inflación es un desafío muy grande para los bancos en términos de rentabilidad.

A pesar de eso, logramos una rentabilidad positiva”, arranca su balance Fabián Kon, gerente general de Banco Galicia. Y completa: “La demanda de crédito cayó por varios factores, como la nominalidad: cuando las tasas se acercan a números de tres dígitos, es complejo. También impactó la incertidumbre política por el proceso eleccionario, que provoca postergación de las inversiones”.

A pesar de este contexto, Banco Galicia creció en cantidad de clientes y en digitalización: a diciembre, el 80% de los clientes minoristas activos operan digitalmente. Son más de 2,1 millones que usan canales digitales, entre la app y el online banking, donde además se registraron más de 17 millones de transacciones monetarias, que representan el 98% del total (incluyendo los canales físicos).

Tuvieron muchos lanzamientos…

Lanzamos Inviú desde Grupo Galicia, una plataforma de inversiones que está creciendo geométricamente. Es B2B2C, porque atiende no solo a los inversores, sino a los asesores. También Nave, una propuesta de adquirencia para comercios. Además, lanzamos Nera, una propuesta de vertical para el agro, desde la que, por ejemplo, se pueden tomar créditos contracosecha, que se pueden pagar con granos.

Entrar al negocio de adquirencia es una estrategia que se repite en los bancos. ¿Por qué?

Antes estaba Prisma, la empresa de los bancos que hacía esto. Por una regulación, los bancos tuvimos que vender, y eso generó más competencia en el negocio de adquirencia. Es importante porque los comercios ya son nuestros clientes, entonces es una continuidad de servicios. Por eso en el mundo los bancos participan del negocio de adquirencia, es como una extensión natural. Los bancos corren el riesgo de ser desintermediados, porque va a aparecer una fintech que tome el tema, así que todos extienden su trabajo, pero con soluciones específicas para cada vertical.

¿Cómo ven a 2023?

Presenta el desafío del cambio de contexto económico. Argentina está llegando a un momento en que tiene que haber un cambio en la forma en que se administran las finanzas públicas. Es un país que en las últimas décadas ha gastado más de lo que ha recaudado, financiado con deuda y con emisión, que genera inflación y deuda que muchas veces no pudimos pagar y terminamos defaulteando o reperfilando. Ese ciclo de Argentina terminó definitivamente. El país necesita ir a un programa de equilibrio fiscal muy rápido. Todo lo que necesita Argentina es que las finanzas públicas contribuyan positivamente al desarrollo del país. El financiamiento tiene que ser para inversiones, no para el gasto público. Cualquier partido que gane tiene que ir a un cambio de modelo. Este modelo está agotado, ya no tenés posibilidades. No es sostenible políticamente esa propuesta porque no te vota nadie. Viene un cambio en Argentina, soy bastante optimista, y tiene que venir por nuevas reglas macroeconómicas, por un mercado ordenado, un mercado único de cambio. Argentina tiene que empezar a normalizarse. Necesitamos marcos regulatorios estables y bajar los impuestos.

Hay una distorsión impositiva, ¿no?

Si vas a un programa de crecimiento no necesitás bajar impuestos, porque bajás nominalmente el impuesto, pero seguís recaudando igual. Pero sí, por ejemplo, el impuesto a los débitos y créditos. Que una pyme tenga que pagar 1,2% porque le pagaron y le paga a un proveedor es un incentivo al pago en efectivo, que es un pago no registrable, que probablemente no sea declarado y eso te baja la recaudación. Los impuestos distorsivos cumplen el efecto de achicar la recaudación y no de aumentarla. Argentina necesita ir a un programa de normalización que incluya una baja gradual de impuestos. No tenés que bajarlo el día uno, pero sí salir a anunciar tus objetivos de baja de impuestos en los próximos 5 años para que el mercado vea un camino positivo. Soy optimista.

Independientemente de quién gane, tiene que hacer estos anuncios…

Para mí hay un fin de ciclo. Porque si no lo hacés, tu primer año va a ser muy complicado y tus elecciones legislativas van a ser malísimas. Escuchás a los políticos hablar hoy y me parece que todos se están dando cuenta de que el ciclo de emitir dinero espurio y repartirlo no genera prosperidad ni crecimiento, sino pobreza, inestabilidad económica y falta de inversión. Hay un consenso que, está bien, nos llevó 60 años.

Todo en un contexto de un sistema financiero chico...

Hoy Banco Galicia tiene el nivel de capital más alto de la historia. El capital está, lo que está faltando es un contexto macroeconómico en el que vos como empresa puedas decidir tomar un préstamo a tres o cuatro años. ¿Hoy a qué lo tomás? A 80, 90, 100. Entonces vas manejando más el corto. Ni hablar el mercado de individuos. Se toman préstamos personales, con tasas al 100, porque la gente entendió que la cuota se va licuando.

Pero no hay hipotecas, que son un factor central de todos los instrumentos financieros del mundo.

¿Con qué índices de inflación sería posible pensar en volver a un sistema de créditos hipotecarios?

Te puedo decir lo que pasó en el gobierno anterior. Cuando la inflación empezó a bajar, comenzó a volar, pero cuando la inflación empezó a subir se derrumba. El otro tema importante es que los argentinos aprendamos que estas instituciones, como el crédito a largo plazo, no se pueden cambiar con cada Congreso que viene. Porque si quiero que un convenio a 20 años funcione y siga funcionando durante un siglo o dos... Si subió la inflación y digo: “Ahora la gente no va a pagar, va a pagar otra cuota”, el que presta se va a abrir. Hay un tema de cambio de reglas de juego de institucionalidad que Argentina también tiene que aprender a respetar, porque es lo que te da crecimiento en el largo plazo, solvencia. Si Argentina fuera a equilibrio fiscal la inflación bajaría muy rápido y en un año podemos ya estar lanzando un sistema hipotecario. Tenemos los capitales para hacerlo y eso dinamiza la construcción. Para 2023 somos razonablemente optimistas porque pensamos que puede haber un cambio en Argentina que posibilite otra agenda.

¿Es un año de wait and see?

Va a ser un año de poco o nulo crecimiento del PBI, incluso algunos economistas pronostican caída, por eso la baja inversión e incertidumbre. Va a haber tensiones, como las que hay ahora con el tipo de cambio, con cómo se financia el Tesoro. Es una tensión que obedece siempre a la misma génesis: un Estado que gasta más de lo que recauda y que después tiene problemas para financiarse.

Entonces, va a haber problemas e incertidumbre, probablemente movimientos del tipo de cambio. Pero también, si empieza a haber propuestas de los candidatos más razonables, van a ser como dos fuerzas encontradas, por un lado la crisis y por otro algunos inversores que van a anticiparse. Hoy ves los activos argentinos y no valen nada, hay una oportunidad para un país que crezca y se desarrolle. Pero vamos a ver estas dos fuerzas: el ruido político e inversores que están empezando a ver que puede haber otra Argentina. Y vivir como hoy con un Estado al que le cuesta el financiamiento a largo plazo y tiene que estar financiando a corto su necesidad.

¿Qué impacto ves sobre el canje de deuda anunciado?

El impacto debería ser positivo, porque no le estás dejando al próximo gobierno un vencimiento cuando asume, lo tiene más extendido en el tiempo, con lo cual debería ser más fácil para la próxima Tesorería administrar sus necesidades. El Estado es uno, no importa quién gobierne, cuando se vaya uno y venga otro el Estado tiene que seguir funcionando, pagando jubilaciones, salarios y gastos. El financiamiento del Estado no puede estar sujeto a elecciones. Cuando hay real independencia del banco central, la tesorería es independiente al ruido político. 

También tenemos que aprender eso los argentinos: el Estado tiene que tener un camino de financiamiento indepen-
diente de las elecciones o los cambios de mando. Eso no pasa en Argentina, lamentablemente el ruido político afecta la macro en dos minutos.

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